EN 2026 VAMOS A PERDER

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Suena alarmante el simple hecho de escuchar la palabra perder, es normal hasta cierto punto puesto que nos han enseñado que sólo los perdedores pierden, que perder es de los débiles, esta palabra esta asociada al fracaso, nadie nos ha dicho que perder es ganar, pierden también los grandes campeones, pierden los mal llamados intelectuales, un término para referirse a quienes poseen gran conocimiento y aún con ello, sigue ignorando. Sin duda pareciera que el mensaje positivo va siempre encaminado a ganar, pero detrás de perder hay otra cara de la que casi nadie habla. 

En estos días, próximos al 24 de diciembre son muchas las personas que hacen un recuento de todo lo vivido en el año y parece que lo que perdieron es negativo sin analizar lo que esa perdida trajo, más aún se prometen que dentro de sus propósitos del año siguiente se esforzaran por acertar en sus decisiones y evitar la menor cantidad de errores posibles, sin embargo, nada es seguro y todo es incierto. 

A propósito de perder, hay un libro que nos cuenta una anécdota de Kafka, la cual sucede en 1923 llamado (Kafka y la muñeca viajera) por cierto es importante aclarar que dicho libro no lo escribió Franz Kafka como se piensa, más bien este relato lo narra Dora Diamant, quien fue su última pareja sentimental, tan solo un año después en 1924 Kafka muere a consecuencia de tuberculosis.  A través de este libro  en la versión de Jordi Sierra Ifabra, nos cuenta la impresión que tuvo el escritor checo cuando en un paseo por el parque Steglitz, algo llamó su atención, era el llanto de una pequeña, al observarla llorar desconsolada se acercó a ella y le preguntó por qué lloraba, pero la niña no dejaba de llorar, una vez tranquila le pregunto su nombre y respondió que se llamada Elsi, la niña le cuenta que perdió a su muñeca en el parque y ese era un regalo que su madre le había dado unos meses antes. 

Kafka se sintió movido a querer ayudar, así que pensó en una alternativa, citar a la niña en el parque para entregarle una carta la cual sería escrita por aquella muñeca que se había perdido, quería que la niña superara ese momento, así que la volvió a ver, pero esta vez con una carta, le dijo que el era un cartero de muñecas con la intensión de quitar toda duda, la respuesta de la niña después de leer la carta fue buena, ya que en esa carta decía que la muñeca no se había perdido sino que había decidido irse de viaje, Kafka sigue escribiendo cartas haciéndose pasar por la muñeca Brígida, como la llamaba Elsi, todos los días iba al parque para llevarle una carta, hizo esta misma actividad durante tres semanas.

Kafka sabia que las cartas tenía que llegar a su fin, así que la ultima vez que se reúne con Elsi le entrega una carta de su muñeca Brígida y una nueva muñeca, sin embargo, al regalarle otra muñeca tenía la intensión de sustituir lo perdido por algo nuevo, así que le dice a Elsi: todo lo que amas es muy probable que la pierdas, con el tiempo al final el amor volverá de una forma distinta. El amor por la muñeca viajera, Brígida vendría ahora a través de una nueva muñeca, algo nuevo, distinto, un amor cambiado por el tiempo y los viajes. 

Es por esta enseñanza que afirmo que el año 2026 vamos a perder, puede ser una oportunidad laboral, algunas relaciones personales, cosas de valor; sin embargo, no es el final, es perder y quedar con las manos vacías para poder recibir lo nuevo, lo distinto, una aproximación al cambio, este proceso es necesario para transformarnos en mejores seres humanos, y también una invitación a aquellos que se dedican a escribir, hay que escribir para no perder la esperanza, para darnos libertad, debemos recibir un nuevo año con los retos que esto implica, sobre todo comprender que lo que pareciera ser una pérdida, muchas veces es una ganancia, no somos lo que perdemos sino en lo que nos convertimos después de que perdemos, en esto radica la madurez del hombre.