Héroes y Heroínas

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Tiempos de héroes y grandes personajes; el estudio da cuenta de brillantes generaciones; seguirlas lleva a entender la política; no todos hemos comprendido la herencia que nos dejaron con su ejemplo ético y moral: comportamiento de principios humanos: amor a la patria y al pueblo. Verlo independiente, no sólo de libertad para los criollos, que son los principales promotores de esta rebeldía al reino de España. Con la visión de José María Morelos, porque el pueblo merece liberarse del yugo español.  El texto Próceres de la Independencia en América, publicado en 1968, por la Secretaría de Educación Pública de México, trae movimientos de todo el continente: Treinta y cinco años después de la insurrección de las colonias inglesas de Norteamérica, las colonias españolas se sublevaron también contra la metrópoli. Fueron las causas: 1ª. El ejemplo dado por los norteamericanos (1776); 2ª. El secular descontento de los americanos postergados por el absolutismo borbónico, y 3ª. La propagación de las doctrinas políticas de la Revolución Francesa. Desde el río Bravo y hasta la Patagonia, el continente latinoamericano se llena de espíritu insurrecto y gritos por la Independencia. Corre como reguero por tierras, montes, montañas y cordilleras. Héroes que son recordados con gratitud ante las gestas en cada país; comprueban los sacrificios que se hicieron para alcanzar la Independencia.

 

En tales batallas y guerras por doquier quedaron personajes de gran renombre: Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos, entre muchos, que en México quedaron en el camino al ser fusilados o asesinados de manera cruel por el odio realista.

 

Estudiar esta historia enseña los sacrificios y caminos que los héroes debieron de transitar, nombres que admiramos: El Libertador, Simón Bolívar, con la utópica idea de crear con el nombre de Estados Unidos de Colombia a los países sudamericanos. Adhiriendo Bogotá, Venezuela y Granada. Relevante es la tarea de José de San Martín en la creación del estado argentino y la liberación de Chile y el Perú. Los nombres se desgranan: Francisco de Miranda, iniciador de las guerras de Independencia en 1805; Antonio José de Sucre y Alcalá; José Gervasio Artigas y Bernardo O’Higgins. Los hombres de la América que se deseaba libre y democrática. Junto a ellos, en lugares olvidados pensemos en las mujeres del Sur.

 

Ellas no recibieron, en la mayoría de los casos, un justo trato. En la Argentina se recuerda a Margarita Sánchez de Thompson, o a Juana Azurday, heroína de la lucha en el Alto Perú, y declarada primera generala del ejército argentino en el año 2009. De Leona Vicario se recuerda, que durante los años de 1814 y 1815, sigue los avatares del Congreso, acompañando a su esposo don Andrés Quintana Roo, quien es diputado y presidente de la Asamblea Popular. Al revisar la vida de ella y de su marido, nos preguntamos si la suerte o el destino existen, pues sobreviven a muchos momentos en que pudieron ser fusilados sin miramientos. Los recuerdos son muchos –y le vienen a la mente–, desde su escapatoria la primera vez,  disfrazada de negra llevando materiales en huacales de tinta y moldes de madera para seguir haciendo el periódico de los rebeldes; va acompañada de quien ha de ser en el futuro su esposo, pues se cuenta que tres insurgentes fueron los que lograron su liberación, entre ellos Andrés Quintana Roo. Lo que demuestra el carácter indomable de uno y de otro, en este amor ejemplar en la historia mexicana (de la misma manera habremos de recordar el amor entre Benito Juárez y Margarita Maza de Juárez); siempre al servicio de los Insurgentes.

 

Tal era el afecto por su persona –cuentan–, que el propio José María Morelos le  hace llegar una carta de afecto, desde Chilpancingo dándole una pensión con fecha de 22 de diciembre de 1813 (dos años después esa será la fecha en que fusilaran los realistas, en Ecatepec al generalísimo Morelos); la carta da muestras de que, tanto realistas como insurgentes, sabían de la importancia de esta mujer en los hechos del movimiento de esos años. Sus pesares fueron muchos, pero su reciedumbre no cejó en enfrentar todos los sinsabores con tal de ver a su patria libre del dominio español. Recordemos que sus pesares comenzaron cuando sus bienes son confiscados por los realistas, al comprobar su participación desde los inicios del Grito de Independencia en 1810.

