Hijos del Algoritmo
Abro los ojos, me despierto, otra vez a las diez y media de la mañana. Aún no enfoco bien mi vista y mi mano derecha ya está buscando a tientas mi teléfono celular, el último grito de la moda, lo último en tecnología… y también, lo último que suelto al irme a dormir.
Me dormí a las cuatro y media de la mañana, ya estaba acostado en la cama, pero seguía con el teléfono apuntándome a la cara con su dañina luz azul, lo bueno es que uso anteojos especiales para repeler ese tipo de luz. Que ¿qué es lo que hago, y por qué me duermo tan tarde? No lo entenderían, en ese aparato está mi trabajo, mi diversión, mis relaciones, en pocas palabras, ahí está mi vida.
Me dedico a llevar las redes sociales de varias marcas, trabajo para una agencia, entonces es mi labor y deber estar al tanto de todo lo que se dice en las distintas plataformas: la azul, que dicen que es para viejitos, la de imágenes, la de videos cortos, la de videos largos, la de sólo texto… en fin. No me puedo despegar de mi teléfono. En mis ratos libres, suelo jugar en línea con otras personas, de distintas edades y nacionalidades. Obvia decir que mi trabajo es desde casa, no tengo para qué salir, así que suelo vestir en calzoncillos tipo bóxer y playera; ya cuando lo requiere la ocasión, me pongo un short, y siempre ando descalzo, aun y cuando la otra vez me fracturé el dedo chiquito del pie por pegarme con la esquina de un mueble. A pesar de ello, sigo viviendo descalzo, parece que no aprendo.
Otra cosa que disfruto hacer en mis ratos libres es hacer activismo de sillón. Opinar de diversos temas y defender las causas que considero de importancia. Sí, yo sé que mi algoritmo está todo influenciado por todo lo que veo, leo y escucho, incluso, lo que hablo a través de mi teléfono inteligente, y que día a día se sigue nutriendo de todo lo que le proporciono de alimento, mediante mis publicaciones y opiniones. Lo sé perfectamente, y es por ello que la pantalla sólo me muestra cosas que van acorde con mi manera de pensar, y de actuar. Y de esa forma se lleva una vida más simple y sencilla porque se evita el pensamiento; ya no se tiene que pensar, ya todo lo muestra la pantalla. Ya no hay diferencia entre bien y mal, ya todo es mi equipo, contra otro equipo. Y ya sólo ciertos tipos de población tienen permitido quejarse o actuar. Básicamente si eres: hombre, blanco, heterosexual, con buen poder adquisitivo y mayor de treinta, no tienes permitido nada. Pero yo llevo un par de años rompiendo esa regla.
Lo que quiero comprar, lo que quiero publicar, lo que quiero ver, incluso lo que quiero buscar, ya lo sabe de antemano mi teléfono y me muestra varias opciones, ordenadas por mis gustos y opiniones, así que cuando yo o alguien creemos que estamos eligiendo libre y conscientemente no hay nada más alejado de la verdad. Lo que realmente estás seleccionando para comprar, publicar ver y buscar es algo que fue puesto de manera predeterminada por el algoritmo de tu teléfono que a su vez responde a todo un complejo sistema parecido a una red neuronal.
El sistema nos tiene controlados y luego yo, que ando publicando cosas de libertad e igualdad… debo ser el hazmerreír de la comunidad.
Sobre este tenor, mi vida empezó a ser bastante cómoda; les decía que al trabajar desde casa, y con eso de que, ahora puedo hacer mi súper por medio de una aplicación, puedo ver películas por medio de otra aplicación, puedo jugar y pasar el tiempo libre por medio de otras aplicaciones y puedo ver a mis contadas amistades por otras tantas aplicaciones, pues el conseguir pareja fue también por medio de otra aplicación.
Fui bastante claro con ella, le dije que no me gustaba salir, que me engento muy fácilmente, que sufro de ansiedad social, que nos evitemos todas esas cursilerías de estar saliendo a cafecitos y cines y que vayamos directo al grano.
Ella, al parecer pensó y actuó igual que yo, y ¿de qué otra forma puede ser? si básicamente nos presentó el Algoritmo. Mi hijo y su madre viven por su cuenta, del otro lado de la ciudad, cuando lo veo suelo decirle que, su madre y yo, nos conocimos por medio de una aplicación, así que bien puedo bromear con él, y decirle que es un hijo del Algoritmo.
