+En terapia intensiva el Sector Salud del país. Muy lejos de la promesa de Dinamarca de López Obrador; San Juan Ixhuatepec 41 años después, una dura lección en la memoria histórica de la nación

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La frase:

19 de noviembre de 1984, en San Juanico Estado de México se vivió el infierno en la tierra, sin la culpabilidad o corresponsabilidad de Pemex según su director…

MARIO RAMÓN BETETA

EL TALÓN DE AQUILES DE LA 4T

Personal de limpieza del Hospital General Ixtapaluca “Dr. Pedro López” y de la Unidad de Especialidades Médicas para la Detección y Diagnóstico del Cáncer de Mama (UNEME) de Enfermedades Crónicas Zoquiapan, Ixtapaluca, ambos del sistema IMSS Bienestarmantuvieron, este miércolesbloqueada la carretera federal México-Pueblaen ambos sentidos. En tanto, en la Ciudad de México, trabajadores de la Secretaría de Salud, muchos de ellos que laboran en hospitales clínicas del Estado de México, marcharon de la Estela de Luz a la Secretaría de Gobernación.

El Sector Salud del país vive una crisis que por lo menos a alguien ya debería preocuparle, en todos los estados, en todos los niveles, en todas las instituciones, se viven carencias y conflictos laborales que revelan que algo no anda bien en esa área tan importante para todos los mexicanos, pues hay que recordar que más de la mitad de la población de este país son personas que atienden padecimientos de salud a través de instancias como la Secretaría de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social, el “novedoso” programa IMSS-Bienestar y el ISSSTE, entre otros.

Pero esas dependencias del gobierno federal solo tienen una condición en comúnse están cayendo a pedazos, desde la anterior administración federal atraviesan por carencias muy marcadas, no sólo en cuanto a medicamentos, el problema se amplía a insumos médicos, materiales, equipos y personal, porque el que hay no es suficiente, además de que enfrentan problemas administrativos como falta de plazas, reconocimiento de su antigüedad y falta de condiciones laborales adecuadas para el desempeño óptimo de sus función pública.

En Ixtapaluca se dio uno de los bloqueos carreteros por el desastre que mantiene la Secretaría de Salud.

Pero el gobierno federal, patrón de esos trabajadores, simplemente ha caído en una espiral administrativa tendente a estirar la liga, pues ni los dota de lo necesario para que trabajen, ni mucho menos arregla su situación administrativa para que se sientan seguros de lo que hacen.

Específicamente en el Estado de México la federalización de los servicios de Salud no ha sido un proceso eficiente y mucho menos efectivo. Quejas hay en todos los hospitales y clínicas que antes eran administrados por el gobierno mexiquense, pues al absorberlos la federación los dejó en el abandono, no hay con qué atender a los pacientes y los presupuestos no pasaron realmente del Estado a la Federación para que operaran adecuadamente. Alguien se quedó en el camino con los recursos que hacen falta para que los empleados, sobre todo médicos y enfermeras, puedan ejercer sus profesiones adecuadamente, lo que representaría también un grado de salud adecuado para los ciudadanos que dependen de ese servicio.

Las manifestaciones, marchas y protestas son cosa de todos los días tanto en el Estado de México como en ciudades aledañas, sobre todo en la capital del país, a donde van a parar la mayoría de las inquietudes que manifiesta ese sector.

El Gobierno del Estado de México simplemente se ha desentendido del asunto y por más expresiones de protesta de las condiciones que viven médicos, enfermeras y auxiliares de la salud, simplemente los remiten a la instancia federal para que los atiendan, aunque allá tampoco consiguen ni una respuesta positiva para sus necesidades, incluyendo su situación laboral. Muchos de ellos ya no entienden siquiera quién es su empleador, a dónde deben cobrar sus plazas, y eso precisamente lo aprovechan en la administración de Claudia Sheinbaum para hacer como que la virgen les habla.

Personal del hospital Pedro López, también participó en los bloqueos.

No hay voluntad, no hay recursos, porque éstos ya fueron desviados a otros objetivos, sobre todo para mantener y acrecentar los llamados programas sociales, del bienestar pasa seguir cosechando votos a favor de sus colores, sin importarles que no hay nada que otorgue mayor bienestar a las personas que tener seguridad sobre su salud, y para eso hace falta mucho, pero mucho.

Estamos muy lejos de tener la mejor cobertura social en materia de salud, mucho muy lejos de Dinamarca, país con el que a Andrés Manuel López Obrador le encantaba compararse, y, solo eso, porque jamás fue capaz siquiera de llegarle a las rodillas en el nivel de servicio y disponibilidad científica y técnica para satisfacer las necesidades que hoy plantea la sociedad mexicana.

