DENUNCIAN LEGISLADORES DEL PRD MAL MANEJO DE RECURSOS DEDICADOS AL AGUA

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Más de 21 mil familias afectadas, 98 puntos críticos de inundación en 34 municipios y un presupuesto público superior a 5 mil millones de pesos destinado al manejo del agua que “no se ve reflejado en la infraestructura hídrica”, fue denunciado por medio de dos voces —una desde el arte y otra desde la política— para reclamar la urgente necesidad de una justicia hídrica en el Estado de México.

Desde el escenario hecho en la Plaza de los Mártires frente al Congreso mexiquense, Arely Bernardino Rojas presentó el performance “Lluvias en el Estado de México”, mientras legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) denunciaron el mal manejo de los recursos destinados al vital líquido.

En el performance, Bernardino Rojas encarna a una ciudadana común que, con tono sarcástico y una carga simbólica, retrata la temporada de lluvias como un ciclo de tragedia y desidia.

“Las calles convertidas en canales, los carros ahogados y los baches eternos”, ironizó, para luego recordar que el gobierno atribuye los desastres a la “basura ciudadana”, mientras miles de personas pierden sus hogares, cultivos o medios de vida. Con una mezcla de denuncia y humor, la obra exige repensar la relación entre ciudadanía, naturaleza y Estado.

“El problema no es la lluvia, el problema es la capacidad para gestionarla”, sentenció ante un público que osciló entre la risa amarga y la reflexión.

En el ámbito legislativo, la fracción parlamentaria del PRD exigió transparencia y eficiencia en la gestión del agua. El diputado ponente recordó que la Secretaría del Agua recibió en 2024 más de 850 millones de pesos, cifra que aumentó 148 por ciento para 2025, alcanzando más de 2 mil 150 millones, sin que los resultados sean palpables.

Acusó que “la dependencia se ha convertido en una oficina del pretexto y no de soluciones” y denunció el uso político del agua, donde el suministro “llega si apareces en la lista o te comprometes a votar por ellos”.

El PRD propuso un decálogo para la justicia hídrica, que incluye reparar fugas, que provocan la pérdida de 40 por ciento del suministro; crear un tablero ciudadano de transparencia, priorizar a los municipios con mayor rezago, impulsar la captación pluvial y garantizar la operación de plantas tratadoras.

“El agua no es a discreción de los que gobiernan, es un derecho de cada mexicano”, afirmó el legislador, insistiendo en que la crisis hídrica también es un crimen social.

Ambas perspectivas —la artística y la política— confluyen en una denuncia común, que es que la gestión del agua en el Estado de México está marcada por la corrupción, la improvisación y la desigualdad. Mientras el arte apela a la conciencia y la memoria colectiva, la política busca convertir la indignación en acciones concretas.

El llamado de los integrantes y militantes del partido, resultó contundente al decir que “ni inundados ni olvidados”. Porque, entre las calles anegadas y los tinacos vacíos, el agua sigue siendo espejo de lo que somos: un pueblo que exige respeto por la vida, la dignidad y su derecho más básico.