Tiempos de guardar

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Sólo hay dos formas de vivir la vida:

una, es pensando que nada es un milagro

y la otra, es creer que todo lo es.

 

Albert Einstein                                                                                                                                              

 

 

He inventado un mundo contra otro que no pensé vivir; escribo, leo, escucho, camino en este espacio, invento un día y quizá los que siguen. En este tiempo, se extraña la calidez de las personas y las opciones de vida que están fuera de las casas.

 

Este periodo ha sido una confrontación de diferente índole para cada uno de nosotros, como cualquier adicción, no ha respetado condición social, edad, sexo ni género.

 

Platico con los conocidos y aunque estamos aprendiendo a vivir con nosotros mismos, este momento de separación social, tiene una estela de desesperación. Deseábamos tener todo el tiempo de mundo para leer, escribir, hacer todo aquello pendiente.

 

Después de intentarlo todo en nuestros espacios, ya no fue sencillo sobrellevar la situación porque terminamos dejando las cosas inconclusas dentro de casa, la lectura y escritura iniciadas o llegamos al hartazgo de lo que inicialmente fue una aventura.

 

El momento crucial, fue cuando se perdió el sortilegio de hacer lo que tanto nos gustaba y nos vimos desengañados por la rutina, lo novedoso se convirtió en cotidiano y peor; el estrés, depresión, apatía y angustia se fueron apoderando del interior.

Hoy no puede ser así, se hizo lo que se tenía que hacer, se pensó lo que se tenía que pensar. Llegar a una reinvención de nosotros mismos está por darse. Pensar que el sin sentido de la existencia nos gane es perder la batalla ante la vida interior. ¿Cuál es la verdadera muerte? ¿Aquella que nos han vendido a través del miedo y la impotencia?

Riño contra la desesperanza, la corro a cada mañana y cada noche. Busco dormir con palabras tranquilizadoras y desde hace algunas semanas atrapo el primer pensamiento de amor a la vida. Asumo el tiempo de vivir para amarme desde estas paredes que son el templo que protege el cuerpo, el espíritu.

Es  tiempo de guardar la vida, de conservar los sueños, de proteger las ilusiones, de alentar la paciencia y abrir los ojos del espíritu proveedor del amor aun en tiempos de coronavirus.