CAJAS CHINAS Y MATRIOSKAS

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Son tantos los yos que en mí, murieron.

Esther Tusquets.1978

Una conseja del siglo XIII asegura que quien se disponga a leer TODO el libro de Las Mil y Una Noches, morirá antes de terminar su lectura. Esto lo refiere el traductor y arabista Juan Vernet, quien concluyó con buena salud, la traducción de esta fascinante recopilación de historias orientales, apócrifas, de diverso origen y género. En mi caso, sigo también por aquí, por tanto, parece que esta conseja no se cumple… o no siempre, al menos. ¿Y tú, la has leido? Quizá hayas escuchado alguno de los cuentos que Scherezadenarraba a su esposo el rey Schahriar, a fin de salvar su propia vida y las de todas las doncellas del reino porque tras la infidelidad de su primera esposa– el soberano había decidido ejecutar, en cada noche de bodas, a las jóvenes que desposaba. La astuta Scherezade, se las arregló para atizar la curiosidad del rey mediante fábulas nocturnas cuyos finales abrían nuevas tramas que ella, prometía desentrañar en la noche siguiente y así continuó, por mil y una noches, hasta que el rey, prendado de ella y sus historias, desistió de su oscuro propósito.

Dice el libro, en su primera página: La enseñanza de los antepasados es un modelo para quienes vienen detrás y el hombre saca provecho de lo que ha acontecido a sus semejantes; considera los acontecimientos de los pueblos, lo que les ocurrió y lo tiene en cuenta. Tal vez, la antigua conseja pretendía afirmar que es imposible leer un libro en construcción, con el final en suspenso ya que, en ese entonces, Las Mil y Una Noches era una especie de memoria común de la humanidad a la cual, se le iban sumando nuevas leyendas que la tradición oral repetía en distintas épocas y culturas con diferentes protagonistas y motivos. Sostiene Vernet que, incluso Alejandro Magno, era aficionado a estas historias que lo mantenían vigilante y alerta, y no me extraña, estos cuentos pueden retratar lo peor y más vulnerable del espíritu humano, y poner en guardia todos los ánimos.

La técnica de historias que abren otras nuevas, es muy usada, y recibe el nombre de cajas chinas porque, tal como en el juego, abres una caja grande y resulta que en su interior hay otra, y dentro de ella, otra, y otra más. También se les llama matrioskas. ¿Las conoces? Son esas muñecas rusas talladas en madera y decoradas a mano– que tienen la apariencia de una madrona (madre campesina) y alojan en su interior hueco, a otra muñeca idéntica de menor tamaño que, a su vez, alberga a otra muñeca que contiene otra réplica diminuta. Encuentro que la humanidad se asemeja a un ensamble de cajas chinas: Somos historias nacidas de otras historias y damos a luz otras nuevas; somos miembros de comunidades más grandes, ecosistemas de otros ecosistemas; dentro de nosotros, habitan ¡comunidades de células! en cuyo interior existen ¡más comunidades de células! (y microorganismos), y en esa misma dinámica, comparo al ser humano con una matrioska     –mamushka, en América Latina– toda vez quelas circunstancias, el aprendizaje, el dolor y el amor, van erosionando los miles de yos que construimos para afrontar la vida, soltando prejuicios, expectativas vanas, brasas de ira, miedos, resentimientos e ignorancia, y revelando nuevos yos hasta tocar nuestra esencia más profunda: la más sólida y más pura, la que agradece el viaje interior porque al final del camino, enriquecidos por todo aquello que nos regalaron las olas, comprendemos que la travesía es, al mismo tiempo, nuestro destino.

Se cuentan cosas sobre el escultor Miguel Ángel Buonarroti, como cuando un bloque de mármol blanco, entre la maleza de los talleres de la Opera del Duomo, llamósu atención. El enorme monolito fue desechado antes por dos artistas, pero Miguel Ángel lo miró con cuidado y decidió que en esa roca tallaría su David. Más tarde,explicaba cómo el mármol lo había elegido a él, y reiteraba su increíble visión con estas palabras: Ho visto un angelo nel marmo e ho scolpito fino a liberarlo (He visto a un ángel en el mármol y esculpí hasta liberarlo). Dicen que el italiano de 1.60 mts. de estatura, llegó a dar un martillazo en la rodilla a su David, mientras le reclamaba: ¿Por qué no me hablas?, tanto se involucró con su visión que la consideró parte de su realidad. Años después, el genio veinteañero respondía en forma similar, al ser preguntado por su extraordinaria obra, La Pietá: La escultura estaba ya dentro de la piedra, sólo he retirado lo que sobraba.

No sé cuál sea tu relación con la escultura, en mi caso, sólo tengo el talento de apreciarla pero tal como el escultor sabemirar la belleza atrapada en la roca y picar lo que sobra, a fin de liberar a los personajes que visualiza; la deliciosa tarea de viajar hacia nuestro interior, conocernos, retirar las capas de negatividad, apego insano, temores infundados, viveza criolla, violencia y todo aquello que sobra en nuestras vidas… está en nuestras manos. ¿Qué dices? ¿Tomarás los cinceles para aligerar las cargas a la última figurilla de tu matrioska? ¿No te tienta la idea de sumar tu historia de coraje, a los cuentos de Scherezade?