Cartas a un reloj

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Ordenación
Después de un juramento
las sonrisas se vuelven
como el ceño fruncido de un niño ciego

Antes de un juramento
las sonrisas son sonrisas

Pero jurar a Dios es como
venderle tu propia boca, tus labios, tus dientes y tu lengua
y de rodillas,
sin que jamás se pueda elevar
tu cuerpo como antes.

Espejo
Espejo: Espejo