LA FRAGILIDAD DE LA NIÑEZ DE HOY
La inseguridad ha creado un modo de vida distinta al que existía hace décadas. El crecimiento de la población en las ciudades, diferentes grados de la violencia en las calles y especialmente la malicia del ser humano son causas de este padecimiento entre las nuevas generaciones.
Hoy en día, los niños crecen en la otra inseguridad, la que es transmitida por sus padres, vecinos, amigos y la gente que los rodea, porque vivimos en un país donde a diario hay boletines de emergencia por parte de la alerta Amber sistema de notificación de menores de edad desaparecidos, implementado en varios países desde 1996. AMBER es un retroacrónimo en inglés de America’s Missing: Broadcasting Emergency Response pero que originalmente hace referencia a Amber Hagerman, niña que fue secuestrada y días después localizada sin vida.
Los niños de hoy no contarán con una niñez como la que tuvimos los adultos de ahora, las nuevas condiciones de inseguridad han cerrado puertas y ventanas en los vecindarios. Ya no salen a jugar a las canicas, ni a los pichados, ya no saben jugar al «amo a to» ni a la matatena, ni al stop, ni a doña blanca, tantos juegos que conocí en mi niñez. Los videojuegos, la tablet, el celular y el internet los mantiene en esa forma de vida donde el viento es un desconocido y la naturaleza es poco apreciada.
Sus hogares se han convertido en ese espacio cerrado, donde el mundo exterior es conocido por una Pantalla luminosa que les entretiene cuando están aburridos. Niños aislados de lo que pasa alrededor, audífonos y el celular ha sustituido carritos de juguete verdaderos y muñecas. La imaginación de ensueño y las historias inventadas se concretan a un pasado.
Los niños en edad escolar son llevados a la escuela, encargados con alguna vecina cuando la madre o algún familiar no pueden ir por ellos a la hora de la salida. La angustia de que algo les suceda es algo con lo que vivimos los que tenemos hijos de esa edad.
Qué mundo se está construyendo detrás de ese cristal frágil donde los niños viven hoy, crecen con el temor de que algo les puede suceder. Las escuelas enseñan cómo defenderse, qué acciones debe tomar el niño abordado por un desconocido. Sin embargo a pesar de esas medidas preventivas en México desaparecen menores de edad todos los días.
Según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED). En el 2016 ocurrieron cuatro desapariciones al día de menores de edad. Le llamaron el año siniestro. Son miles de historias conocidas de menores desaparecidos donde aún sus padres tienen la esperanza de encontrar a sus hijos.
La implementación de leyes más severas ante estos casos, puede ser una solución para no criar a esos hijos en la inseguridad, pues es preocupante que aprendan a vivir con el miedo de no ser independientes y de truncar hasta cierto punto su desarrollo y su autoestima. La niñez en la fragilidad que se rompe cuando un niño hace falta en un hogar.
Me gustaría volver a escuchar a los niños jugando con su ruido particular para saber que el mundo es más justo en su mirada feliz y su sonrisa espontánea, se puede vivir en esa paz que el horizonte tiene, en esa seguridad que a la niñez puede abrazar.