Eizi Matuda y el Jardín Botánico de Toluca

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El pasado 5 de julio el Cosmovitral de Toluca cumplió 39 años de existencia. Ese día de 1980 vino el presidente José López Portillo a inaugurar la obra junto al gobernador Jorge Jiménez Cantú, el artista Leopoldo Flores y el arquitecto encargado de ésta, Gerardo Lechuga Gil, acompañados de la secretaria de Turismo, Rosa Luz Alegría, el alcalde de Toluca, José Antonio Muñoz Samayoa, así como los ex alcaldes Laura Sentíes Echeverría y Arturo Martínez Legorreta.

 

Por supuesto, se trató de un evento masivo al que asistieron decenas de convidados, entre ellos personas a quienes no se da reconocimiento, como los supervisores, artesanos emplomadores (empezando por Bernabé Fernández), herreros, jardineros, intendentes, pintores, iluminadores, eléctricos y otros cuyos nombres pueden consultarse en el folleto Cosmovitral, editado en 1980 por la Dirección de Prensa y Relaciones Públicas del gobierno estatal.

 

Hubo un asistente que particularmente me interesa: el ingeniero y biólogo Nobuyaki Atzuma Matsuo, diseñador del Jardín Botánico. Y es que este jardín es una gran obra a la que poco se presta atención, puesto que es opacada por la majestuosidad del Cosmovitral, único en su tipo en el mundo. Sabemos que fue el gobernador Jiménez Cantú el artífice de la idea de aprovechar el antiguo espacio por su amplitud y el aire que corre, por la luz y el calor que acumula; y el artista creador del conjunto monumental fue, por supuesto, Leopoldo Flores. Pero realmente sabemos poco de Matsuo, nuestro diseñador japonés.

 

El caso es que a fines de los 70 estuvo al lado de Flores, junto con el maestro Víctor Corona, para realizar la obra a ras de suelo como parte integral de la remodelación del antiguo mercado 16 de Septiembre: un jardín paradisíaco protegido por el manto de la bóveda celeste llena de vitrales mitológicos, que contiene desde su origen más de 400 especies herbáceas y florales instaladas en poco más de 3,500 metros cuadrados, con motivos científicos y de ornamentación para el conocimiento de los visitantes, y que fue realizado como parte de la hermandad entre el Estado de México y la prefectura de Saitama, Japón, representados respectivamente por las ciudades de Toluca y Urawa.

 

Respecto a la metodología utilizada por Matsuo también se sabe poco pero, para el diseño y la instalación del jardín, es posible asegurar que las plantas provinieron de invernaderos de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo cierto es que la selección de las especies se llevó a cabo teniendo la guía de los estudios realizados por otro japonés: Eizi Matuda.

 

Matuda nació en la emblemática ciudad de Nagasaki, el 20 de abril de 1894. Estudió botánica en Japón, en la China Continental y en la Isla de Taiwán. Se trasladó a México en 1922, llegando primero a Chiapas. A principios de los 50 viajó a la ciudad de México para ser profesor en la UNAM y trabajar en instituciones y sociedades científicas forestales y botánicas. De 1955 a 1972 trabajó para la Comisión Botánica Exploradora del Estado de México instituida por el gobernador Salvador Sánchez Colín, continuando su trabajo en los periodos de Gustavo Baz Prada, Juan Fernández Albarrán y Carlos Hank González. Al terminar se trasladó a Lima, Perú, donde murió en 1978.

 

La Comisión realizó trabajos en todas las regiones naturales de la entidad para el conocimiento de la flora, el aprovechamiento de las recursos vegetales, la formación de un herbario y la divulgación de resultados de la investigación, los cuales se publicaron en ese periodo en 30 fascículos escritos por Matuda y el maestro Maximino Martínez (botánico mexicano nacido en 1888 en Real del Monte, Hidalgo, y fallecido en 1964 en la ciudad de México).

 

En 1979, el gobierno estatal, a través de la Dirección del Patrimonio Cultural y Artístico encabezada por Mario Colín y bajo el sello Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, publicó en tres tomos (casi 1,600 páginas) la obra Flora del Estado de México, edición facsimilar con los fascículos publicados durante 19 años (1953-1972) por Matuda y Martínez, con apoyo de Ignacio Piña Luján, quien ordenó los temas que registran más de 6 mil especies vegetales.

 

Como se observa, la publicación de esta obra se realizó tres lustros después de la muerte de Martínez y sólo un año después del fallecimiento de Matuda. Más aún, el Cosmovitral se inauguró dos años después de la muerte de Matuda, pero sus trabajos sirvieron de base para la selección de las plantas que ornamentan el Jardín Botánico, entre cuyas variedades se cuentan las siguientes (únicamente se registran los nombres comunes):

 

  • Americanas. De México: Nochebuena, Lele, Pata de Gallo, Copite, Petrea, Flor de Mayo, Arete y Camedor; Centroamérica: Petrea (Panamá), Arete, y Calatea; Sudamérica: Flor de Mayo (Ecuador), Arete, Camedor, Azucena Roja, Calatea, Peperomia y Jacaranda blanca (Brasil), Buganvilia (Brasil y Perú), Floripondio (Perú) y Retamas (Estados Unidos).

 

  • Asiáticas. Todo el continente: Árbol del Pan y Rododendro; China: Tulipán, Gardenia y Azalea; Japón: Níspero y Azalea; India: Cojón de gato y Mifafa; Vietnam: Pilea; el Himalaya y Afganistán: Jazmín amarillo.

 

  • Africanas. Todo el continente: Tulipán; Sur de África: Ave del Paraíso; Madagascar: Flamboyán y Tulipán.

 

  • De todo el mundo. Orquídeas.

 

Casi en el centro del Cosmovitral un busto rinde homenaje a Eizi Matuda, el cual, por supuesto, muy poca gente reconoce. También existe una linterna de la amistad, obsequio de la Prefectura de Saitama que honra la hermandad entre Saitama y ahora conocida como Urawa y Toluca, la cual mucha gente también desconoce.

 

Por ello exhorto a los visitantes, sobre todo a los toluqueños, a que la próxima vez que entren no sólo observen hacia arriba los vidrios de colores, también que recorran los pasillos y miren hacia abajo, que disfruten de las diversas especies de plantas y lean las fichas técnicas descriptivas. Pero sobre todo, que conozcan al japonés que inspiró la parte vegetal de este sitio.