Dr. Víctor Humberto Benítez Treviño, presidente del Patronato del Profesor Carlos Hank González.

Views: 1685

La Estatua del profesor Carlos Hank González: 

Símbolo de lealtad, admiración y gratitud. 

Conocí al profesor Carlos Hank González en marzo de 1969, cuando fue designado por mi partido, el PRI, como candidato a Gobernador del Estado de México; en su campaña fui uno de sus oradores, pues había sido campeón de oratoria del Estado de México en los concursos organizados por el periódico El Universal, los de más grande prosapia en el país. En ese carácter, representé al Estado de México en Puebla en 1967 y en La Paz, Baja California en 1968. Por cierto, fui el último campeón de El Universal, pues a partir de los acontecimientos de 1968, se calló la voz de la juventud mexicana y surgió otro país distinto al que habíamos conocido los jóvenes de mi generación.

Después de haber sido un brillante Gobernador del Estado de México en 1969-1975, el presidente José López Portillo lo invitó a su gabinete como Jefe del Departamento del Distrito Federal; con ése carácter me invitó a colaborar con él como Coordinador General de la Defensoría de Oficio, Subdirector General de Reclusorios, Director General de Boletrónico y, finalmente, el puesto que yo tanto deseaba, Delegado Político del Distrito Federal en Benito Juárez.

Al final de esa gestión y por malquerencia infundada del nuevo presidente Miguel de la Madrid Hurtado, no participó en política del primero de diciembre de 1982 al 30 de noviembre de 1988.

En ese lapso,  fui invitado a la Secretaría de la Contraloría General de la Federación, primero como asesor del nuevo Subsecretario Ignacio Pichardo Pagaza, mi amigo y compadre, después como director del Registro Patrimonial y finalmente, cuando el licenciado Ignacio Pichardo Pagaza fue nombrado Secretario de la Contraloría, me hizo el honor de designarme como Coordinador General de Asesores del Secretario.

En esa etapa de alejamiento político del maestro Hank, nunca dejé de frecuentarlo, pues lo iba a saludar a la oficina de Prado Norte cada quince días y como yo trabajaba en la Secretaría de la Contraloría, me dijo: No vengas tan seguido a verme, pues te puede perjudicar, ya que afuera están anotando las placas de los carros que me visitan, a lo que yo contesté: Qué bueno que las anoten, querido maestro, ya que van a ratificar lo que todo el mundo sabe, que Humberto Benítez ha sido, es y será mientras viva, amigo entrañable del profesor Carlos Hank González.

Al finalizar el sexenio, el nuevo presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien hoy le guardo un enorme afecto, respeto y gratitud, designó al profesor Carlos Hank González como Secretario de Turismo; yo le hablé el 30 de noviembre de 1988 para felicitarlo; me invitó un café el día primero de diciembre en su casa de Virreyes, antes de irse a la toma de posesión del presidente Salinas. Esa mañana me pidió permiso para proponerme con nuestro jefe, el presidente Salinas, por supuesto que le dije que sí, y al día siguiente me designó como Director General de Administración de la Secretaría de Turismo, donde por primera vez, tuve la oportunidad de trabajar muy cerca del mejor político que ha visto surgir mi generación, quien con elegancia, inteligencia, carisma y sencillez, resolvía de manera muy simple los problemas más complejos que se le presentaban.


Por su intervención fui designado en septiembre de 1989 por el gobernador Ignacio Pichardo Pagaza, como Procurador General de Justicia del Estado de México, encargo que cumplí hasta 1993 en que, por intervención de mi amigo y maestro Ricardo Franco Guzmán, a quien le guardo un enorme cariño y gratitud, el presidente Carlos Salinas, a propuesta del Dr. Jorge Carpizo, entrante Procurador General de la República, me designó como primer Subprocurador de la República, encargo en el que estuve hasta que, por intervención de mi amigo Carlos Hank González, fui designado por el Presidente Procurador General de Justicia del Distrito Federal; y posteriormente, por su misma intervención, como Procurador General de la República, encargo en el que estuve hasta el final del sexenio del presidente Salinas.

