Ayer se me perdió, pastando lo dejé… (Segunda Parte)
Me detengo unas líneas más en Roque Dalton, él mismo compartió que después de sus primaveras chilenas, de vuelta en El Salvador, redujo distancias con el Partido Comunista, esto, paralelamente a que empezaba a publicar sus incipientes creaciones poéticas. Sin duda estaban influidas, nada menos y nada más, por Pablo Neruda. Paradójicamente, su país se hundía en una racha de gobiernos militares con la guerra fría como paisaje. Una realidad que no parecía congruente con Roquito como lo llamaba Galeano al afirmar que hacía reír hasta a las piedras. Era capaz de romper los lugares comunes, entonces nadie menos solemne, nadie con más facilidad para hacer reír hasta las horas más negras, siempre incluso dispuesto a aventarse a pecho abierto contra el peligro, nadie más accidentado, así es como lo recuerda su amiga Elena Poniatowska.
Sin embargo, fue un hombre que por ideología o más bien por contrariar al régimen de poder, fue en varias ocasiones arrestado, hasta que finalmente partió al exilio en México, desde donde viajó hacia los países del bloque soviético, y es entonces cuando su creación se vuelca comprometida. Esta creatividad es homenajeada por Silvio Rodríguez bajo la idea que él mismo comparte: componer por componer, cantar por cantar, son cosas que nunca he entendido. También hace mucho eco lo aportado por el mismo Roque en el sentido siguiente: parece que para nosotros latinoamericanos ha llegado el momento de estructurar lo mejor posible el problema del compromiso, así lo compartía de viva voz conversando con Mario Benedetti, a quien confesaba: lo que escribo está comprometido con una manera de ver la literatura y la vida a partir de nuestra más importante labor como hombres: la lucha por la liberación de nuestros pueblos. Finalmente se estaciona en Cuba, donde entablaría amistad con el trovador Silvio Rodríguez, quien le escribiría una de sus más sentidas canciones… Se me ha perdido ayer..!
Parecería entonces una gran proeza explicar el significado de la canción-homenaje al comentado escritor, una creación sin duda de alto vuelo lírico. Podemos comenzar por la voz del mismo Silvio: Me ha proporcionado un buen montón de placeres y sorpresas, es lo que nos regala sobre la rola que dará título a su quinto álbum de estudio, y remata con un contundente doquiera que lo mostré desencadenó un furibundo afán de hacerme saber dónde se hallaba mi unicornio perdido. Así es que según cuenta el músico, comenzaron a llegar cartas, cables y mensajes, aparecieron fotografías, libros, pegatinas, postales y dibujos de toda variedad de unicornios, obsérvese la portada Unicornio… siguiendo con la voz del cantautor: Incluso recibí noticias hasta de dónde sé que jamás iría a pastar no sólo el mío sino cualquier otro (…) Es extraño, pero alguna gente ve cosas donde no las hay, o lo que es peor: no pueden ver las cosas que ciertamente existen.
Si expurgamos la letra de Unicornio, seguramente encontraremos algunas pistas acerca de su verdadera historia. Encontraremos sin duda, sentimientos como la añoranza, el regocijo o la pérdida: Mi unicornio azul ayer se me perdió / pastando lo dejé y desapareció / cualquier información bien la voy a pagar / las flores que dejó no me han querido hablar. Mi unicornio azul ayer se me perdió / no sé si se me fue / no sé si extravió. Y yo no tengo más que un unicornio azul / si alguien sabe de él / le ruego información / cien mil o un millón / yo pagaré.