¿Cómo Abandonar el Estigma Sobre las Mujeres Psicoactivas?
Julia Anguiano Rosas, licenciada en Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE); y Pol Rodríguez, Diseñadora Multidisciplinaria por el INBA y maestra en Prácticas de Desarrollo de Regis University, advierten que el estigma hacia las mujeres que consumen sustancias psicoactivas ha evolucionado a lo largo del tiempo, aunque persisten muchos de sus prejuicios y desigualdades. Por un lado, las mujeres son percibidas como promiscuas, irresponsables o inmorales, y sobre todo al tratarse de mujeres que son madres, sus consumos son socialmente castigados.
El consumo de sustancias psicoactivas es un tema cargado de estigma. Éste se alimenta de mitos y desinformación sobre los efectos de los consumos, y de estereotipos sobre los daños que pueden producir, reduciendo el espectro de experiencias posibles; además, dichas narrativas están profundamente marcadas por los roles de género tradicionales.
En muchos ámbitos, se ha esperado que las mujeres actúen bajo cánones morales que se traducen en culpa, contención y autocontrol. Mientras que a los hombres se les ha permitido, e incluso celebrado, el explorar el placer y los límites en sus diversas expresiones, incluyendo prácticas y conductas de alto riesgo.
Este hecho se presenta como una doble moral, cuyo patrón se repite en otros ámbitos de la vida, niega la autonomía corporal de las mujeres y busca limitar sus posibilidades de vivir una mayor diversidad de experiencias.
Así que, aunque se trata de un aspecto que forma parte del derecho a la autodeterminación, al utilizar sustancias psicoactivas las mujeres suelen ser más cuestionadas, rechazadas en mayor medida.
El estigma hacia las mujeres que consumen sustancias psicoactivas ha evolucionado a lo largo del tiempo, aunque persisten muchos de sus prejuicios y desigualdades. Por un lado, las mujeres son percibidas como promiscuas, irresponsables o inmorales, y sobre todo al tratarse de mujeres que son madres, sus consumos son socialmente castigados.
Tenemos pendiente subsanar deudas históricas en la garantía de los derechos de las mujeres consumidoras, quienes solemos enfrentar más obstáculos. Por ejemplo, el derecho a la salud se encuentra limitado al no contar con una oferta de servicios específicos que consideren las tareas de cuidado. Aunado a ello, hay una falta de apoyo de sus familias y, en algunos casos, no pueden acceder a atención oportuna debido a la influencia de sus parejas.
Hablar sobre los consumos de sustancias no es únicamente una cuestión de salud o de política, sino de humanidad. La prohibición de ciertas sustancias psicoactivas continúa dejando una huella profunda y dolorosa en el mundo, afectando a comunidades enteras, ocasionando ciclos de injusticia y propiciando el consumo sin información, sin apoyo y con estigma. Por lo que es imperativo colocar el tema de las drogas sobre la mesa, y no olvidar a las mujeres al hacerlo.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
lurame_3@hotmail.com @luciorm