DIAGNÓSTICO CORRECTO… MEDICINA EQUIVOCADA
“Aconsejar economía a los pobres es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre”.
Oscar Wilde
EL DIAGNÓSTICO: La tormenta económica que se ciñe sobre el mundo y que se manifiesta primariamente en la inflación y se refleja fehacientemente en el poder o la capacidad adquisitiva de la gente, ha sido correctamente definido en todo el mundo -excepto por algún ciego que es el peor, porque no quiere ver-. La guerra de Putin, la escasez de alimentos y de agua, el aumento a los precios de los energéticos y la quiebra anunciada de algunos bancos de primer nivel, más la burbuja de las criptomonedas reventando como pompa de jabón.
Para contener la crisis, ya prevista desde antes de la pandemia, los bancos centrales de todo el mundo empezaron a subir, a ritmo acelerado, sus tasas de interés primarias, con el objeto de frenar la demanda y bajar los precios. Hasta aquí el diagnóstico y, quizá, la medicina, son correctos; solo que no es lo mismo curar una tifoidea en Estados Unidos que en México, Condiciones diferentes requerirían medicamentos diferentes. Como esto no ha sido así, tenemos como consecuencia que la disminución del ritmo de la inflación (el alza de los precios continúa) es mayor en el vecino país, o en Europa, que en nuestro emergente y populista solar patrio.
La inflación, definición de librito, es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios en una economía. Cuando los precios suben de manera constante, estamos experimentando inflación. Por lo tanto, si los precios siguen subiendo, no podemos decir que la inflación está disminuyendo, como nos lo han hecho creer los dos últimos meses nuestras autoridades hacendarias y monetarias.
A veces se dice que la inflación está disminuyendo cuando el ritmo al que suben los precios es menor que en el pasado. Por ejemplo, si el índice de precios al consumidor (IPC) subió un 2% en un mes determinado, pero el mes anterior subió un 3%, se podría decir que la inflación ha disminuido aunque los precios sigan subiendo. Es decir, la inflación sigue presente, pero a un ritmo menor que antes.
Es importante recordar que la inflación es un indicador de la salud económica y que, en general, se espera que los precios suban a un ritmo moderado para fomentar el crecimiento económico. Sin embargo, cuando la inflación se vuelve demasiado alta, puede tener efectos negativos en la economía, como la disminución del poder adquisitivo de la moneda y la reducción de la confianza de los consumidores y los inversores en la economía en general.
Vamos por partes, como dijo Frankenstein: La economía de México y la de Estados Unidos tienen más diferencias que similitudes. Ambas economías son altamente industrializadas y están fuertemente interconectadas a través de la integración económica, particularmente a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que ha permitido un mayor flujo de bienes, servicios, inversión y mano de obra entre los dos países.
Sin embargo, hay importantes diferencias en términos de tamaño y estructura económica. La economía de Estados Unidos es la más grande del mundo, con un PIB nominal de más de USD 26 billones en 2022, mientras que la economía de México es la decimoséptima, con un PIB nominal de alrededor de USD 1.2 billones en el mismo año. Además, la economía estadounidense es altamente diversificada y tiene un sector de servicios muy grande, mientras que la economía mexicana depende en gran medida del sector manufacturero y exportador, particularmente del sector automotriz. El 84% de estas exportaciones va a parar a los Estados Unidos, que, por otro lado, permite el envío de 54 mil millones de dólares anuales de remesas que, obviamente, no son generadas por producción nacional.
En términos de ingresos per cápita, Estados Unidos tiene una economía más rica que México, con un ingreso per cápita de alrededor de USD 70,000 en 2022, mientras que el ingreso per cápita de México fue de alrededor de USD 7,900 en el mismo año.
Entonces, hay situaciones económicas -y políticas- de fondo, que hacen que la misma medida tenga resultados diferentes, aunque se nieguen matutinamente.
LA MEDICINA: El alza de las tasas de interés es una herramienta que utilizan los bancos centrales para controlar la inflación en una economía. Cuando un banco central sube las tasas de interés, se vuelve más caro pedir prestado dinero y, por lo tanto, las personas y las empresas tienden a gastar menos y a ahorrar más. Esto puede ayudar a reducir la demanda de bienes y servicios en la economía, lo que a su vez puede ayudar a disminuir los precios y controlar la inflación.
Sin embargo, la efectividad de esta medida puede servir a un país, sobre todo con alto empleo bien remunerado y similar poder adquisitivo, lo que no ocurre en otro con economía poco diversificada y sin inversiones productivas patentes.
