DE VIDA Y MUERTE

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La mente tiende a olvidar lo fatídico, lo triste. Así nos sucede con la pandemia y no queremos recordar.

¿Cuántas y cuántos ignoras, se murieron por cuenta propia?: No guardaron las reglas básicas de salud y aquí aparece la genial estrategia gubernamental: primero los vulnerables.

Y como en el futbol, el juego todavía no se acaba. El temor de que el vecino esté contaminado. Y tu cabeza vuelta y vuelta: no ver a nadie, que nadie te vea, porque a diferencia de otras enfermedades, aquí si estas en la lista negra ya te llevaste o puedes llevarte a otro (a).

Ahora Montovani y sus celestiales violines embelesen el otro lado de la atención de Audomaro con Capricho Italiano…, ah la época de los orquestones: Percy Faith, Frank Pourcell, Al Caoila y 50 más, llevándose una Paloma de Oro, el azteca Juan García Esquivel, original, creador, a quién le paso que después de muerto lo reconocieron. El estigma de Modigliani y Van Gogh… ya no están. Pero que maravillosos eran.

Y de nuevo se apareció la pintura Royal and Blue de Rotkho

El amarillo envolvente espiritual, el café avasallante ¿Qué genio llevaba dentro del pintor? Y repasa:

La capilla octagonal que hizo en Texas. Una iglesita donde están representadas todas las religiones: a los lados enormes cuadros negros. Así nada más. Audo lo interpreta como meterte, nadar en una especie de limbo negrísimo y dejar que cada quién reflexione en un raro mundo abstracto. Y lo atropellan las palabras y las ideas: sentimientos, sonidos, pintura, pura esencia del color y la forma la imagen con la invención de la foto, luego viene el cubismo y con Kandiski la búsqueda de la supremacía de la nada.

Y por último se sorprendió del suicidio de Mark Rotkho. ¿Qué es el suicidio? Irte bajo tu responsabilidad. Romper el paradigma: Morirás cuando Dios quiera. Aquí llanamente es Cuando yo quiera. Aunque el dogmático religioso diga: Pues exactamente ese en el designio divino. No te escaparás.

Audomaro de nuevo cree que vivir es vivir Lúcido, sano. Y que no tiene caso vivir sufriendo. Sufrir no es vivir. Y recuerda la pintura de la vieja iglesia de su barrio donde el infierno dantesco se presentaba en terribles rictus de dolor de los que entre las llamas purgaban sus pecados.

Nunca tragó la idea de Paraíso–purgatorio–infierno . Y menos la trampa mental de los sacerdotes en el virreinato de la nueva España sobre el castigo eterno.

¿Con que llenaba Audomaro los días muertos, o con que más llenó este sábado? hacer el aseo de la casa y sentimentalmente unido con quién lo hace surgir indefectiblemente la charla sobre no pasar de cierto límite y casada la señora, los lógicos problemas de su matrimonio. Y será la única cita al respecto de sus amoríos pues el maduro ente pensante Audomaro piensa que los caballeros deben ser amnésicos.

Domingo 10 de enero de 2020. Silencio en la calle. Frío en el alma. Al tomar la pluma recuerda que no hay fondo musical y presto trae a los Románticos de Cuba que vistieron al bolero latinoamericano de pipa y guante. Lo que no se explica, mientras La Puerta de Luis Demetrio toca su corazón, como fue qua finales de los 50 principios de los 60 se formó la orquesta.

Y sabrá tres horas después, por obra y gracia de INTERNET que fue con los mejores músicos de ese tiempo.

Y recuerda el imperio del imperio, económico que se reflejaba en todo: Dime quién te patrocina y te diré que éxito tendrás.

El gusto musical modelado desde las capotas crea adeptos proclives al consumo. Así como en lo demás. Somos títeres que nos mueven, hemos sido simples receptáculos de los medios que navegando como una cascarita de nuez por un riachuelo: ya nos dictan modas y por ahí fuimos y vamos.

¿Y hacer con las letras algo distinto? Hasta este domingo Audomaro cree en un cuento que no ha sido posible, pues egoístamente, cada quién es su cada cual. Así como el poemita La Rama de Octavio Paz puede inspirar una acuarela. Así sucede con una pintura de Rotkho o que un pincel tocara el lienzo a pura inspiración yendo hacia coloridos universos. Pero si no hay talento iremos a la barranca.

Ahora Los Románticos de Cuba en una especie de Romántica Serenata. Scokkff Scokkff. Una molesta tos lo sacudió.

Sintió cierto escalofrío y se tomó la temperatura. ¡Chin! 38.5… ¡ya me dio!

Presto, Audomaro fue a la clínica del ISSEMyM y fue diagnosticado con Covid-19.

¿Narrar su terrible odisea contra el terrible mal? ¿Contar su lucha contra la muerte? De mal gusto. Sólo al final, navega en su mente que se va a ir de este mundo. Y antes de morir quién sabe por qué se le vino Dalí con su carabela cuyas velas eran alas de mariposa… y al fondo Siboney con los Románticos de Cuba y Enrique Chía.

¿Y luego? Sólo una jarrita de polvo quedó de Audomaro.

A donde irán los muertos, quién sabe a dónde irán.