+6 Aspirantes a alcalde en Coparmex; Yo el supremo y AMLO; Sexo, impudor y partidos

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La frase

Epico. Histórico. Inolvidable. 10 jugadores en el campo que nunca entrenaron juntos, sin suplentes enfrente un equipo completo con arquero y cambios. Ganó el disminuido (River Plate) que tiene 20 jugadores con Covid. Superó obstáculos con resiliencia. Como si Amadeo Carrizo sostuviera a Enzo Pérez desde el cielo. Qué impredecible y maravilloso es el futbol.

MARCELO ROFFE            (Psicólogo que alguna vez estuvo en el Toluca)

ASPIRANTES EN COPARMEX: Seis de los aspirantes a la alcaldía de Toluca se reunieron con integrantes de Coparmex para hablar de sus propuestas y criticar, sobre todo, a Juan Sánchez Gómez.

Alfonso Nava de los Reyes de Movimiento Ciudadano, recriminó los 85 millones de pesos que Juan Sánchez se ha gastado en promocionar su imagen y señaló que la mentira y la traición también son corrupción, 85 millones de pesos por pegar una foto, es inmoral.

Raymundo Martínez Carbajal fue tajante al hablar de la seguridad que ha ofrecido Juan Sánchez como alcalde: “Lo

que ha hecho es insuficiente, nos ha robado la seguridad. Los esquema que ha seguido son ocurrencias como la renta en lugar de compra de patrullas”.

Sexo, impudor y partidos

(Sátira política que provoca risas sardónicas)

Por: Memo Lestas, Telas Poncho y Parcho

Cuando se abrió el debate electoral en Toluca, la lectura en monitor, papel y telepronter, seguía ahí.

En el conversatorio de los borregos cimarrones de Toluca, auxiliado de un monitor, Pan Robó Olfo Sánchez Gómez leyó a su gusto un miniinforme de gobierno, culpó a la pandemia de sus desatinos y mintió a sus anchas en diversos temas. Lució colmilludo y ensayado, mañoso y ensañado contra la pandemia, apenas asomando la cabeza en el monitor y seguro de estar protegido tras una transmisión vía zoom.

En esa misma encerrona borreguera, auxiliado de asistentes, monitor, papel y telepronter, Ray Inmundo Martínez Barbaján leyó a disgusto en monitor, papel y telepronter. Todo su teatrito vía zoom se le vino abajo: sus videos pintorescos se interpretaron como muestra de soberbia, su presentación en diapositivas nunca se pudo ver en pantalla como apoyo didáctico, su lectura en papel lo hizo ver improvisado y culminó de forma precipitada su ruinosa participación a la hora que de forma grosera -ordenó a su séquito- ¡el telepronter!

En esa trasquilada de borregos cimarrones de TolucaPoncho Telas Naranja rompió la solemnidad del protocolo. A Nava Naranja le tocó cerrar la pasarela de exposiciones y fiel a su estilo, se lanzó a la yugular de Pan Robó Olfo a quien desnudó como mentiroso y tendencioso, mientras que se abstuvo de hacer leña del árbol caído con el fiasco expositivo de Ray Inmundo. El ciudadano naranja cuestionó que la inseguridad pública, el tema de mayor importancia para Toluca haya sido omitido como parte del diagnóstico actual del municipio, también que la recuperación económica debe incluir a las mujeres desocupadas porque alcanzan 1 millón 800 mil que perdieron sus empleos y todavía no los recuperan.

En el diálogo organizado por coparmexPan Robó Olfo Sánchez Gómez no pudo leer e improvisó unos microinformes y recurrió a piruetas verbales mediante sus clásicas generalidades para darle vuelta a los temas sin adentrarse en ellos. Tampoco encaró de frente a ninguno de sus contrincantes que sí le soltaron menciones expresas sobre su gestión municipal. Con timidez intentó descalificar, pero al ignorar el destinatario de su contraataque se diluyó cualquier efecto. Pan Robó Olfo quedó desnudo ante las reiteradas críticas, sin mostrar la suficiente agilidad mental para seguir proponiendo y al mismo tiempo sacudirse la andanada de cuestionamientos que se le formularon con cargo y nombre. El minuto y medio de tiempo por intervención doblegó el cinismo con que miente Pan Robó Olfo y varias veces tuvo que ser callado por la chicharra calla rolleros.

