Boleros a mi abuelo
Querido y aguzado lector, esta semana comparto con usted unas sentidas palabras, este fin de semana conmemoramos, mi familia y yo, el aniversario luctuoso de mi abuelo materno, el señor Agustín Heriberto González Bobadilla. Un hombre que estuvo en el instante que llegué a este mundo y que yo estuve para cuando el dejó este mundo; fue y sigue siendo, de cierta manera, un gran compañero de vida.
Sirvan también estas líneas como homenaje a todas las personas que fallecieron repentinamente, en un accidente.
Boleros a mi abuelo
Fueron tus ojos
los que me dieron
el dulce tono para estas palabras,
anhelo de besos, abrazos y ternuras
que sabías brindar.
Te quiero, dijiste
mi muñequita linda,
mi reina,
sí te quiero mucho
mucho, mucho, mucho
siempre, hasta morir.
Pensar que toda una vida estarías conmigo
me estarías mimando
entregándome en el altar.
Tanto tiempo disfrutamos del amor, la alegría
bastaría con volverte a ver
conversar.
De mi vida doy lo bueno
porque es lo que me enseñaste a dar.
Tenerte muy cerca
mirarme en tus ojos
estar junto a ti
sin sentir el miedo
de perderte otra vez
mi sueño de ayer.
Recuerdo de tu viejo San Juan
el barrio de San Juan
de tus noches de infancia
de tus cuitas de amor,
Calimaya, tierra de tu amor.
Sin ti, no podré vivir jamás
y pensar que nunca más
estarás junto a mí
llora mi abuela,
sin ti, qué le puede ya importar
sin ti, no hay clemencia en el dolor,
inútil será el quererte olvidar.
Dicen que la distancia es el olvido
pero yo no concibo esa razón
porque yo seguiré siendo el cautivo
del dolor de tu adiós.
Supiste esclarecer mis pensamientos
cuando me diste tu consejo,
ahuyentaste de mí los sufrimientos
con tu cariño.
Hoy mi playa se viste de amargura
porque recuerdo cómo tuviste que partir
entre mares de locura,
cuando la luz del sol se esté apagando
yo seguiré esperando
hasta que debas regresar.
Me hacen daño tus ojos, inmóviles
me hacen daño tus labios, enmudecidos
me hacen daño tus manos, frígidas.
A mi sombra le pregunto
¿es verdad lo que vi?
Flores negras del destino
nos apartan sin piedad
pero el día vendrá
en el que nos volvamos a encontrar.