Cómo convivir con un obsesivo compulsivo
rocio.bernal2017@gmail.com
Si bien no todos los obsesivos comparten el mismo grado de enfermedad, la familia, la pareja y aquellas personas cercanas se ven afectadas por el trastorno.
La imperiosa necesidad de que todo esté impecable, en su lugar y desinfectado. Los celos extremos, de esos que asfixian. La exigencia de tener todo bajo control. La imposibilidad de desprenderse de los objetos, y guardar por tiempo indefinido prendas que nunca se volverán a usar o infinidad de papeles sin sentido alguno. Convivir con un obsesivo compulsivo no es tarea sencilla, y si bien es importante el tratamiento particular, todo el entorno debe poner su granito de arena para que la vida cotidiana no se torne insoportable.
Si bien no todos los obsesivos comparten el mismo grado de enfermedad, la familia, la pareja y aquellas personas cercanas se ven afectadas por el trastorno. Clásicamente el carácter del obsesivo en sus rasgos esenciales sería una tendencia a la escrupulosidad, a la abulia y a la duda. También, entre otras peculiaridades, están caracterizados por una tendencia a la crisis de la conciencia moral, a la manía por el orden y la meticulosidad, por la timidez, en algunos casos por padecer ciertos trastornos sexuales y por la necesidad de someterse a ciertos imperativos o a prohibiciones.
¿Cómo puede afectar toda esta obsesión en el entorno?
El entorno lo sufre porque los obsesivos se ponen demasiado rígidos en que el resto haga lo que ellos quieren, y si no lo hacen se enojan, entonces agreden, alguien que esta con un neurótico obsesivo tiene que poseer mucha paciencia para aguantar los embates. Si uno se podría hacer ciertas preguntas como estrategia para pasar los momentos como –por qué y para qué actúa de esta manera– uno podría llegar a entender por qué lo hace y para qué lo hace.
El esfuerzo conjunto, entonces, es fundamental. Hay que intentar sortear esos roces. De todos modos, aunque estén estas preguntas, las personas que están conviviendo con el neurótico obsesivo lo pueden llegar a comprender, pero esto no quiere decir que eviten el sufrimiento.
Qué no hacer. Hay ciertas cosas que no deben hacerse con un obsesivo. Por ejemplo, decirle que evite algún ritual o burlarse de su intención de querer controlar todo. Y si ese control o esa tendencia a la posesión tiene que ver con una persona, entonces hay que mostrarle que esa persona o ese hijo no es un objeto. Que esa persona tiene también una personalidad, deseos y pensar distinto no quiere decir que no se lo quiera.