+ El ISSEMyM en etapa terminal. No hay medicinas, consultas ni equipo para atender a pacientes; ¿Qué le hacen al dinero que quitan del salario de los trabajadores al servicio del Estado, municipios y organismos descentralizados?
La frase:
Trabajar duro por algo que no te interesa se llama estrés. Trabajar duro por algo que amas se llama pasión.
TRISTE REALIDAD
Por enésima ocasión, El Poder de Servir se compromete a abastecer las farmacias del ISSEMyM el 16 de febrero
La desesperación comienza a hacer presa de cientos de derechohabientes del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) porque los meses pasan y no observan mejora alguna en cuanto a los servicios médicos que reciben y, sobre todo, porque el abasto de medicamentos en las farmacias de las cuales ellos dependen está prácticamente suspendido desde el año pasado.
Este miércoles el centro de Toluca fue un caos. Cientos de pensionados, pensionistas y trabajadores en activo que utilizan el ISSEMyM para atender diversos padecimientos en su salud salieron a las calles a exigir a gritos y con bloqueos de calles que la autoridad asuma su obligación y recupere la prestación eficiente de los servicios médicos a los que tienen derecho.
Hay que dejar muy claro que el acceso al ISSEMyM no es un regalo, una concesión graciosa o muestra de voluntad del gobierno estatal hacia los trabajadores. Es un derecho por el cual pagan puntualmente todos ellos, pues se les descuenta cada quincena una parte de su salario para subsidiar los servicios a los que la institución está obligada a brindar a los trabajadores del gobierno estatal, de los municipios y de las instituciones y organismos descentralizados.
A los trabajadores en activo se les cobra, por adelantado, por los servicios que supuestamente reciben del ISSEMyM, y éstos no están siendo ni oportunos, de calidad, suficientes y mucho menos se brindan con la calidez y el humanismo que debieran. Hay trabajadores que pagan –vía descuentos en nómina— toda la vida laboral, por lo menos 30 años, y utilizan los servicios de ese instituto un par de veces en su vida. Entonces, ¿qué le hace el ISSEMyM a ese dinero?

La desesperación de los derechohabientes se deriva principalmente de dos problemáticas que se repiten todos los días en clínicas y hospitales del ISSEMyM. La primera tiene que ver con el acceso a los servicios médicos, y es que, para obtener una consulta, ficha, le dicen, es necesario levantarse de madrugada e ir a hacer fila hasta dos horas, la mayoría de las veces en medio de la helada de la madrugada, para alcanzar un turno con cualquier médico.
Eso se complica todavía más si se desea ser atendido por un médico especialista, sea la que sea, pues en ese caso hay quienes tienen ya agendadas citas para todo un año, y si uno desea registrarse en la lista de espera hay que estar un par de horas para que la señorita que lleva esa agenda se digne en recibir la solicitud del derechohabiente.
Hay pacientes que mueren –textual y realmente— antes de poder ver al médico por el que anhelan ser atendidos, pues la falta de un sistema que opere adecuadamente y también la falta de recursos humanos suficientes hace prácticamente imposible el acceso a una consulta médica de especialidades.
El segundo aspecto es el abasto de medicamentos. En el ISSEMyM los trabajadores que cuentan con esa cobertura tienen derecho a que el médico o médica que los atienda, cuando se logra el milagro, concluya la consulta médica con una receta en la que se describa el tratamiento que requiere la persona. Con esa receta, el derechohabiente debe pasar al área de farmacia, donde debieran entregarle las dosis necesarias para poder cubrir su tratamiento por el tiempo que le haya sido ordenado. Pero esto no ocurre.
Siete de cada diez derechohabientes del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios se retiran del instituto sin su receta surtida, o al menos al 100 por ciento, porque ya se ha hecho una costumbre en los últimos años que los que atienden las farmacias del ISSEMyM, con una sonrisa casi de burla de por medio, informen a las personas que no hay, que no les han surtido todas las fórmulas que requieren los usuarios.

Una alternativa es que en las mismas farmacias extiendan un vale supuestamente canjeable en farmacias privadas, subrogadas, con las que el ISSEMyM tiene convenios, pero eso sólo ocurre en el mundo ideal, ya que en el real la mayoría de los vales nunca son cambiados por esas farmacias que supuestamente trabajan coordinadamente con el instituto. Si visita uno cualquiera de esas farmacias comprobará que todas son pequeños locales prácticamente vacíos, donde hay otra persona que amablemente reciben la receta y tras unos segundo regresa al aparador solo para informar –también con sonrisa de por medio— que el medicamento requerido está agotado. Y todavía tienen el cinismo de decirle a uno que regrese en una semana a ver si ya les surtieron.
Por supuesto que esa semana se cumple, y le sigue otra, y otra, pero el medicamente que requiere el usuario del ISSEMyM nunca llega, y nunca llega porque ese instituto no ha pagado a los laboratorios ni a las empresas distribuidores adeudos millonarios que con el tiempo se han ido acumulando, por lo que esas empresas por supuesto que suspenden el reabastecimiento de fórmulas.
La duda fundada en ¿dónde van a parar las cuotas que les quitan a los trabajadores de sus salarios? ¿Por qué el ISSEMyM ha dejado de pagar sus deudas con los laboratorios, lo cual obliga a que éstos dejen de surtir los medicamentos? ¿En qué está gastando el Gobierno del Estado de México el dinero que el ISSEMyM debería de invertir en medicamentos e insumos médicos que reclaman los trabajadores derechohabientes, pensionados y pensionistas? ¿De qué sirvió que les pagara la UAEMéx?
Además, el ISSEMyM enfrenta otros problemas, como la falta de mantenimiento a equipos de radiología, materiales para trabajos de salud bucal, y hasta para pagar los servicios especializados de recolección de desechos hospitalarios, lo que resulta un riesgo peor a la salud cuando esta labor no se hace de manera adecuada y se generan tiraderos clandestinos donde ese instituto arroja su basura.
Por razones como éstas es por lo que los derechohabientes del ISSEMyM abarrotaron este miércoles la zona centro de la ciudad de Toluca, donde reclamaron a quienes trabajan en la sede gubernamental del número 300 de la calle Lerdo de Tejada que cumplan su responsabilidad, que les devuelvan en servicios lo que ellos pagan, o más bien les quitan de sus salarios, porque seguramente si ellos pudieran decidir si pagan o no por un servicio tan irregular como el que brinda el ISSEMyM habría miles que preferirían no hacerlo e ir a la farmacia de similares más cercana a su hogar y ahí conseguir aunque sea un tratamiento básico para reponer la salud.
La autoridad estatal, específicamente la Oficialía Mayor de la gubernatura, a la cual, ahora está adscrito administrativamente el ISSEMyM, respondieron por enésima ocasión con un boletín simplista en el que aseguran que todo está bien, y, otra vez, que el abasto de medicinas se está regularizando, aunque no se aclara ni dónde ni cuándo.
El Gobierno del Estado de México, a través del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) informa que el abasto de medicamentos está garantizado mediante una adquisición que dará cobertura durante el año 2025. La distribución comenzará a partir del 16 de febrero próximo, priorizando la entrega en aquellas unidades de mayor demanda, se lee en el documento oficial.
Además, prometen, se realizan las gestiones para acortar los tiempos de entrega por parte de la industria farmacéutica y comenzar con la distribución a la brevedad y de acuerdo con el cronograma ya establecido para lograr un abasto inmediato.
Quisiéramos creer en esta promesa. Lo malo es que esta misma administración, la de la Cuarta Transformación, la que no es igual a las de sus antecesores, la del Poder de Servir ya nos ha dicho lo mismo en el pasado, y tampoco se hizo realidad el compromiso.