“Dinero, el mejor de mis esclavos” Segunda parte

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La semana pasada empezamos a hablar del tema de la esclavitud del dinero en sus dos diferentes vertientes, a saber: cuando uno vive esclavizado para pagar deudas y la otra, cuando uno vive sólo para acumular bienes sin ningún fin en específico.

Quizá la primera sea la más penosa, como dice Víctor Hugo en Los Miserables, su obra más célebre que leída: La deuda es el principio de la esclavitud. Un acreedor es peor que un amo, porque el amo no posee más que a la persona, pero un acreedor posee la dignidad y puede abofetearla.

Bueno, quizá usted, amable lector, se diga, ya hemos hablado bastante de las características de la esclavitud económica, pero ¿cómo podemos salir de ella?.

Bien, la respuesta a continuación la enuncio.

Es una receta, que se debe seguir si se desea alcanzar el fin, y también se debe ser consciente de que no se sale de una deuda de la noche a la mañana. Como todo se origina por nuestros hábitos, es necesario cambiar la mentalidad y eso lleva tiempo.

Primero se debe arrostrar la deuda, hacerle frente, sin miedos y sin tapujos. Cuántas veces evitamos hablar del tema o huimos al estado de cuenta mensual de la tarjeta, no sabemos ni qué ni cuánto estamos pagando o nos falta por pagar, simplemente esperamos a que nos hagan el retiro de la cuenta de nómina o pagamos ciegamente sin recordar para qué o qué compramos.

Entonces, se debe tomar el tiempo necesario para sentarse a la mesa, de manera literal, y revisar a detalle la deuda, llámese comúnmente, estado de cuenta, verificar cuántas deudas existen, conocer su origen; qué se compró, con qué finalidad, si es un servicio que ya se disfrutó o un bien que se sigue pagando, o ya se consumió, etc. Analizar si se está pagando el mínimo, cuántas mensualidades o pagos restan aún para liquidarla, etc.

Una vez que se tenga la información, es necesario anotar en una libreta o en la computadora un registro donde se acomoden las deudas de mayor a menor. Esto, con la finalidad de atacar primero la deuda mayor. Es decir, se van a destinar recursos para abatir esa deuda, ponerle fin, y así ir acabando una por una.

Esto se representa de manera gráfica en una película muy taquillera. Seguramente habrá visto o escuchado la saga de Star Wars o como la llamamos en México, La Guerra de las Galaxias. En la película El Ataque de los Clones, las naves enemigas intentan escapar del planeta y todos los buenos disparan, a lo loco, sin evitar su despegue. Hasta que el maestro Yoda, (el pequeño ser verde –seguro lo ubica–  ordena dirigir y concentrar todos los disparos a la nave enemiga más cercana, obteniendo como resultado su destrucción. Una vez que cae la primera, repiten el método con la nave más cercana y así van cayendo una por una hasta debilitar al enemigo. De una manera más rápida y eficaz que estar disparando sin orden y sin sentido.

Pues de ese mismo modo debemos concentrar todos los esfuerzos en la deuda más grande.

Continuaremos en la siguiente entrega.