~Dos lamentos y un ruego~ Trilogía a la tristeza
-Camino solitario-
Hoy vi en mi camino solitario a la tristeza,
sin fin y sin comienzo,
como un verso perdido
que no encuentra el sentido del poema,
y la irónica nostalgia
es la única que me da su mano
para hacerme compañía.
*
La lluvia cae sobre mis hombros
como lágrimas del cielo,
y el viento susurra secretos,
de un dolor que no cesa
y que antes no sentía.
*
Hoy sentí las aristas de la tristeza
triturando mis esperanzas
Hoy percibí el filo del desconsuelo
rasgando mis alegrías.
*
Piedras reemplazando musgos y flores,
árboles que débiles se inclinan,
como si estuvieran de luto.
El silencio es la única música,
y la oscuridad, la única luz.
Aun así, mi camino triste
es hermoso, porque en su tristeza,
hay una belleza que no duele.
*
Es un recordatorio, de que la vida,
no siempre es fácil y colorida
pero qué, incluso en el pesar
hay una belleza que se puede alcanzar
si se mira con los ojos del amor
y no con los del malhumorado inquisidor
que hecha la risa al fondo del precipicio,
para no encontrarla nunca jamás.
-Jardín abandonado-
Mi corazón es un jardín desierto
donde las flores se marchitaron.
La lluvia de mis ojos no pudo salvarlas,
y ahora solo quedan espinas y despojos.
*
La inspiración que era un río que fluía sin fin,
se ha secado, y sólo queda
un lecho de piedras y recuerdos
palabras en la soledad de un frío duelo.
*
Mi alma es un barco que se perdió en el mar,
sin rumbo, ni esperanza, ni una estrella que lo guíe.
Mi brújula desapareció con el olvido
y ahora navego sin dirección y sin destino.
*
La vida es un tapiz que se deshilacha,
y cada hilo roto, son anhelos que se pierden.
Me niego a perder mis sueños, mi estrella
y la luz que me alumbra y guía mis caminos.
-Adiós, tristeza, adiós-
Por favor, tristeza, ya no me sigas.
Sombra oscura no querida
noche muerta sin estrellas.
Compañera indeseada de mis días.
*
Eco de lo que se ha perdido,
memoria de lo que no pudo ser,
voz que susurra en mi oído,
luz que se desvanece a punto de perecer.
*
Aunque me rodeas con tus lianas
y me sumerges en tu oscuridad,
no me dejaré vencer por ti,
me mantendré alerta y renaceré.
*
Jamás te admitiré como parte de mí,
jamás te aceptaré, ¡oh, amargo desconsuelo!
Así seas el anverso en la moneda de la vida
porque tu oscuridad no la quiero mía;
negra noche en el sentir de mi poesía.
¡Por favor, melancolía, aléjate de la vera mía!