 

Se dice que con mayor afecto tomó este rumbo por la cercanía de Ignacio Allende que era novio de una de sus hijas y que fue fusilado junto a Hidalgo por desgracia.

 

La historia dice que de 1817 a 1820, Leona Vicario, fue confinada por el gobierno del Virrey al ser atrapada como enemiga del Imperio español. Cito al columnista e investigador Rodrigo Sánchez Arce, hijo destacado de don Alfonso Sánchez García, ya cronista de la ciudad de Toluca y destacado periodista. Dice Rodrigo: Leona Vicario, además, tiene raíces en Toluca por su madre Camila y sus tíos Agustín Pomposo y Fernando Fernández de San Salvador, estos últimos, notables abogados enemigos de la insurgencia. En 1813 se casó con el joven abogado Andrés Quintana Roo, con quien se unió a las filas insurgentes. Luego de la derrota de Morelos, Leona y su marido, ambos prófugos de la justicia, anduvieron a salto de mata, hasta que se acogieron al indulto, viviendo en Toluca en la miseria. Su estancia le hace recordar que sus padres tienen mucho que ver con esta ciudad conservadora de pocos miles de habitantes. El estudioso investigador Rodrigo Sánchez Arce cuenta que: Leona Vicario, además, tiene raíces en Toluca por su madre Camila y sus tíos Agustín pomposo y Fernando Fernández de San Salvador, estos últimos notables abogados enemigos de la insurgencia. Además, que el tiempo que estuvieron en Toluca, derivado del indulto que le dieron a Leona y a su esposo Andrés Quinta Roo, vivieron en la miseria.

 

Cuentan los estudiosos, que el poderoso ministro y adinerado personaje Lucas Alamán, en el año de 1842 –año en el que fallece Leona–, se dedica a denigrar su memoria. Señalando a Andrés y a ella, como hacendados pulqueros, ofendiéndolos por vender pulque y embruteciendo a la gente con esa bebida. Esto es relevante, porque rebela como el conservador, odiaba todo lo que Leona Vicario y Andrés representaban para la patria. Lo que él no pudo ser en el recuerdo de la historia: un personaje amado y respetado al paso del tiempo, ya que estuvo de parte de la reacción siempre, y jamás participó de hechos de guerra derivado de su posición de adinerado propietario de empresas y tierras en aquellos años.

 

Ciudad, a la que el poeta Enrique Carniado calificó de tacita de plata, y que en el tiempo de Leona Vicario, nos enteramos, que en la década de los treinta de ese siglo, el poeta cubano y principal promotor de la literatura y la educación en Toluca, José María Heredia y Heredia, decía que no pasaba de ocho mil habitantes. Sólo 13 años después de la obligación de Leona de vivir en la capital del enorme estado de México enclaustrada (nada comparado con lo que es hoy por su territorio tan pequeño la entidad al iniciar la vida independiente, se crea el 2 de marzo de 1824, se funda como Estado de México y su territorio abarca hasta el puerto de Acapulco, en este territorio se incluye Tixtla, Guerrero, lugar donde nació Ignacio Manuel Altamirano).

 

Mujer ejemplo de rebeldía en favor de la patria. Si todo lo que es clásico en la vida humana es un hecho excepcional: se comprueba porque el héroe de la patria se olvida de su persona; entrega al pueblo su idea de justicia, democracia y libertad; En la vida política, ejemplos son pocos de aquellos que luchan por ideales colectivos y no personales. Leona Vicario es prueba de ello. Por eso no es extraño que repose junto a los principales libertadores de nuestra patria, en la Columna de la Independencia desde 1925 (sus restos sólo fueron extraídos de tal lugar en el año 2010, para una Exposición en Palacio Nacional, por el Bicentenario del Inicio de nuestra Gesta libertaria. Revisar cada ejemplo de mujer en la historia de América es una lección cívica de gran interés y justicia social. Es tan importante, pues ha de ser la prueba, como escribe Leona Vicario, que las mujeres son iguales en sacrificios y amor por la patria como el hombre.