EL PALACIO MUNICIPAL

Views: 1021

El libro titulado Toluca, Alma Vida y Corazón, publicado durante la presidencia municipal del maestro Guillermo Legorreta Martínez es otro texto que me permite encontrar otra huella, de las muchas que dejó la Cronista de Toluca, publicado en el año 2012, bajo el cuidado de Gerardo Novo y Oliverio Arreola; por cierto, que la dirección de arte del mismo corrió por cuenta de Iván Olguín Santa Cruz, magnífico diseñador e impresor. En este caso, reviso y leo el texto de Margarita García Luna, quien escribe sobre El Palacio Municipal, traducido al inglés con el nombre de: ‘Toluca´s City Hall’. Cierto, el libro es bilingüe, lo que le da mayor calidad y difusión.

Cuenta Margarita: Ramón Rodríguez Arangoity fue uno de los más prestigiados arquitectos mexicanos en la segunda mitad del siglo XIX. En Toluca edificó hacia la década de 1870 el Palacio de Gobierno, el de Justicia, el Palacio Municipal, un proyecto para la Catedral, la Casa de los Barbabosa y el Edificio de la Escuela de Artes y Oficios –que se encontraba en lo que ahora es la actual calle de Mariano Matamoros–. El poder  del relato es una de las cualidades o fortalezas que debe contar un cronista o historiador. De sabernos contar con detalles las circunstancias, es lo que hace que quienes escuchamos o leemos textos de esta especialidad, nos arrobemos en los párrafos, tal y cual los estuviéramos viviendo.

Dice: Ante la presencia del Gobernador Mariano Riva Palacio, el 5 de mayo de 1870 se colocó la primera piedra del edificio del Palacio Municipal de Toluca. Se determinó que en la esquina formada por la calle de Federación (actual avenida Independencia) y la recién planeada calle de la Concordia (que después se llamó Belisario Domínguez) se levantaría el Palacio Municipal. ¿Existió tal momento en verdad o es invento de quien escribe, podemos preguntar los que tenemos la fortuna de vivir en pleno siglo XXI?… de tales preguntas y respuestas es que aprendemos a valorar las investigaciones del cronista que lo mismo habla o escribe como historiador, que nos habla del presente viendo el pasado para hacernos comprender lo que sucede en el tiempo. Leer a Margarita es un gozo, agradecerlo siempre es obligación fraternal.

Cuenta: En el Archivo Municipal de Toluca se encuentra un interesante documento fechado el 19 de mayo de 1871 que contiene las bases sobre el contrato de construcción del palacio Municipal, el documento está firmado por el Lic. Camilo Zamora y el Arq. Rodríguez Arangoiti. De acuerdo con el documento que nos ocupa el contrato de construcción comprende solamente el edificio con puertas, ventanas, barandales de hierro dulce, pintado interior y exteriormente de “salpatle” (probablemente es pintura a base de cal), sin incluir vidrios, tapices, pinturas o estucos y el presupuesto total de la obra era de 15,000 pesos, La construcción se haría de adobe, “según la costumbre del lugar”, con amarres horizontales y verticales de ladrillo y con arcos ciegos para su solidez.  Benditos son los documentos de todos los archivos de este país: civiles o religiosos, federales, estatales o municipales: son memoria de un pueblo, al revisar la propuesta de Luis González en su teoría de la microhistoria. Con ellos, se puede hacer seguimiento de la historia del lugar; tanto como hacer seguimiento de un personaje en incógnita de su vida, que expresa en ello muchos vacíos del trajinar el mundo. Tesoro de la memoria son archivos, bibliotecas o espacios hemerográficos: sea por lado civil o religioso, se viene bien saber de él con claridad de lago transparente. De esa posibilidad, es que conocemos que la Décima Musa Sor Juana Inés de la Cruz nació un 12 de noviembre de 1648 y, —no, como ella lo dijo (con el fin de esconder el año en que nació por ser hija de padres no matrimoniados) en el año de 1651—. Es en la capilla de Chimalhuacan, Ozumba; donde se le registra con todo y padrinos para dar certeza del año de 1648. A varios kilómetros de la comunidad de Nepantla, Tepetlixpa, donde nació la Fénix de América. En dicha capilla fue bautizada y registrada en el mes diciembre.

