EL PROTAGONISTA DE NUESTRO BIENESTAR

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Lesvia Vargas

Columnista invitada

 

“Tu cuerpo es templo de la naturaleza y del espíritu divino. Consérvalo sano, respétalo, estúdialo, concédele sus derechos”

Henry F. Amiel

 

En el campo de la Psicología Positiva, diversos autores han trabajado en encontrar los elementos esenciales que contribuyan a estados de mayor bienestar y felicidad. Algunos de ellos como Tal Ben Shahar, con su modelo SPIRE por sus siglas en inglés, considera que el bienestar integral se basa en cultivar cinco elementos: el espiritual, físico, intelectual, relacional y emocional. Martin Seligman por su parte, creó el modelo PERMA y contempla las emociones positivas, el compromiso, las relaciones positivas, el propósito y el sentido de logro. Otro autor que voy a mencionar es Bernabé Tierno quien refiere cinco dimensiones de la vida del hombre: la física; la psíquica, intelectual y relacional; la afectiva; la ética y, la social. En varias confluyen las ideas, y tomando esto como referencia quiero hablar del elemento principal para poder cultivar las áreas propuestas en los modelos, y este es… nuestro cuerpo, nosotros mismos.

Somos el vehículo energético, físico y espiritual presente aquí para vivir la experiencia terrenal. En la medida en que nuestro cuerpo esté cuidado, querido, en equilibrio, en esa medida podremos cultivar, agradecer, aprender, amar y disfrutar lo maravilloso de la vida.

Pero ¿De qué estamos hechos? Principalmente de cuatro partículas esenciales, electrones, quarks, gluones y nada (vacío) y este último es el mayor constituyente, la energía. Por otra parte, la composición química es mayormente oxígeno, carbono, hidrógeno y nitrógeno y porcentajes más bajos de otros componentes. Somos una comunidad de cerca de 30 billones de células humanas y aproximadamente 38 billones de células bacterianas que viven dentro de nuestro organismo.

No será un artículo científico, sin embargo, si aprendemos la sabiduría del cuerpo, lo vamos a entender mejor y a respetar, y nuestra vida incrementará su bienestar. Lo primero es el cuerpo, porque éste es el portal de entrada a la mente.

Todo nuestro cuerpo está interconectado, recibe información del entorno a través de los sentidos que conocemos, y aparte de dos sentidos más que son la propiocepción, referida a la información de la postura corporal y expresiones del cuerpo; y la interocepción, relacionada con la información que envía el corazón, la respiración y el intestino al cerebro.

Para procesar todo lo que entra influye el cómo se encuentra nuestro estado interno, como por ejemplo: el equilibrio de la microbiota (población de bacterias principalmente en el intestino) y éste depende de cómo nos alimentamos, si hacemos ejercicio, si descansamos adecuadamente, si tomamos medicamentos, qué tipo de relaciones sociales tenemos y la calidad ambiental, entre otros. El 70% de las células del sistema inmune vive en el intestino y cerca del 90% de la serotonina (hormona que influye en el estado de ánimo, la ansiedad y la felicidad) se sintetiza en el tracto gastrointestinal. Se dice que hay mas información del intestino al cerebro que del cerebro al intestino, así que hay que valorar la importancia de éste al que se le llama el segundo cerebro.

En cuanto a la respiración, también le manda una gran información al cerebro, éste puede saber si estamos respirando por la nariz, por la boca y la velocidad. Influye sobre la atención, memoria y la  respuesta que tenemos a las emociones.

El corazón está muy conectado con la función atencional, percibimos el mundo en la medida en que se sincronizan el corazón con el cerebro, tienen una comunicación eléctrica de manera constante.

Ahora, el cerebro tiene una función fundamental a través de la información de la mente cuyo lenguaje son los pensamientos, y el cuerpo con su lenguaje experiencial completa el ciclo de nuestro actuar ante la vida. Hay mucho aún por investigar y conocer. En los últimos años ha habido grandes descubrimientos en temas de neurociencia y es fascinante.

“Adoro el cuerpo. Porque la carne es honesta y los órganos no mienten”

John Keats

El bienestar y la felicidad se gestan dentro de nosotros, hay que tener  un estado de homeostasis, y de equilibrio en nuestro cuerpo, porque será factor para la manera en que interpretamos la información y expresamos nuestro estado emocional, y esto nos conecta al mundo.

Un cuerpo y mente en equilibrio permitirán en consecuencia, cultivar las áreas propuestas en los modelos de bienestar. Establecer nuestro sentido de propósito, practicar la atención plena, tener relaciones significativas, practicar la curiosidad, aprender constantemente, conocer y disfrutar nuestras emociones, ocupar nuestro cuerpo en el ejercicio, el descanso, el abrazo y una buena nutrición.

El bienestar integral y la felicidad se tienen que estar trabajando en el día a día, así como cambiamos células, cambiamos sensaciones, pensamientos, emociones, experiencias; el mayor aprendizaje, es hacerlos completamente nuestros, aceptarlos y tomar las mejores decisiones para actuar ante la vida.

“Bebemos una taza de té pero no somos conscientes de que la estamos bebiendo. Nos sentamos junto a la persona que amamos pero olvidamos que está allí. En lugar de vivir el momento estamos en otro sitio, pensando en el pasado o en el futuro. Debemos iluminar con la luz la conciencia todo cuanto hagamos para que la oscuridad que provoca la falta de atención desaparezca. La primera función de la meditación es detener.” Thich Nhat Hanh

Así como este pequeño poema, no somos conscientes de nuestro propio cuerpo, de lo que es y todo lo que hace para que podamos transitar en esta hermosa vida. Seamos grandes amigos con él y estemos siempre para él.