+Abelardo Martín Miranda; experiencias en el tren: transgreden las reglas; señoras con perro, entran con bebidas y alimentos; abuelas y niños corriendo; mexicanos nunca respetamos reglas

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La frase:

¿Cuánto tiempo durará limpio y utilizable en condiciones de excelencia el tren llamado Insurgente?

ES PREGUNTA

EL DETALLE: El primer vocero que tendrá el gobierno estatal bajo ese título, es Abelardo Martín Miranda, quien es licenciado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cuenta con más de 40 años de experiencia en el ámbito de la comunicación en México, tanto en prensa y radio, como en televisión.

Desde 1968 se ha dedicado al periodismo y la comunicación socialIntegrante de la Junta de Gobierno de la Agencia de Noticias Notimex, ha ocupado las direcciones de Comunicación Social de las secretarías de Educación Pública (SEP), de Economía (SE) y de Desarrollo Social (Sedesol), así como del Instituto Federal Electoral (IFE), de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), entre otras dependencias.

Abelardo

En la Presidencia de la República desempeñó el cargo de director General de Información, y también fue titular de las áreas de comunicación de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y de Ferrocarriles Nacionales de México. En el sector privado fungió como coordinador Corporativo de Comunicación de Teléfonos de México (TELMEX) y del Banco Mexicano Somex, así como responsable de enlace y comercialización en empresas periodísticas. Hasta el lunes, se desempañaba como responsable de comunicación en el Senado de la República.

Sea bienvenido y que sea para bien del Estado de México.

CARTA DE RAQUEL GALVÁN, SU EXPERIENCIA EN EL TREN

Lamentable, ninguna de estas prohibiciones se respeta.

Estimado licenciado Guillermo Garduño, por este medio deseo compartirle mi experiencia como usuaria del Tren Interurbano El Insurgente. Deseo escuchar su opinión y la de su auditorio.

Debo confesar que hasta el momento he hecho uso del Tren en cuatro ocasiones, una de ellas alrededor de la 1:00 pm el martes de la semana pasada, una más el sábado por la noche (alrededor de las 8:30 pm) y la tercera, este lunes, cerca de las 5:00 pm. Lo hice para aprovechar que este mes, por su inauguración, el servicio es gratis y por curiosidad, la segunda vez, porque quería vivir la experiencia de noche y la tercera ocasión, porque leí una nota que decía que no había baño en las estaciones y quise corroborarlo.

Debo confesar, también, que no revisé en todas las estaciones, pero al menos en la estación de Metepec, sí hay baños. Están ubicados a las afueras (adjunto fotos). No hice uso de ellos, así que no puedo dar mayores detalles.

Pero sí quisiera hacer algunas observaciones sobre la importancia de que los usuarios seamos respetuosos de las reglas, y comprendamos que éstas son por nuestro bien, para nuestra seguridad y para cuidar que el Tren esté en las mejores condiciones.

Panorámica.

Las indicaciones sobre lo que no se puede hacer a bordo de los vagones y en las mismas instalaciones son claras: Zona libre de acoso sexual; favor de no entrar con alimentos, zona libre de humo de cigarro, prohibido entrar con mascotas, prohibido patinar en alrededores, y para escaleras y ascensores: No usar en sismo o incendio.

Pero es increíble cómo personas de todas las edades rompen esas reglas.

La primera vez que usé el tren, me tocó ver que una usuaria llevaba en sus brazos a su mascota –un perrito chihuahua–, me pareció curioso, pero resulta que la segunda ocasión que lo usé, vi que en los señalamientos se prohíbe ingresar con mascotas, entonces ¿por qué no obedeció la usuaria? Otra de ellas iba consumiendo una pera, aunque también está prohibido comer a bordo del Tren. No vi qué hizo con su basura al terminar la pera, pero quiero creer que la guardó para desecharla en su hogar y no que la tiró, porque, por cierto, lo que sí no hay en las estaciones son botes de basura.

La segunda vez, que fue el sábado por la noche, fue la más decepcionante. Según las indicaciones: no se puede ingresar con alimentos ni bebidas, aun así, de una familia integrada por cuatro, los dos menores llevaban sus bebidas. Por otro lado, al momento de bajar las escaleras y subir para abordar otro tren, el personal de seguridad debe estar atento porque no falta quien, por querer abordar el tren antes que nadie, corría. Me tocó ver en especial que una abuelita, con un niño de alrededor de 11 años de edad, corrieron para ser los primeros en subir las escaleras, iban tan rápido que ni siquiera escucharon al personal de seguridad que les dijo: Sin correr, por favor.

Lo más decepcionante, fue la conversación que escuché de otra familia, antes de bajar en la estación de Metepec. Esta familia estaba integrada por papá y mamá, una joven de unos 20 años y un pequeño de unos 11 ó 12 años de edad. Esta fue la conversación que escuché, luego de que el sonido recordó que está prohibido consumir alimentos y bebidas a bordo del Tren:

Adolescente: Es absurdo que no se permita comer y beber en el Tren, cuando ya sea hasta la Ciudad de México, ¿dónde va a desayunar la gente?