Lo que queremos decir, y el Banco de México, el Inegi y la SHCP no quieren, es que la efectividad de la política de tasas de interés depende del nivel de desarrollo económico de un país. En los países desarrollados, donde los mercados financieros son más sofisticados, las personas y las empresas son más sensibles a los cambios en las tasas de interés. En los países menos desarrollados, las personas y las empresas pueden tener menos acceso a los mercados financieros y, por lo tanto, ser menos sensibles a los cambios en las tasas de interés. En México, seis empresas concentran el 54% de las acciones del índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores. En Estados Unidos (de Norteamérica) son cientos de empresas en una bolsa (o varias), realmente y con altísimos valores económicos, diversificadas.
Por otro lado, en algunos países, la inflación puede ser causada por factores que no están relacionados con la demanda de bienes y servicios, como la inflación importada o la inflación de costos (que es el caso de México), en estos escenarios, el alza de las tasas de interés puede tener poco efecto en la reducción inflación y un enorme efecto en la subida de los costos de producción. ¿Se acuerdan cuánto han subido carne, aceites comestibles, pollo, pan, tortillas y huevo en lo que va del año?
Es obvio que esto se debe a que la estructura económica de nuestro país también influye en la efectividad de la política de tasas de interés. En los países con economías más abiertas y orientadas a la exportación, la política de tasas de interés puede tener un efecto limitado en la inflación, ya que la demanda externa de bienes y servicios puede compensar la reducción de la demanda interna. Estamos, pues, tomando la medicina equivocada y, lo peor, no se ve quién y cómo pueda enmendar la plana o, al menos, comprender y explicar este fenómeno.
DE FONDO: El año pasado, los servicios y los prestadores de los mismos, quizá apoyados por las bajas tasas de interés que se derivaron de la pandemia, fueron el sector con menor aumento de precios, componente anualizado. Durante este año, quizá por las altas tasas de interés o por las pérdidas incurridas en los dos años anteriores, son el sector con mayor incremento, incluyendo al subsector más importante, el turístico. Hoteles y líneas aéreas presentan incrementos en números de dos dígitos y, por los precios al productor, no se ve como los puedan controlar en lo que resta del año.
DE FORMA: La quiebra ya de cuatro bancos de nivel mundial: el Silvergate Bank of California, el Silicon Valley Bank, el Credit Suisse Bank y la inminente del Deutsche Bank de Alemania, que brindaban servicios bancarios de manera proactiva al sector de las criptomonedas, ha provocado que su crisis se ligue al llamado “criptoinvierno”, cuyos máximos exponentes, el Bitcoin y el Ethereum, contemplan como se destruye su ecosistema, mientras los inversionistas buscan refugio en activos de menor riesgo como los metales, lo que apunta a una recesión que Estados Unidos promete que será de corta duración, aunque en realidad puede ser de más de dos años.
DEFORME: Una disculpa a nuestra televidente Eli Frías, en nuestra transmisión del último viernes nos solicitó la definición de las empresas Start-up y Unicornio, muy de moda en la economía contemporánea. Por estar pensando en la inflación, los precios de los servicios y el futbol, le señalé exactamente lo contrario de lo que cada concepto define. Mi amigo venezolano de Uber me lo hizo ver y corrijo públicamente: Una Start-Up es una empresa emergente que está en sus primeras etapas de operación y tiene como objetivo desarrollar un modelo de negocio viable y sostenible en el mercado. A menudo, los Start-Ups están impulsadas por una idea innovadora y buscan resolver un problema o satisfacer una necesidad en particular.
Por otro lado, un Unicornio es un Start-Up que ha logrado una valoración de mercado de más de mil millones de dólares. La idea de un Unicornio surgió en 2013 en Silicon Valley, y desde entonces se ha utilizado para referirse a las Start-Ups más exitosas y valiosas del mundo.
Un ejemplo de Start-Up podría ser una empresa que desarrolla una aplicación móvil que ayuda a los usuarios a encontrar aparcamiento en áreas urbanas congestionadas. Esta Start-Up está en sus primeras etapas de operación, desarrollando su modelo de negocio y buscando atraer inversores y usuarios para crecer.
Por otro lado, un Unicornio podría ser la empresa de transporte compartido Uber. En sus primeros días, Uber era una Start-Up que buscaba revolucionar la forma en que las personas se desplazaban por las ciudades. Con el tiempo, Uber creció exponencialmente y alcanzó una valoración de mercado de más de USD 60 mil millones en 2016. Desde entonces, Uber ha sido uno de los Unicornios más exitosos y reconocidos del mundo. Disculpa y precisión.