Dos poemas

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Perfume

 

No importa

    que los pétalos

de tu sexo,

    hayan rociado

mi falo con su perfume,

    tampoco importa

que el tiempo

     me secuestre en tus labios.

 

De verdad,

     no importa

que a mí no me agrade

el olor del cigarrillo

     y cada

parte de ti

    lo respire.

 

Lo que duele,

es despertar,

ahogándome en la soledad de una cama

que sólo te conoce

por mis sueños.

 

Pecado

 

Deja a tus manos se llenen de lujuria,

    que la pereza

      se hunda en el insomnio de la cama,

    recorre con soberbia

    el puerto de mis muslos,

    que tu lengua se harte de avaricia

 cuando llene de mordiscos a mi cuello,

    llénate de envidia

      al tenerme en tu regazo,

    desata la ira

      de tu piel sobre mi piel.

 

     Quiero ser

     el motivo de tu gula.