Cuatro textos fundadores

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Siguiendo con la lectura de Enrique Florescano, me hace reflexionar cómo es necesaria esta tarea si es que se desea comparar el desarrollo del Valle de Toluca con otras regiones que dejaron tan hondas huellas de su cultura en imaginación, vivencias y realidades, de esas otras culturas, que son para los latinoamericanos nuestras familias antiguas. En el relato sobre Kan Balam, escribe: Al mismo tiempo hizo grabar en el interior de estos edificios una espléndida representación de la ceremonia de transmisión del poder. En estas imágenes el rey muerto, el gran Pakal, aparecía cediéndole a su heredero los símbolos del poder político, religioso y militar, consagrando así, en forma sobrenatural, la posición de este último como supremo rey de Palenque

Los políticos de aquellos tiempos a través del pensamiento mágico sabían que debían cumplir con las reglas que los gobernados esperaban. No era sólo con las armas como se mantenía el poder. La buenaventura, es decir, el bienestar y el contento del pueblo debería buscarse de todas las formas, si se quería sostener en el poder el rey y su familia. Por eso: Para completar su mensaje, Kan Balam mandó elaborar un nuevo discurso sobre el origen de las dinastías de palenque, basado en una interpretación del origen del cosmos. El texto jeroglífico que grabó en estos edificios el año de 692 es un relato que une la creación y el ordenamiento del cosmos con los orígenes del poder dinástico de palenque. Es el relato más antiguo que conocemos sobre la creación del cosmos y el principio de los reinos

¿Por qué ir tan lejos buscando en la mitología grecolatina inicios de nuestra vida en este continente? ¿Para qué ir a la bella lectura de La Biblia, y saber de sus distintos capítulos, donde hace saber del nacimiento del universo y el hombre por la acción de Dios? La experiencia indígena son tres formas en el mundo de saber, de cómo es que el hombre llegó al mundo y, de cómo la religión practicada fuera obligada manera de vivir lo religioso: Hasta el grado de caer en muchos casos ante la Santa Inquisición, que impusieran los Reyes Católicos en su época, para traer el terror al mundo de los mortales en Europa y América, en siglos que imperó en la Nueva España, tanto como en Perú o Argentina.

Los datos son elocuentes al mirar las fechas que cita Florescano: El 16 de junio del año 3122 antes de nuestra era nació el Primer Padre [Hun Nal Ye, Uno Semilla de Maíz]. Poco más tarde, el 16 de noviembre del año 3121 a.C. nació la Primera Madre. El 13 de agosto de 3114 a.C., terminó el gran ciclo de 13 baktunes y comenzó la nueva creación. El 5 de febrero del año 3112 a.C., el Primer Padre se aposentó en el cielo y creó una casa llamada Cielo Levantado [la cual estaba dividida en ocho partes, orientadas a los cuatro rumbos del cosmos. Ahí se levantó también el árbol cósmico que comunicaba al inframundo con la superficie terrestre y el cielo]

Es maravillosa esta lectura porque nos lleva al mundo de la imaginación y a la vez, nos lleva a la pregunta del porqué las distintas culturas en el plantea tienen tales visiones y realidades que les separa y a la vez les une. Siendo en todo ello, diferencia de edad que es muestra de diversidad; en cuanto a pensamiento maléfico o metafísico en el que se mueven tales lecturas. Prueban que la realidad y lo no visto, eran parte de su cotidiano vivir. Un largo calendario que viene desde el año 3122 a. C., y hasta el año 692 d.C., son prueba de que eran conscientes del paso del tiempo y lo que ese pasado recibía por nombre: historia. Historia del Rey, de su familia y de su pueblo. La lectura de sucesos en todo ese periodo, llevan a aquel, el Rey Kan Balam; quien hace escribir su propia historia a su imagen y semejanza. Historia que siguiendo los sucesos que todo historiador serio sabe que debe no sólo investigar, sino comprender y tratar de poner escenarios, lo más cercanos —bajo su mirada objetiva— a la verdad. 

