CINCO MINUTOS
Antiguos Lamas y Gurús de sangre y piel
Se han vuelto ahora
Saltando de los libros a los sillones de mi sala natural
En un grupo de piedras
Al pie de un río
O en el parque más temprano y cercano
Como si fuera el café de los pobres
Y ellos que han cobrado vida
Hablan y miran
Como budas de mezclilla y lentes de aumento
Para ver mejor al sol y tener más luz –eso me dicen–
Y me preparan para la noticia
Me han invitado, muy protocolares ellos
Para darme la noticia
Y yo
Con mi sombrero transparente me abrigo de
Algunas malas ideas
De ese lado más que oscuro
O de cualquier arma letal
Que me pueda traicionar
Y se da la cita
Y me hablan hasta con sus ojos de colores
Con la paz a flor de labios
Como un ramillete de abrazos inesperados
Y me invitan a levantarme
A sonreír
A cambiar de sendero y canal
Y no me prohíben nada
Me siguen invitando
Al suicidio sin dolor
A esa nueva vida
Donde
La poesía –bello recuerdo contigo en los altares–
Tiene
Todo
Menos palabras
Y nace esa respiración limpia
Sin cálculos ni matemáticas,
Y mientras tanto
Yo sigo esperando, y si en cinco minutos
No llegan, yo me voy, donde yo solo sé,
Sin esperar más, en la nada.