+Barrera Díaz ratificó denuncia conmtra el audio falso; Universitarios de UAEMéx deben evitar su destrucción; Tendremos peores jueces, magistrados y ministros, pero, eso sí, electos “democráticamente”
La frase:
Denigrante espectáculo en la UAEMéx con lo que faltaba…
LAS PINTAS
Y CARLOS EDUARDO BARRERA RATIFICÓ DENUNCIA
Las calumnias y mentiras se dirimen en lo legal, antes de subirse a la tribuna mediática y así lo acredita el actuar del rector, Carlos Eduardo Barrera Díaz, quien ratificó su denuncia ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México en contra de quien resulte responsable por la circulación de un audio falso que pretende dañar su imagen y reputación.
Este jueves, el dirigente de la Máxima Casa de Estudios mexiquense acudió a las oficinas de la fiscalía para continuar con el proceso legal ante el dolo de esta estrategia mediática que pretende desacreditar el proceso de sucesión.
El mensaje es claro: no se tolerarán actos que empañen a la institución y afecten la investidura de la rectoría, pero ante este nivel de agresiones se debe actuar con cautela y evitar el calor de la tribuna mediática.
EDIFICIOS DE UAEMéx AMANECIERON PINTARRAJEADOS
Edificios de la Universidad Autónoma del Estado de México amanecieron este jueves 24 de abril pintarrajeados, vandalizados, destruidos, en un claro reflejo del proceso de degradación al que está siendo sometida esa institución, en el marco de la elección de Rectora en el que muchas cosas se han hecho mal desde el principio. Dicen que no se pueden obtener buenos resultados cuando el procedimiento se pauperiza desde el origen. Y eso es cierto.
Fueron afectados planteles de los campus de Colón, Jesús Carranza, el Cerrillo, varias escuelas preparatorias y el edificio de rectoría recién pintado a principios a finales de febrero con motivo del último informe.
Se trata de un novedoso proceso construido con las viejas prácticas, las formas añejas con las que se construyó la política institucional universitaria, con todos los negros intereses que convergen en la Máxima Casa de Estudios del Estado de México, y, quizá lo peor, ejecutado por un grupúsculo de personas que carecen de experiencia y de capacidad. Hoy lo demuestran.
Nadie se esperaba en qué terrenos iba a terminar este proceso de elección. Nuestra Universidad –porque es de todos los mexiquenses— está siendo conducida a un peligrosísimo desenlace en el que difícilmente alguien saldrá bien librado. Ni la candidata oficial por la que se ha invertido tanto, desde tantos frentes, ni sus patrocinadores que han sido capaces de empeñar hasta la casa a cambio de salir beneficiados, aunque sea con la sobrevivencia.
Pero la más afectada, por supuesto, es la institución, cuyo prestigio y grandeza se ha puesto en entredicho y su estabilidad y viabilidad hoy se debate entre la vida y la muerte.