De archivos de todo tipo hizo nuestra Cronista Municipal de Toluca. Nos enseña ese camino, y es escuela de todos los tiempos. A través de ella es que se hizo nuestro admirable Vicente Riva Palacio Guerrero, quien, reitero, de la confianza que le dispensa don Benito Juárez García en 1860, le permite contar con un tesoro de siglos en la etapa de la Colonia dentro de la Nueva España. De esos archivos de la Santa Inquisición nace el gran cronista que es Riva Palacio, quien fue gobernador de Estado de México y Michoacán, Cuenta la Cronista: Las bases del contrato de construcción del edificio del Palacio Municipal de Toluca fueron aprobados en reunión de Cabildo de 23 de mayo de 1871. Se turnó el Acuerdo de Cabildo al Gobernador del Estado para su aprobación y para que se procediera a que esta obra “sea bien construida y elegante, sin exceder los quince mil pesos”. Revisar todo tipo de documentos en los archivos es como recrear nuestra infancia o juventud. Es regresar al pasado y, felicitar a quienes en papel y tinta dejan huella de lo que sucedía en ese presente, que al estudiarlos nos da brújula, el norte para saber por dónde se debe caminar. El trabajo del Cronista es tarea principalísima pues nos acerca con fluidez y sencillas palabras a hechos que muchas veces en su complejidad nos da flojera estudiar o investigar.

¿Algo tuvo que ver la construcción del Palacio Municipal con la desaparición casi total del Convento de San Francisco? Lugar que es leyenda e historia cierta de lo que los buenos franciscanos hicieron en esta ciudad, de tantos logros y también, de deterioros que han sido, desde entonces, tarea negativa al salvaguardar nuestro patrimonio cultural. Dice Margarita: El Gobernador Riva Palacio aprobó el contrato de construcción y dispuso que los dueños de los lotes en que se había dividido el convento de San Francisco, que correspondían a la recién planeada calle de la Concordia, iniciara la edificación de sus casas. El 11 de julio de 1872, en la administración de don Margarito García Rendón, el Ayuntamiento insistió nuevamente al Gobierno Estatal para que se edificara el Palacio Municipal. El Gobernador autorizó al ayuntamiento para que de sus fondos destinara veinte pesos semanarios y el pago de las rayas semanales y el Estado aportaría veinticinco pesos cada semana”. Tiempos mágicos en país pobre por larga travesía que venía haciendo desde el año de 1821, en que se independiza de la Colonia española. Larga travesía que se refleja en edificio tras edificio que se construye, dentro de la etapa del México independiente. Historia ahora de 201 años, que debe hacer meditar cuáles son aquellas construcciones que merecen ser salvadas por encima de todo interés personal, de familia o grupo económico y político. Bien dice el Arq. Enrique Méndez Sosa, hace falta en este siglo XXI un personaje respetado y escuchado como el Ing. Anselmo Camacho: protector en su tiempo del rostro que se iba formando de la Toluca de fin de siglo XIX —bella y limpia— y principios del XX.

Escribe Margarita: A mediados de febrero de 1873, el arquitecto Rodríguez Arangoiti hizo modificaciones al plano original, donde se incluye la construcción de tres arcos interiores y exteriores de entrada por la calle de Federación (actual calle de Independencia)… y quedara una especie de vestíbulo, a manera del que está construido en el edificio de la Minería de la ciudad de México, quedando con excepción del pórtico la misma fachada que estaba aprobada. Dice la Cronista: El Instituto Literario de Toluca hizo un préstamo de 10,000 pesos para la terminación del palacio Municipal y en el año de 1883 el gobierno municipal empezó a despachar sus asuntos en el nuevo edificio. Cuánta alegría en ese año, en esos días, pues no hay nada en la vida humana que el saber que se tiene casa. Año de recuerdos que debemos de promover en el saber ciudadano, para comprender que las cosas no se hacen solas.