Compromiso agonizante
No hay recetas de cocina ni milagros inesperados; una trayectoria exitosa sólo se construye con una convicción clara, la perserverancia suficiente y la capacidad de asumir compromisos ante la vida.
Y comprometerse, mucho me temo, no nada más es cumplir con las tareas asignadas, sino también comprender y ejecutar las conductas colaterales que esa palabra, compromiso, requiere.
Todos los ámbitos de interacción le requieren, el social, el personal y el laboral; en este último, es donde encontramos el mayor grado de inconsistencia por la permisividad y falta de responsabilidad de muchos personajes.
Cumplir con los horarios, asistir puntualmente a las reuniones, hecerse presente en los eventos instituicionales y entregar las tareas a tiempo son manifestaciones claras de profesionalismo. La puntualidad y la fiabilidad son características que permiten construir una reputación sólida en el entorno laboral; cuando una persona es constante y cumple con lo prometido, no sólo demuestra seriedad, sino que también contribuye a la buena dinámica del equipo, evitando retrasos y dificultades para los demás.
La solidaridad con el trabajo de los demás es otro elemento fundamental en el compromiso laboral, comprender que el éxito de una organización depende de la colaboración entre todos los miembros del equipo es vital. Ser solidario implica estar dispuesto a ayudar a los demás cuando sea necesario, compartir conocimientos y recursos, y ofrecer apoyo en momentos de dificultad.
Este tipo de actitud fomenta un ambiente de trabajo saludable y propicia el desarrollo de relaciones de confianza y cooperación, cuan equivocados están quienes suponen que dividiendo o bloqueando el trabajo del otro es una forma de ganar protagonismo.
Pero aún más peligroso, caer en la zona de confort; muchas personas tienden a acomodarse en tareas que ya dominan, lo que puede limitar su desarrollo, ¿podría creer que hay personas que a la menor provocación deciden no ir al trabajo?, ¿que hay quienes son incapaces de asistir una semana completa a su chamba?
Salir de la zona de confort implica enfrentar nuevos desafíos, asumir responsabilidades adicionales y aprender nuevas habilidades. Esta actitud permite seguir evolucionando, mantenerse actualizado en el campo profesional, y estar preparado para enfrentar los cambios constantes que demanda el mercado laboral.
Los profesionales comprometidos no se conforman con hacer las cosas de manera tradicional; están en busca de nuevas ideas, procesos y soluciones que hagan el trabajo más eficiente o creativo.
La innovación no nada más está asociada a la tecnología o la industria, sino también a la manera de abordar problemas, la comunicación o la gestión de equipos. Es lamentable ver que en aras de un protagonismo mal entendido, somos capaces de tratar como esclavos a los subordinados.
Este enfoque integral no sólo contribuye a mejorar la productividad y el ambiente laboral, sino que también fomenta el crecimiento personal, creando profesionales más completos y seres humanos más conscientes de su impacto en los demás.
El mundo está en crisis, y no podemos simplemente dejar que el compromiso, de por sí minimizado, entre en estado de coma sin posibilidades de ser resucitado.
Como bien expresó Jean Paul Sartré; el compromiso es un acto, no una palabra.