Ha sido denigrante el espectáculo al que hemos sido convocados, como simples espectadores del proceso de destrucción al que están sometiendo a una de las instituciones que, por muchos años, tuvo los mayores niveles de aceptación y credibilidad entre los mexiquenses, pues, es evidente, hay algunos a los que les conviene más su desprestigio que hacer algo por su rescate y garantizar su existencia.
Lo más valioso que tiene la Universidad es su gente. Todos y cada uno de quienes dan fuerza a sus programas de estudio, a su vida institucional, a sus actividades deportivas y culturales, y no se vale que un puñado de desadaptados intenten sepultar algo tan grande que tiene esa institución, su propio nombre, pues en él se encierra mucho de lo que es y ha sido por casi 200 años.
Como saben que no tienen capacidad ni experiencia para ganar el proceso y demostrar sus propias capacidades por la vía institucional, hoy buscan descarrilarlo. Descarrilar el proceso para la sucesión universitaria es un tema que a nadie conviene.
No conviene a los docentes, a los trabajadores y mucho menos a los cerca de 100 mil estudiantes que cursan sus estudios en las preparatorias, escuelas y facultades de la Universidad Autónoma del Estado de México, que de acuerdo a sus estatutos deberá iniciar una nueva etapa de cuatro años de vida institucional a partir del 15 de mayo próximo.
Y es que luego de los intentos fallidos por descalificar a la aspirante más fuerte, por lo menos aparentemente, no encontraron mejor estrategia que tratar de enrarecer el proceso enfocando sus baterías hacia quien preside la Comisión Electoral de la institución ¡Cuidado!
Lo que queda por delante es recomponer, pero para eso se necesita cerebro y voluntad política. Es tiempo de que alguien asuma el liderazgo de la situación y del proceso mismo, el cual no debe ni puede seguirse observando a larga distancia, es momento de entrarle, y a fondo, desde las entrañas, pues si alguien está interesado en descarrilar la elección, también debe haber alguien que esté interesado en volver al carril lo que aparentemente está fuera de éste.
La Universidad es mucho más grande que este intento golpista, los universitarios son muchos más, más capacitados y más cerebrales para saber qué es lo que les conviene y qué es lo que les hace daño. No son tan manipulables como alguien cree. Se trata de mujeres y hombres que si bien están en formación académica ya tiene varios años que su criterio se integró y están preparados para tomar sus propias decisiones.
Las pintas que aparecieron en los edificios universitarios sí se ven horribles, si están mal, pero son una expresión de lo mal que se han hecho las cosas. Es momento de lavar las paredes de la infraestructura universitaria, con toda la energía, y de la misma manera tallar todo lo que se ha hecho mal y recomponer la grandeza de la institución.

TENDREMOS PEOR PODER JUDICIAL, PERO BIEN DEMOCRÁTICO
La especulación volvió al proceso electoral que se llevará a cabo para renovar buena parte del Poder Judicial federal y el propio del Estado de México. Las acusaciones de un lado y del otro sobre la participación en éste de indeseables que no cumplen siquiera con el promedio de 8 puntos para ser jueces, ministros o magistrados, y evidenciar que hay defensores de narcos como aspirantes a esos cargos, está haciendo mucho daño a la elección que tendrá lugar el próximo 1 de junio.
Cada vez que la elección del Poder Judicial parece encarrilarse, parece que hay alguien interesado en sacarla de curso, y lo peor es que se hace con cuestiones que debieron de haberse cuidado desde un principio, lo que pone de manifiesto que la elección se hizo prácticamente sobre las rodillas y que los supuestos sistemas de control que se prometieron desde el principio nunca existieron y hoy más que nunca no sirven para nada.
Lamentablemente, con todo y todo, no habrá reversa, si acaso parches en el camino, pues evidentemente el tiempo no alcanza para hacer todo el numerito una vez más, desde cero, a la mayoría morenista le urgen colgarse la medalla y hacer creer a mexicanos y extranjeros que se hizo un gran avance con la democratización del Poder Judicial, aunque la realidad supere esa fantasía.

No los propios morenistas están convencidos de que se vayan a entregar buenas cuentas a los mexicanos, y, una vez más, no se pueden obtener resultados positivos de algo que desde el principio está mal diseñado, mal hecho y pésimamente ejecutado.
Quizá desde ahora se nos pida a los mexicanos estar pendientes y vigilantes de que los que sean electos cumplan y se apeguen a los principios de legalidad, como si ésta hubiera sido nuestra responsabilidad, como si nosotros hubiéramos hecho las cosas tan mal hechas como se han venido haciendo.
Pero somos un pueblo más que resiliente, y si hemos sido capaces de aguantar casi un siglo de malos gobiernos y los últimos seis de administraciones de fantasía, seguramente pasaremos este nuevo trago amargo y enfrentaremos con gallardía un Poder Judicial peor que el que tenemos ahora, pero, eso sí, con la sonrisa en la cara y la satisfacción de que los nuevos no serán malos, serán pésimos, pero electos democráticamente…