Por ello, cuenta Florescano: Así, en este texto dominado por el sistema maya de contar el transcurrir del tiempo y medir los ciclos temporales, se narra el nacimiento de los tres dioses patrones de Palenque y el comienzo de la nueva era del cosmos en la fecha mítica que enuncia esa creación en las ciudades y reinos mayas. No viajo lejos del estado de México y sus antiguas culturas que residieron en estas tierras y que hemos de encontrar en uno de los cuatro textos su expresión, el que seguramente tuvo influencia en culturas: matlatzinca, otomí, mazahua y nahua. Sólo que el saber de lo que sucedió en esos tiempos tiene que ver con todo el territorio que alcanzó hasta Honduras y el Salvador por el sur, y hacia el norte con Nayarit y Jalisco. La ciudad de Toluca antigua, no estaba lejos de esas influencias por más que busquemos desconocer nuestro pasado.

El segundo libro que cita Enrique comienza así El texto más antiguo sobre la creación del cosmos y el principio de los reinos dice: Unos siete siglos después de que se escribió el texto palencano, en las entonces fértiles tierras de la mixteca oaxaqueña, los gobernantes de los pequeños señoríos que ahí proliferaban mandaron elaborar testimonios pictóricos que repiten el mensaje escrito por Kan Balam. Acuciados por el deseo de perpetuar la memoria de los señoríos y sancionar su ascendencia divina, los nobles mixtecos, ordenaron hacer libros pintados donde fijaron la remota y divina fundación del reino y detallaron la genealogía de la casa real. Sin los alardes numéricos y cronológicos del texto maya, los libros mixtecos narran la misma historia en imágenes coloridas, registrando los nombres y parentelas de los linajes gobernantes y las fechas de los acontecimientos trascendentes. 

De los pocos libros de este género que escaparon al celo destructivo de los frailes evangelizadores, sobresale el llamado Códice de Viena, el más acabado y bello del grupo. Las tres partes en que se dividen dan cuenta de su composición y características. En sus palabras Florescano escribe: “Principios y ordenación del cosmos”. Alfonso Caso, uno de los primeros en reparar en el carácter histórico de estos documentos, advirtió que los libros mixtecos que narraban la fundación de los reinos y dinastías comenzaban con un prólogo en el cielo. Destaca Florescano: En El Códice de Viena este rasgo está presente en la figura de dos parejas primordiales que conversan en lo alto de los cielos. 

La primera, formada por el Señor Uno Venado y la Señora Uno Venado, procrea a deidades relacionadas con el viento y las fuerzas celestes. La segunda, integrada por el Señor Ocho Lagarto y la Señora Cuatro Perro, genera espíritus vinculados con la fertilidad, el maíz y las piedras preciosas. En este caso, como en los mitos cosmogónicos posteriores, las dos parejas de dioses representan la oposición entre las potencias celestes y las del inframundo.

Los estudios de religiones en el mundo van de la mano en ese temor a aquello que está más allá de los cielos, a lo que reside en el profundo fondo de la tierra. Cielo y Tierra son terrenos de los cuales al paso de miles de años, el hombre se preguntó quién vive en sus bajos fondos cuando se trata de cuevas, cavernas y lugares que no se pueden visualizar ni entrar, bajo el peligro de encontrar a Caronte, para que nos lleve al otro lado de la orilla del río, de donde no hemos de regresar. 

Como el cielo es un faro de luz y de aire, que pulula por todas partes, a esa residencia de amor y alegría se le designó como el espacio donde seguramente podría ir uno algún día al fallecer. En este caso, estoy pensando como católico, pero la imaginería de nuestras culturas indígenas iba más lejos y convertía ello en un todo, de donde nadie podía huir. Dice Florescano: Más adelante el texto dice que de una Gran Piedra de Pedernal procreada por la segunda pareja nació Nueve Viento, el dios que inicia la creación de la tierra, los seres humanos y los terrenos mixtecos. Nueve Viento en la mixteca es uno de los dioses más inquietos y positivos para vivir en paz y felicidad, por eso se le recuerda con amor. Dos libros de culturas Maya y Mixteca, son luminosos ejemplares de lo que nuestros ancestros en el país supieron decir.