+ Del “No Pago Para Que Me Peguen”, al “Pago Por Alabanzas”
La frase:
A partir del 13 de marzo, Total Play incrementa los precios de sus servicios entre un 8 y 9%, con el argumento de que no los incrementaba desde hacía dos años. Eso se llama solidaridad del señor…
SALINAS PLIEGO
43 TRAS LA FISCALIA: Los nombres de las personas que se inscribieron para contender por la Fiscalía General de Justicia de Edoméx, son 43, entre ellas no apareció el ex rector Jorge Olvera García, entonces hay quienes aseguran que la pelea (si es que la hay) o los dados cargados, como quiera usted llamarle, está entre el ex presidente del Tribunal Superior de Justicia, José Carmen Castillo Ambriz, el magistrado José Luis Cervantes Martínez, hijo del general Enrique Cervantes Aguirre, quien fue Secretario de la Defensa Nacional en el sexenio 1994-2000, así como Edmundo Garrido Osorio, quien fue procurador General de Justicia de la Ciudad de México.
Castillo y Garrido, cuentan con el respaldo de Morena. Si por votos fuera en la Cámara de Diputados, el puesto estaría entre los dos, pero si queda Cervantes, quiere decir que las cosas, políticamente hablando, siguen bajo el mando del gobernador y del PRI estatal.
Nuevamente, las mujeres quedarían fuera de la Fiscalía, a menos que la disputa sea muy fuerte y la yegua negra sea Dilcya Samantha García Espinosa de los Monteros.
Quienes se registraron son: Oscar Fuentes Fierro, Pedro Bartolomé Moreno González, Esmeralda de los Ángeles Moreno Medina, José Rubén Herrera Ocegueda, Víctor Manuel Torres Moreno, Sergio Lozano Dávila, Alfonso Colín Ibáñez, María de la Luz Quiroz Carbajal, Martín Marín Colín, José Gil García, Miguel Ángel Colín Ibáñez y Carlos Gabriel Villasana Beltrán.
Asimismo, Luis Eduardo Gómez García, Miguel Ángel Vera Martínez, Claudia Romero Landázuri, Luis Marco Antonio López Valdez, Mario Salas Ortiz, Lizbeth Padilla Sanabria, Yuridia Torres Pérez, Paulina Téllez Martínez, Raúl Villavicencio Ramírez, Jorge Malváez Rodríguez, Miguel Ángel Salazar González e Hiram Ríos Kuri.
Estas solicitudes se suman a las 16 que se recibieron previamente: Yazmín Nájera Romero, José Isauro Bautista Pérez, Omar Obed Maceda Luna, José Carmen Castillo Ambriz, Patricia Velázquez Alva, Edmundo Porfirio Garrido Osorio, María Esther Nolasco Núñez y José Antonio Montiel Cuevas.
Asimismo, Sebastián Emilio de Guadalupe Cruz Vargas, Esaú Eduardo Sánchez Sánchez, Samuel López Martínez, José Luis Cervantes Martínez, Rodrigo Archundia Barrientos, Maribel Bojorges Beltrán, Juan Carlos Ortiz Gausin y Dilcya Samantha García Espinoza de los Monteros.
Del “No Pago Para Que Me Peguen”, al “Pago Por Alabanzas”

Para los presidentes de la República en turno, la relación del poder con los medios de comunicación se entiende únicamente en función del acuerdo presupuestal que se establezca; así, ante la crítica periodística, el presidente Luis Echeverría Álvarez, mandaba golpear; el presidente José López Portillo reclamó: no pago para que me peguen; y el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador responde con ataques y calumnias a sus críticos, y con elogios a sus incondicionales por las alabanzas ciegas que les exige y le prodigan gustosos.
Enarbolando la bandera de la honestidad y de la austeridad, Andrés Manuel López Obrador no concibe que los medios de comunicación puedan, a un mismo tiempo, beneficiarse del presupuesto público de la publicidad oficial, y publicar contenidos críticos con investigaciones periodísticas que dan cuenta de las irregularidades y opacidad de su gobierno en el manejo del gasto público, o de plano de presuntos actos de corrupción, conflictos de interés o desviación de recursos públicos por parte de sus familiares o colaboradores de su gabinete federal.
