En Física intentamos decirle a la gente las cosas de una manera tal que comprendan algo que nadie antes sabía.
En el caso de la poesía, la finalidad es exactamente la opuesta.
— Paul Dirac
El poeta peruano Julio Fabián Salvador, acaba de lanzar su última obra El viaje hacia Andrómeda. Indudablemente en este libro se encontrarán versos medidos que transmiten un estilo propio del autor, donde uno puede perderse sin perderse, es decir, da cuenta del significado que tiene el tiempo, el propósito del ser humano, como señala la poeta colombiana Valentina Rojas: La conexión entre el ser, el sentir y el universo; la búsqueda, la melancolía. En sus palabras / el origen acústico del inolvidable, tocar / el corazón de lo profundo / El renombrarse lo vivido entre los simbólico del universo como / la espera del meteorito / y la / fascinante mirada hacia las estrellas / todo esto que se impregna, que se guarda en el corazón humano y que hoy son poemas. Lo cual sin duda, corrobora nuestra apreciación sobre su reciente libro y su gran trayectoria de poeta.
Cinco poemas de autor
El viaje hacia Andrómeda
POEMA DEL XILÓFONO
Yo quisiera ser el sueño que olvidas
el verde que lanzas en soledad,
que te escucha con el azul de la distancia
y, acaso, el anhelo del destello
que salta desde tus párpados.
Dibújame en el recuerdo que camina
en las lámparas de la palmada,
en el abrazo y el instante.
Qué sensibilidad tan inaudita hay en el color
de tu mejilla de diluvio.
Deja que tu mente se extravíe en mis palabras
concédeme la paranoia de un jardín,
permite que tu cabello se deslice
por tus fónicos sigilos
como onda que mueve aquel xilófono de nieve.
Imagíname aún fuera de la tierra,
mírame si puedes en un reflejo,
excarcela tu deslumbramiento
para que nade sobre las asolaciones,
ante, ante la flagrancia y el suspiro.
EXTRAÑO ESA SENSACIÓN NEFELIBATA
DE ESTAR CONTIGO
Extraño esa sensación nefelibata de estar contigo,
de romper el silencio con parsimoniosas palabras
de saltar en tus ideas aceleradas,
de inflamar la calma,
de atrapar el vértigo con tranquilidad mientras leíamos
pronósticos del futuro en las tardes sobre la oscuridad
dulcísima que solo tú y yo comprendíamos.
Extraño la euforia de esperarte irresoluto
en las estaciones,
en medio de la velocidad de tu acento pantagruélico,
convulso y correr en ese místico puente
que nacía entre nuestras miradas,
imaginando el contacto con el agua que traías en copos.
Vos flotabas sobre olas y rayos solares
te cubrían de aroma a chapuzón vibrante
y yo era el sempiterno reflejo en tus ojos de vidrio.
Extraño esa sensación nefelibata de estar contigo.
HE SOÑADO QUE EL MAR
SE MUDABA AL CIELO
He soñado que el mar se mudaba al cielo
y desparramaba sus olas
cuando leves plumas descendían
como espejos de luna
y hacían volar el viento.
Las lágrimas se dejaban caer
como mariposas y coronas de sable.
Era imposible no pensar en tu melena índigo
escuchaba los pasos de orquídeas
que caminaban entre el contorno
que construye el tintineo del amor
y la tormenta.
Yo solo ansiaba que te quedaras conmigo
para palpar el frío y tocar
el cadáver de la evanescencia.
He soñado que el mar se mudaba al cielo
y desparramaba sus olas.
Yo solo ansiaba que te quedaras conmigo
para abrazar estrellas en la oscuridad.
EL ESTRUENDO
ONÍRICO DE UN SUEÑO
Contemplo tu jónica estructura de pétalo
emocionado sentir de vértigo
tenue serenidad hecha de bruma
de frágil suspicacia torrencial
con lúcida intensidad acampanada
como cielo empapado de chubasco
que se abraza al aire enmudecido.
Miro el crinar de tus pómulos rosados
que se arrullan y arrullan como silbos
sobre un endeble lítico esencial
pienso en tus pulcros e índigos omoplatos
aprecio la metálica madera de tu pecho
para imbricar y derrumbar toda tristeza,
te concedo el trinar de nardos solitarios
y el estruendo onírico de un sueño.
UNA LIRA
DE ALONDRA Y DE MIMBRE
En ti, una lira de alondra y de mimbre
en tu piel alucinada, embocada textura
de corazón, ungida nube de misterio,
de pulso sensitivo, de río cristalino
y ansías violetas de movimiento de arena,
el suave aliento de cámbula de grava
que ladea cuando acaricia tu suspiro,
el pensamiento lucífugo que me invade al oírte
aunque lejos, aunque cerca, aunque en silencio,
la enorme intensidad de lluvia que extraño,
tu ternura glauca y oscurísima mientras
me calmas en una odisea de entusiasmo.
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Julio Fabián Salvador, es Magister en Escritura Creativa por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, UNMSM (Lima). Ha publicado los libros de poesía Eigen, Zumbante Nervio, El silencio de la máquina, Darkness (premio nacional Felizh 2012). Sextinas, la matemática de la poesía en coautoría con C.G. Belli y Marco Martos, Pared del sol y El viaje hacia Andrómeda, publicado en Medellín. Los libros de cuentos: El aire que corta la piel y Un tiempo alucinado en oscuridad, publicado en Medellín. Fue editor de la revista Taller de poesía de la UNMSM, durante diez años. Además, es doctor en Física por la Universidad de Antioquia (Medellín), investigador y profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima.