El mejor de mis esclavos Conclusión

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Así es. No se me asuste, el dinero es una herramienta poderosa que, sabiéndola usar proporciona grandes beneficios. Recuerde, ya lo he comentado hasta el cansancio, no debemos poner todas nuestras esperanzas en el dinero; el dinero no es y nunca debe ser el fin, es sólo el medio.

Espero que con estos dos ejemplos quede más claro a lo que me refiero.

Un matrimonio tiene dos hijos, el padre, dedicó toda su vida a construir, mantener y aumentar su patrimonio. Un empresario que manejaba sus negocios. Mucho estrés y presión cargaba en su persona, el tiempo y el trabajo lo fueron debilitando. Él sabía perfectamente que no iba a estar para siempre y decidió iniciar un plan de ahorro pensando en la educación de sus hijos. Su esposa, era una mujer dedicada a su familia y al hogar. Por lo que no tenía idea de cómo manejar las empresas de su marido si éste llegara a faltar.

Tenían dos hijos: el mayor, un varón que apenas alcanzaba los 17 años y la niña, una preciosa princesita que ya había cumplido los 15.

Acostumbrados a acudir a los colegios privados, llevaban una vida bastante holgada y podría decirse, que hasta sin preocupaciones mayores. Es decir, nunca se molestaron por saber si habría pan en la mesa.

Y entonces ocurrió lo inevitable. El padre falleció por un infarto. La esposa estaba desconsolada y llegó a pensar que se encontraba desamparada. ¿Quién se iba a hacer cargo de los negocios del marido?, ¿Qué iba a ocurrir con su estilo de vida acostumbrado?, ¿De dónde iba a obtener el dinero para costear los estudios universitarios de sus hijos? Todas esos y otros cuestionamientos aquejaban su alma.

Ignoraba que su esposo, previsor y amoroso, tenía todo bajo control. Aparte de dejar su testamento, sabía perfectamente que el riesgo de cargar con la responsabilidad de dos hijos era demasiado para él, por lo que decidió transferir ese riesgo iniciando planes de ahorro que tenían como complemento, seguros de vida. Así que, al fallecer, se activaron los seguros de vida y la esposa recibió una buena suma de dinero que le permitió estar más tranquila para ocuparse del luto a su marido. Sobra decir que, también tenía contratado ya los servicios funerarios, por lo que prácticamente ningún abusivo pudo sacar provecho del lamentable acontecimiento.

Pero eso no es todo, también el seguro de vida indemnizó a los hijos, otorgándoles sendas sumas de dinero que fueron más que suficientes para que concluyeran no sólo sus estudios, sino también, para que destinaran recursos a otras necesidades y gustos. Pero eso no acaba ahí; al cumplir cada uno los 18 años, se les iba a entregar otra cantidad igual para cubrir sus estudios universitarios.

Prácticamente la vida de sus hijos quedaba resuelta, no tenían que sacrificar su nivel de vida acostumbrado, continuaron asistiendo a sus colegios. Y tenían el dinero suficiente para sus estudios.

Sobra decir que nunca se preocuparon respecto a si seguiría habiendo pan en la mesa.

Otro ejemplo es el de un directivo de una empresa que fue despedido una vez que otra empresa mayor absorbió la empresa en donde trabajaba.

Un colega sintiendo lástima por su compañero le comentó: Pobre Inge, ¿qué va a hacer? Ya pasa de los cuarenta, su hijo está por iniciar la universidad, no va a encontrar otro trabajo que le mantenga su nivel de vida acostumbrado.

Pero el inge replicó: Gracias a Dios, mi esposa trabaja, y no sólo eso, desde que nació mi hijo, sabía perfectamente del riesgo que traía encima, por lo que adquirí un seguro de estudios, este año termino de pagarlo, y lo haré fácilmente con la indemnización que me den. Así que la educación de mi hijo no se verá afectada ya que pediré que la aseguradora me vaya otorgando el dinero de manera mensual.

Así es como, con en estos dos ejemplos, vimos que el dinero, utilizado con sabiduría, fungió como esclavo protector de los hijos. Y les ayudó a ser hombres y mujeres de bien.