Repuesto de la pésima actuación discursiva del día anterior, Ray Inmundo Martínez Barbaján prescindió del monitor y capturista así como del floor manager y el telepronter, pero no, jamás pudo soltar el papel con el guion elaborado por sus redactores de discurso. Armado con los escritos que le preparan sus asesores, Ray Inmundo intentó presentar como suyas las ideas generales que leía pero que jamás alcanzó a explicar en qué consistían tales propuestas que enunciaba. Eso sí, su equipo de marketing político no durmió redactando los ataques y jingles, aspecto en que se presentó menos tímido y más cariñoso, al grado de llamarle Juanito Pan Robó Olfo y reclamarle: Juanito ya no nos robes, Juanito ya te robaste, Juanito nos robaste… La pifia del equipo de pompa y acompañamiento, Ray Inmundo la cometió al final del evento al llevar un ciento de acarreados con banderas, matracas y tamboras, al más miserable estilo del prianredé para que lo levantaran en hombros como si de ese diálogo hubiera salido victorioso, cuando su calificación a media tabla apenas alcanza para un certamen de lectura de acordeón y apuntes en una exposición en la escuela. La campana silencia choreros tuvo que interrumpir las intervenciones de Ray Inmundo quien mostró poca calidad en el manejo del tiempo de un minuto y medio por turno de hablador.

En el diálogo de coparmex en que se insistió al resto de los participantes no rasguñar a Pan Robó Olfo y Ray InmundoPoncho Telas Naranja le dio vuelta al formato de diálogo. Así, en tres de los cuatro bloques le dio naranjazos a Pan Robó Olfo que sólo alcanzó a abrir los ojos de susto o quién sabe si de coraje. Lo dicho en este espacio, el ciudadano Alfonso Nava Naranja ha demostrado ser la conciencia crítica de los candidatos a la máxima silla choricera.

¿Modelo de gobierno? Bien dicen los que afirman que leer abre el panorama y la visión de los lectores o de cualquier persona que se acerque a un libro, no necesariamente debe ser un profundo conocedor, pero si se requiere de madurez y criterio para identificar lo que es real y lo que pertenece a la ficción.

Tal parece que la lectura, en exceso, de los libros de caballería convirtió a Alonso Quijano en un personaje que se trastornó por lo que en aquel tiempo se llamaban fantasías acerca de las aventuras de los caballeros que todo dirimían a través y con el uso de las armas y que todo aquel que no coincidiera con su pensamiento eran sus enemigos como los molinos de viento. Dentro de esa locura era capaz de construir ideas que se acercaban a la genialidad, no a la ingenuidad.

Todo esto viene, porque al recordar lo que ocurre y se da en nuestro país con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador nos acerca a evocar las acciones de lo que en su momento escribió, el mejor novelista que ha dado Paraguay, Augusto Roa Bastos, quien dejó este mundo el 26 de abril de 2005, quien por cierto en uno de sus muchos viajes a nuestro país, visitó y estuvo casi una semana en nuestra ciudad de Toluca en  la casa del Leopoldo Flores.

Lo conocimos en el mes de noviembre de 1974, cuando vino como jurado para dirimir el premio Novela México, donde resultó ganadora la que escribió Jorge IbargüengoitiaEstas ruinas que ves. También en ese año circuló en nuestro país la novela más reciente que había escrito hasta el momento Yo el supremo en donde da el testimonio de la dictadura del Dr. FranciaJosé Gaspar Rodríguez de Francia, quien ejerció el poder dictatorial desde 1814 hasta 1840, es decir 26 años para deshacer lo que otros construyeron.

Corresponde esta novela a lo que ideó Carlos Fuentes al concebir un libro colectivo con el nombre genérico de Los padres de las patrias, en donde se abordarían esta temática de la dictadura, no se concretó, pero Augusto y otros autores las escribieron por separado y las dieron a conocer. Todos se remiten a lo que realizó en su momento Ramón María del Valle Inclán, autor español quien inició o dio vida a las novelas esperpénticas al deformar la realidad con el uso de rasgos grotescos y absurdos. Aquí hay que detenernos en estos conceptos lo grotesco y lo absurdo.

Al hablar con los mejores autores contemporáneos que ha dado la literatura escrita en español y en otros idiomas siempre indicaron que la realidad superaba, con mucho, a la imaginación o a la ficción. De ahí que el dramaturgo Eugene Ionesco para escribir su Teatro del absurdo siempre le daba la importancia y consideraba, como oro molido, sentarse en las bancas de los parques y escuchar lo que decía la gente. Material útil para sus obras como Las sillasLa lección y La cantante calva.