Quienes se han atrevido a publicar deficiencias y corruptelas de su gobierno, su partido político o su familia, han recibido ataques furibundos desde la tribuna presidencial de La Mañanera en Palacio Nacional: corruptos, traidores, vende patrias, conservadores, mafiosos, chayoteros, mercenarios, pero sin aportar mayor prueba que la rabia presidencial de ser exhibido como incongruente e incompetente para conducirse bajo los principios del respeto a la Constitución.
Ante la imposibilidad de controlar a los medios y periodistas críticos, el presidente López Obrador optó por reducir todo lo posible la contratación de espacios y paquetes publicitarios en tales medios de comunicación, pero paralelamente elevar al máximo posible la asignación publicitaria de todo el gobierno federal a medios afines, incondicionales, aduladores y promotores del gobierno de la Cuarta Transformación, al tiempo que encubren la comisión de ilegalidades.
En su defensa a la libertad de expresión, al derecho de las audiencias a la información y de la libertad de prensa, el académico Raúl Trejo Delarbre, expresa claramente: el presidente Andrés Manuel López Obrador considera que, si paga, los medios de comunicación no deberían pegarle. La utilitarista concepción que tiene de la relación entre el gobierno y los medios, así como el patrimonialismo con el que maneja los recursos públicos, quedan claramente expresados en el permanente reclamo que hace a periodistas como Ciro Gómez Leyva, Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga o cualquier otro que se atreva a enderezar sus críticas hacia el poder presidencial.
Al igual que lo hicieron sus antecesores, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto, ahora Andrés Manuel López Obrador muestra una intolerancia absoluta hacia la crítica periodística, y responde igualmente con toda la fuerza del ejercicio presidencial autoritario, populista y centralista haciendo uso de los recursos presupuestales e institucionales para amenazar, denostar, castigar y atacar a medios y comunicadores, en especial si hay señalamientos directos de corrupción a familiares o colaboradores de primera línea del gabinete presidencial.
Luis Echeverría Álvarez tradujo su furia dando un golpe a la cooperativa del diario Excélsior para destruir a la directiva encabezada por Julio Scherer García, quien junto con un numeroso grupo de reporteros y colaboradores se vieron obligados a abandonar el rotativo para fundar la revista Proceso.
José López Portillo prefirió el castigo publicitario al explicar las razones por las que su gobierno no se anunciaba en la revista Proceso de Julio Scherer: no pago para que me peguen, evidenciando el descarado uso discrecional de la publicidad oficial y la arbitrariedad con la que el poder premia a los afines y castiga a los críticos, lo cual evidentemente representa una absoluta ilegalidad.
Felipe Calderón Hinojosa apuntó sus ataques hacia el periodista José Gutiérrez Vivó y su programa Monitor de Radio Red, hasta obligarlo a dejar la empresa radiofónica y el país, buscando refugio en el extranjero ante la furia presidencial.
Enrique Peña Nieto hizo lo propio con la periodista Carmen Aristegui luego de la publicación del reportaje sobre la Casa Blanca de Peña Nieto, hasta forzar su salida de MVS Noticias donde transmitía su programa de Aristegui Noticias.
Ahora, con la publicación del reportaje sobre La Casa Gris de Houston, Texas del hijo mayor del presidente Andrés Manuel López Obrador, el primer mandatario emanado de la izquierda mexicana, no cesa hasta la fecha de atacar la reputación de María Amparo Casar y de la organización que preside, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, por haber llevado a cabo la investigación que condujo a la publicación del presunto conflicto de intereses entre Pemex y los contratistas que favorecieron a José Ramón López Beltrán, por parte de medios de comunicación como Latinus con Carlos Loret de Mola y Aristegui Noticias de Carmen Aristegui, entre otros, contra quienes el presidente López Obrador se ensaña cada mañana utilizando recursos y tiempos oficiales para desprestigiarlos.
AMLO asume autoritariamente que medios y periodistas están obligados a aplaudirle si pretenden recibir publicidad, ¿no le parece a usted, estimado lector?