El tiro con arco deporte de gran impacto en la historia y cultura humana (Segunda Parte)

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Recordemos que los romanos tendrían una importante participación dado que deben mucho de su superioridad militar a sus ejércitos de temibles arqueros y que también, a comienzos del periodo medieval, se vieron derrotados por godos, hunos y vándalos, hábiles en el uso del arco. Aníbal utilizó arqueros montados en caballos desde por lo menos el año 260 A.C. mientras extendía su imperio. Los chinos desarrollaron ballestas, se trata pues, de arcos montados en forma horizontal  accionados como una pistola, y los ejércitos y emperadores chinos por igual aprendieron arquería, como prueba observemos las tropas de ballestas en el ejército de Terra cotta en Siam. También podemos hablar de cómo los habitantes de Partía en Irán y Afganistán podían arrojar flechas cabalgando en caballo mientras se escapaban de los ejércitos enemigos, que podrían considerarse como los pioneros de lo que hoy se conoce como un parting shot, tiro de salida en el inglés moderno, originalmente un Parthian shot, tiro de Partia.

Así hay también otros ejércitos que se destacaron en la historia por el uso de la arquería. Desde Hungría, Atila el huno, guió a sus enormes ejércitos en todas direcciones, forjando un temible imperio desde el Rin hasta el Mar Caspio. Por ejemplo, la utilización de arcos compuestos fue importante para muchas de sus victorias. Posiblemente los arqueros más famosos de la historia son los Mongoles. En el año 1208 DC, Genghis Khan condujo a su tropa desde las planicies de Mongolia, creando así el más sangriento de los imperios. Ellos eran expertos jinetes que podían pararse sobre los estribos y lanzar flechas en todas direcciones. A esta altura, el imperio mongol se extendió desde Austria a Siria, Rusia, Vietnam y China.

Por otra parte, hay que hablar también de que los japoneses desarrollaron el tiro con arco en dos formas: Kyudo y Yabusame y aunque se trataba más de una forma de vida por medio de la práctica del tiro al arco, estas formas de artes marciales aún siguen siendo populares. Podemos darnos una idea más clara consultando la bibliografía respecto al Budismo Zen, por ejemplo es interesante el libro Zen y el arte de la arquería.

En 1066 DC, los normandos invadieron Bretaña y el Rey Harold fue supuestamente asesinado con una flecha normanda que le atravesó el ojo. Los sajones no utilizaban muchos arqueros y fue tiempo después, en la historia, que los ingleses comenzaron a utilizar los arcos largos para obtener un efecto devastador. Es posible que los más famosos se usaran en las batallas contra los franceses durante la guerra de los cien años. Es de destacar que ellos, durante muchos siglos emplearon el Long Bow (arco largo), un arco con el que todos los miembros varones de la familia real se ejercitaban hasta edades avanzadas.

El Tiro con Arco es, sobre todo, un deporte de precisión, por lo que en principio su práctica requiere una gran capacidad de concentración, pero también una correcta preparación física. Por ejemplo, en un torneo olímpico el arquero recorre durante sus desplazamientos a la diana una distancia aproximada de diez kilómetros y según datos de la FITA el tirador desarrolla un esfuerzo similar a ocho o nueve toneladas de tensión sobre el arco al lanzar las 300 flechas que utiliza durante los dos días que dura la competición. El campo de tiro en el que se realizan las competiciones internacionales es una superficie plana, preferentemente de hierba, en la que se marca la línea de tiro desde donde se realizan los lanzamientos. Por delante de ésta se trazan unas líneas paralelas a las distancias de 30, 50, 70 y 90 metros en modalidad masculina, y a 30, 50, 60 y 70 metros en la femenina. En ellas se indican los puntos sobre los que se colocarán los centros de las dianas.

Es por todos conocido lo vital que es el brazo de arco en la correcta ejecución de nuestro tiro, pero creo que no le damos la correcta importancia a la apropiada colocación de la mano de arco, si esta no se haya perfectamente colocada podemos echar por tierra todo el trabajo de colocación del resto de nuestra extremidad. Para posicionar correctamente nuestra mano, suelo recurrir al trabajo de tres factores vitales: el pulgar, los “grados” y la muñeca.

La primera pregunta frecuente es ¿cuánto “meter” la mano en la empuñadura?, parece ser que la solución la da el binomio que consiga mantener el pulgar apuntando a la diana y que los nudillos formen un ángulo cercano a los 45º con el cuerpo, si mantenemos ese binomio como base, la mano se mantendrá estable en la empuñadura (siempre hay individualidades en que una anatomía singular puede aconsejar otro método). Pulgar apuntando hacia el blanco. En caso de una mano muy metida, el pulgar tenderá a abrazar la empuñadura en exceso y los “grados” se verán reducidos, con unos nudillos que se pondrán casi paralelos a la empuñadura, en caso de la mano muy “al borde”, el pulgar tenderá a apuntar al exterior del cuerpo (a la derecha en un arquero diestro).