Cumpleaños dieciocho
Mi lectura intuitiva, pocas veces se equivoca y desde que menciona advertencia por parte de sus compañeros, supe que Anna era solo un personaje más de la trama y una desviación, un simple remplazo de P.T.
Me he saltado más de dos meses del diario. Por lo que, es relevante mencionar algunas acciones: la primera de ellas que Dana y Paulina importando poco las críticas, hicieron pública su relación. La segunda es que A.S. le han empezado a gustar más sus clases de inglés, pues llegó una mexicana de intercambio, su nombre Patricia. Tercera, A.S. por primera vez fue convocado con la selección de futbol; cuarta, nuestro seudónimo sigue sin superar a Anna y su apoyo al igual que ese día ha sido Emma.A ella se le sumó su novio Damon.
Por último, mencionaré que el día que estoy por citar es la celebración del cumpleaños número 18 de nuestro autor y una gran persona que siempre ha estado allí para mí, a pesar de que hace algunos años ya no está. La identidad verdadera está a nada de ser revelada, al igual que las últimas citas que forman esta unidad de sentido. Este gran libro para mí es y será siempre literatura:
“27 de abril de 1996
Hoy ha sido, posiblemente, el día más feliz en este país extranjero, por debajo del día en que lo inicié. El primer recuerdo y la primera impresión que tuve de P.T. es mi momento favorito. Un recuerdo totalmente feliz, y esta fecha que estoy escribiendo tuvo de todo. La razón de tanta alegría fue mi cumpleaños número dieciocho. Desperté y alrededor de mi cama estaban todos los Williams con un pastel de chocolate y me empezaron a cantar.
Bajamos a desayunar este postre, más unos hot-cakes y una taza de leche. Toda la mañana y tarde nos la pasamos viendo películas en su videocasetera, hasta que Alex me pidió que me metiera a bañar. Mencionó que el plan de la noche era ir a comer pizza con algunos amigos. Como a las veinte horas, él y yo salimos de casa, su bicicleta no me guio a ningún restaurante. Era la casa de uno de sus tíos, quienes se habían mudado a otro estado. La casa estaba totalmente apagada, el hijo de en medio de los Williams sacó una llave y abrió el portón.
La oscuridad pronto se convirtió en luz y de la nada escuché un gran coro de voces decir ‘¡SORPRESA!’. Todos mis amigos, o incluso casi toda la escuela estaba allí. Dana, Emma, Paulina, Damon, Josh, Eduard, John, George, Mike, Peter, Valerie, Marie, Armand, Cassie, Patricia, T.J. y P.T. Alex había armado una de las mejores fiestas con comida, música, juegos, bebidas y demás. Al parecer, nuestro lazo era tal cual el de unos hermanos, no sé qué pasará cuando me tenga que ir.
Obligado por la chica española y Emma me puse a bailar alrededor de dos horas, tuve el tiempo suficiente para pasar tiempo de calidad con cada uno de los invitados; excepto por la chica delgada, de largo cabello y castaño, de ojos hermosos y marrones, mismos que eran cubiertos por un par de anteojos: Paula. La situación era perfecta, estaba solitaria observando la luna y los cuerpos celestes. Era el tiempo justo para revelar mi secreto, en ese momento en que la admiraba, palabras en español llegaron a mi oído.
–Ahí la tienes.– me dijo Patricia.
–Se ve hermosa, ¿cierto?– pregunté.
–Como cuento de hadas o una novela. Anda debes ir.–
–No estoy seguro, ¿qué tal que lo poco que tenemos se pierde?– cuestioné.
–¿De qué te sirve guardar esos sentimientos en secreto?– contestó ella.
Literalmente, ella me empujó hacia el jardín. Y sólo escuché ‘Déjate llevar’. P.T al escuchar tales palabras se volteó y me miró fijamente.
–Es hermosa la luna, hoy se ve más grande.– mencioné.
–Suenas todo viejo y anticuado.– respondió ella sonriendo.
–¿Qué haces aquí afuera tan sola?– pregunté.
–Tú sabes, Josh está allí adentro y también ella, no es algo que pueda digerir fácilmente.–
–Lo sé, pero no veo por qué no te puedes divertir y él sí.– respondí.
–Prefiero quedarme aquí afuera, pronto llegarán por mí.–
–Entonces, no me queda más que acompañarte.– mencioné.
–No lo hagas, es tu cumpleaños, hay más personas ahí dentro. Faltan como diez minutos y mi madre estará pitando.–
–Diez minutos no son muchos y me gusta conversar contigo.–
–Solo con una condición.– mencionó.
–Hay que guardar silencio y sólo disfrutar el paisaje.– agregó.
–Entonces hay que recostarnos y verle más atentamente.– dije yo.
Los dos nos postramos sobre el fresco césped, ella observaba con atención los astros y yo trataba de hacer lo mismo, pero no podía evitar voltearme y observarla. Mi corazón latía muy deprisa, estaba decidido a pronunciar las palabras que llevaban más de siete meses por mi cabeza. Aquel secreto que se movía a través de los susurros y que gran parte de las personas que me conocían lo sabían. Rompí el silencio…
–P.T. quiero decirte algo.–
Al parecer lo dije en voz muy baja y no me escuchó. Así que estaba decidido a hacerlo una vez más, cuando estaba a nada de casi gritarlo, el pitido de un auto pasó por mis orejas y pronto ella se despidió.
La hora número 0 estaba a nada de dar y cuando jalé la puerta corrediza para volver a la fiesta, me encontré con Anna.
–¡Feliz Cumpleaños!– dijo ella abrazándome.
Desconcertado a su presencia y a su felicitación, respondí:
–Anna, ¿qué haces aquí?–
–¿Qué acaso no te da gusto?– preguntó ella un poco enfadada.
–Sí, pero, tiene más de dos meses que no me diriges la palabra.
–Quiero hablar contigo desde hace mucho y arreglar las cosas.– mencionó.
Alrededor de dos horas ella y yo estuvimos hablando, al parecer, me extrañaba y estaba arrepentida. Quería intentarlo una vez más, una situación bastante dudosa y que he reflexionado hasta las seis de la mañana del 28 de abril. No tengo idea de qué hacer, lo consultaré con la almohada, aunque sea por pocas horas
A.S.”