Mi inolvidable y añorado amigo, el profesor Carlos Hank González, falleció el sábado 11 de agosto de 2001, a la edad de 73 años, pues cumpliría los 74 el 28 del mismo mes y año. Ese día, cuando llegué de hacer ejercicio a mi casa, mi amigo Fenando Olimón Meraz ya le había dado la triste noticia a mi esposa Rosalinda, quien me recibió en un mar de llanto y juntos nos abrazamos llorando los dos. Ese mismo día lo fuimos a acompañar al Rancho Don Catarino en Santiago Tianguistenco, donde al día siguiente lo sepultamos con enorme dolor y pesar.

A su muerte, convoqué a un grupo de amigos para constituir el Patronato Profesor Carlos Hank González, con el objetivo de reconocer la obra y la vida de un mexiquense excepcional que dividió al Estado de México en dos épocas: antes de Carlos Hank y después de Carlos Hank, pues como Gobernador del Estado de México (1969-1975) revolucionó la administración pública para cambiar radicalmente el rumbo del Estado hacia una modernidad única, sólo vista en el Estado de México. Su reforma hacendaria, la reforma urbana y la tenencia de la tierra, la transformación de ciudad Nezahualcóyotl, el impulso a las artes y a la música, la creación de la Casa de las Artesanías, el Programa Echeverría de remodelación de pueblos hicieron el milagro; pero sobre todo, nos enseñó a los mexiquenses a creer en el ser humano y a avisorar un destino luminoso.

Dentro de estas obras singulares sobresale la construcción del Paseo Tollocan, que se inició con el proyecto del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez el 23 de octubre de 1973 y fue inaugurado en el último año de la gestión del maestro Hank en 1975. El Paseo Tollocan tuvo una longitud de 11.8 kilómetros y fue construido sobre el camino real que comunicaba a Toluca con la ciudad de México. Al respecto nos reseña otro mexiquense, querido, respetado y añorado: Ignacio Pichardo Pagaza: Hank nos dio a conocer el inicio de la transformación de la entrada a Toluca. Propuso que se llamara Paseo Tollocan, el cual continuaría a la parte norte de la ciudad, en las faldas del gran cerro de La Teresona, un ícono de la ciudad.

El patronato del Profesor Carlos Hank González, fue constituido el 16 de agosto del año 2004, ante el notario Emmanuel Villicaña Soto, Notario Público ciento treinta y uno, con el objetivo de mantener vivo y permanente su recuerdo, y estuvo integrado por distinguido mexiquenses, muy cercanos a los afectos del profesor Carlos Hank González. Evangelina Alcántara de Lara, José Colón Morán, Vicente Coss Ramírez, Miguel Ángel de la Cruz Guerrero, Alfonso García García, Guillermo García Villavicencio, Jesús Garduño Villavicencio, Manuel Gurría Ordóñez, Andrés Iglesias Baillet, Jorge Jiménez Campos, Jorge Ramírez, Arturo Nahum Martínez Legorreta, Juan Antonio Miranda Valdés, Humberto Navarro González, Fernando Olimón Meraz, Abel Palma Mondragón, Enrique Peña Nieto, Crescencio Pérez Garduño, Isidoro Reza Valdés, Gilberto Romo Valdés, Leopoldo Sánchez Duarte, Ernesto Santillana Santillana, Edgar Valverde Rubizewsky, Wilfrido Valverde de Rosales, Roque González Escamilla, y Alejandro Olivares Monterrubio. Cabe destacar que mi entrañable amigo Enrique Olascoaga Carbajal, es el tesorero eficaz y diligente del patronato que me honro en presidir.

A ellos mi gratitud y reconocimiento permanentes.

En el primer aniversario de su natalicio después de su muerte, tuve el honor de pronunciar el discurso para recordar a mi añorado maestro, concluyendo así: Hoy y aquí, quisiera citar con todo respeto y gratitud, el credo de mi añorado maestro, hoy digno homenajeado: “Amo a México por su dolor y su esperanza, por su terco apego a la ilusión, por su grandeza infinita que todo lo supera, por su alma bravía, que en sus torrentes, lo arrolla todo y todo lo destruye, menos la esperanza; porque nací de él y me formó su barro, porque abrevé en sus valles y suspiré en sus montañas; porque soy una hoja de sus bosques, de sus campos, un enamorado de su alma inmortal, un creyente de su destino.

Agregaría recordando al poeta Alcomiztli Nezahualcóyotl: Carlos Hank González, tú vivirás por siempre