(Yo pensé, ¿en su casa, antes de viajar? ¿o al concluir su viaje, en su trabajo?) Pero la mamá respondió en un tono resignado, por no decir, orgulloso: Sí, es que los mexicanos nunca respetamos las reglas.

Esperando.

La hija respondió: No, pero además de eso, deberían poner reglas más realistas, que la gente sí esté dispuesta a cumplir.

La mamá dijo de nuevo: Es que los mexicanos nunca respetamos las reglas.

Todo mal en esa conversación. Fue decepcionante y estuve a punto de darles un discurso sobre que las reglas no se ponen o se quitan en función de la comodidad personal, sino de la comodidad y la seguridad de todos, para mantener el orden, etcétera. Es frustrante ver que la gente piensa así, porque quiere decir que no comprende qué es el respeto, ni la civilidad. Con razón no resulta extraño ver tantos conductores que se pasan una luz roja u ocupan los lugares de estacionamiento destinados para personas con discapacidad, o se estacionan sobre una banqueta porque nomás voy a estar un ratito, o transeúntes que se pasan las avenidas a mitad de ellas y no en los pasos peatonales, arriesgando su vida, entre otras muchas acciones que ya se ven como algo normal.

Pregunto: ¿De verdad es tan difícil seguir las reglas y comprender que en cualquier lugar son la base del orden y de la sana convivencia, que son para nuestra protección?

La tercera vez que usé el tren, este pasado lunes, fue más decepcionante aún. Debo confesar, de nuevo, que después de lo que pasó las dos ocasiones anteriores iba con ojo crítico. Había mayor número de usuarios. Antes de abordar, vi a una madre con dos menores, calculo que el niño tendría unos 9 años de edad, y la niña unos 3 ó 4… ¡la niña se estaba colgando de un barandal! Y fue el niño, ¡el niño!, el que le dijo: Bájate… a lo cual, claro, la niña no hizo caso y continuó en lo que seguramente para ella era un juego, mientras la mamá no dijo ni pío, es más, me atrevería a decir que ni siquiera la estaba observando. No quiero ni imaginar si la niña se hubiera golpeado y se hubiera lastimado, ¿la madre aceptaría la responsabilidad o buscaría hacer responsable al tren?

Además de eso, la tarde del lunes, por el mayor número de usuarios, nuevamente gente empujando, corriendo, o quedándose parada de repente, jugando en las escaleras eléctricas. Y aunque supuestamente cuidan que el ascenso y descenso se dé por separado, en la estación Metepec hubo un momento que, los usuarios que querían subir, no nos dejaban salir y se hizo un caos… En fin.

Este miércoles viajé de nuevo en el Insurgente y confirmé que el ascenso y descenso es un caos en ciertas estaciones y a ciertas horas del día, cuando hay mucha gente, sumado a que las personas no atienden la indicación da dar prioridad a personas de la tercera edad y discapacitados para subir. Tampoco respetan los lugares preferenciales señaladas para personas de tercera edad, con discapacidad o embarazadas.

La tarde de este miércoles en la estación de Zinacantepec se llenó mucho. Un grupo de unos 10 jóvenes, una señora y su hija no se anticiparon a acercarse a la puerta al llegar a la estación de Toluca (en Torres y Pino Suárez), por lo que no pudieron bajar todos, por lo lleno del vagón, porque entraba mucha gente y porque el tren no esperó más de 30 segundos. De ese grupo solo dos jóvenes bajaron y el resto quedó en el tren.

Lo tomaron con humor e iban riendo. Tuvieron que bajar en Metepec para abordar el tren de nuevo, ahora de regreso a la estación Toluca.

Además, me tocó que, en Lerma, el tren no salió pronto, estuvo esperando unos 10 o 15 minutos hasta que llegara más gente y se llenara más el tren. Una mujer que iba hablando por celular, se quejaba de eso. No sé a dónde iba, pero según ella esas esperas la retrasaban demasiado y dijo a su interlocutor que prefería ya no viajar en el Tren porque perdía mucho tiempo.

También me tocó ver, de nuevo, gente corriendo para abordar el tren. Ojalá no haya accidentes ¡Más consciencia por favor cuando usemos el tren!

A bordo.

De verdad espero que la gente tome consciencia. Esta obra es importante, pero también depende de la ciudadanía dar el mejor de los usos y que esté en las óptimas condiciones, que haya limpieza y que la experiencia sea grata, pero sobre todo, que sea segura.

En cuanto a lo positivo, puedo decir que es muy grato disfrutar de la vista panorámica que ofrece el tren, y que permite hacer un trayecto que, de otro modo, sería más caro y llevaría más tiempo, de manera rápida y cómoda.

El personal de seguridad del Tren hace un gran trabajo, pues auxilia a personas de la tercera edad o a quienes van con personas en silla de ruedas para facilitar el uso del tren, indicándoles donde pueden abordar para mayor comodidad, dándoles preferencia o auxiliándoles para hacer uso el ascensor, entre otras cosas. Así que, mi reconocimiento para ellos.

Gracias por este espacio. Mis mejores deseos para usted y sus lectores y escuchas. Ojalá ellos puedan también compartir sus observaciones, su opinión y experiencias a bordo del Insurgente.

Baños-

¡Excelente semana para todos!

Atentamente, Raquel Galván (toluqueña, 65 años).