Incluso al asistir a la presentación de éstas, siempre abandonaba la sala 10 minutos antes de que concluyera la representación para escuchar, cuando ingresaba a contraflujo, los comentarios de los espectadores para mejorar el texto de lo que había escrito y representado. Así se construyen las grandes obras.

Regresando al tema de Roa Bastos con Yo el supremo, de 1974, con 468 páginas en la primera edición de la editorial Siglo XXI y a la representación de lo que escribe Ionesco, él hace teatro que reinterpretan los actores. En nuestro país hay uno que no es autor, que no es mandatario, que no es presidente, pero que sí lleva a cabo la representación, a pie juntillas, de lo que escribió hace 47 años el autor paraguayo, para que lo represente como si se lo ordenaran en su gobierno, en donde todo juzga, todo cuestiona y todo condena sobre todo, si es del pasado reciente y no del actual. Nadie diría que es un mal lector al contrario, rescata un texto no vigente porque en este momento nadie lee aprovechando la coyuntura de la aparición de una serie de aparatos que distraen la atención de los lectores que combina los textos con la imagen y acapara la atención de lo que se quiere decir sin que se detengan a pensar en lo que vieron o leyeron.

En pocas palabras Yo el supremo es un conjunto de textos que giran en torno al dictador en donde se hace lo que él pide, exige, amenaza para que se lleve a cabo. Es ilustrativa su estructura en donde le dicta a su asesor cómo quiere que se escriba lo que piensa:

Quiero que en las palabras que escribes haya algo que me pertenezca. No te estoy dictando un cuenticulario de nimiedades. Historias de entretén –y– miento. No estoy dictándote uno de esos novelones en que el escritor presume el carácter sagrado de la literatura. Falsos sacerdotes de la letra escrita hacen de sus obras ceremonias letradas. En ellas los personajes fantasean con la realidad o fantasean con el lenguaje.

Qué les espera a sus colaboradores, así comienza:

Yo el Supremo Dictador de la Republica Ordeno que al acaecer mi muerte, mi cadáver sea decapitado; la cabeza puesta en una pica por tres días en la plaza de la República donde se convocará al pueblo al son de las campanas echadas al vuelo. Todos mis servidores civiles y militares sufrirán pena de horca. Sus cadáveres serán enterrados en potreros de extramuros sin cruz ni marca que memore sus nombres. Al término de dicho plazo, mando que mis restos sean quemados y las cenizas arrojadas al río….

“¿Dónde encontraron eso? Clavado en la puerta de la catedral, excelencia. Una partida de granaderos lo descubrió esta madrugada y lo retiró llevándolo a la comandancia. Felizmente nadie alcanzó a leerlo. No te he preguntado eso ni es cosa que importe, Tiene razón Usía, la tinta de los pasquines se vuelve agria más pronto que la leche. Tampoco es hoja de gaceta porteña ni arrancada de libros, señor. ¡Qué libros va a haber aquí fuera de los míos!”

López Obrador siempre presume que vive de la venta de sus libros y de las conferencias que ha dado, las cobra bien, eso le permitió vivir por más de 20 años, sólo que no se conocen los títulos de éstos, ni en dónde le pagaron para dar un discurso o hablar de la realidad cuando se carece de lenguaje.

Es probable que no lo haya leído o si lo hizo fue sin dirimir lo que es la ficción de una realidad. Tal vez pensó: si los conservadores tienen como textos para su arte de ejercicio de la política El príncipe de Maquiavelo, por qué Yo no el de Roa Bastos. Murmura en los pasillos y corredores de palacio en donde habita, hace y deshace con la historia y con el gobierno que ostenta en donde declara una cosa y realiza otra que nada tiene que ver con su palabra, que como dice: se las lleva el viento.

Donde no oír es más conveniente para pensar con calma, sin nerviosismo, de un tema a otro, sobre todo cuando no le conviene o es contrario a lo que desea, si es que lo desea; si lo quiere, si es que lo quiere; de hacer, si es que lo desea hacer.

Todo juzga, todo cuestiona, nada resuelve. Los problemas brotan como hongos, no le interesa resolverlos porque sus colaboradores sólo ven para su persona. No será esta forma una nueva versión de la corrupción. El tiempo lo dirá.