Vivimos un sistema de salud mucho, mal organizado y peor en cuanto a su eficiencia. No se dice abiertamente, porque simplemente les encanta ocultar la realidad, pero hay miles de mexicanos que están muriendo todos los días por falta de atención en esta materia, no hay con qué curarse y mucho menos garantizar su subsistencia.

Ese será el verdadero talón de Aquiles de la Cuarta Transformación, pronto, muy pronto, la inconformidad social subirá de todo, hasta llegar a expresiones iguales o peores que lo que se vivió el pasado fin de semana en el zócalo de la Ciudad de México, donde mexicanos, no importa si eran jóvenes o no, si eran de derecha o izquierda, si son o no son militantes de partidos políticos, ya sacaron a relucir su hartazgo social, lo que vaticina un estallido que les recordará a quienes hoy gobiernan que la gente puede perdonar cualquier carencia, menos la de la alimentación y la de la salud.

San Juan Ixhuatepec 41 años después

Después de 41 años –sí, más de cuatro décadas— nadie sabe con certeza cuántas víctimas hubo a consecuencia de las exposiciones ocurridas el 19 de noviembre de 1984 en San Juan Ixhuatepec, municipio de Tlalnepantla de Baz.

Cálculos conservadores aseguran que fueron 500 personas las que ahí fallecieron, pero en lo que sí hay coincidencia es que hubo muchas personas más que simplemente desaparecieron, que la acción del fuego que ahí hubo que muchos seres humanos pasaran de estar vivos a convertirse en cenizas y que la acción del viento provocó que sencillamente pasaran a otro plano, porque en el material nunca se pudo comprobar su existencia.

Las explosiones de San Juan Ixhuatepec de 1984, también conocidas como explosiones de San Juanico, fueron una cadena de explosiones del tipo BLEVE (acrónimo en inglés para explosión de vapores que se expanden al hervir el líquido), ocurridas en una planta de almacenamiento y distribución de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en San Juan Ixhuatepec, Tlalnepantla de Baz, Estado de México.

Las explosiones más fuertes comenzaron a las 5:45 a. m., tiempo del Centro,  del 19 de noviembre de 1984 y terminaron a las 7:01:27explosiones menores se registraron hasta el siguiente día, 20 de noviembre, por la mañana.

El accidente provocó la muerte de 500 o más personas y un aproximado de 2 mil heridos, así como la evacuación de más de 10 mil m personas y daños en un área de hasta un kilómetro de la planta siniestrada, debido a la violenta de dispersión de restos de la misma.

Las víctimas resultantes fueron carbonizadas, asfixiadas por el gas propano y a consecuencia de serias quemaduras. Las explosiones fueron calificadas en su tiempo como de la más mortíferas registradas en la historia provocada por gas licuado de petróleo, y el hecho es incluido como uno de los tres peores accidentes industriales, junto al Desastre de Bhopal y al Accidente de Cubatao de 1984.

Hacia la década de los cincuenta, la zona metropolitana del Valle de México sufrió un crecimiento y una urbanización acelerada. La política de los gobiernos encabezados por Isidro Fabela Alfaro y Alfredo del Mazo Vélez fue la de fomentar que municipios cercanos a la Ciudad de México albergaran grandes corredores industriales como Naucalpan y precisamente Tlalnepantla de Baz, en cuyo enclave al oriente de la delegación Gustavo A. Madero y el municipio de Ecatepec de Morelos, se localiza San Juan Ixhuatepec, zona conocida popularmente como “San Juanico”.

En esta dinámica industrializadora, los gobiernos estatal y federal comenzaron una serie de expropiaciones de tierras de ejido para el establecimiento de industrias. En el caso de San Juanico, fue en 1959 cuando se hizo lo propio en beneficio de PEMEX con el fin de establecer una planta que procesara gas licuado de petróleo proveniente de distintas refinerías del país, tanto para uso doméstico como industrial en las nuevas zonas industriales, incluyendo a Tlalnepantla, Naucalpan e Industrial Vallejo.

La primera planta de PEMEX, con capacidad para 16 mil metros cúbicos de gas LP fue inaugurada en 1961. Esta planta recibía gas a través de gasoductos provenientes de Minatitlán, Poza Rica y Coatzacoalcos, y que conectaban con la Refinería 18 de Marzo, en Azcapotzalco.

Respecto a la infraestructura de las plantas de Pemex involucradas, estas mantenían un riesgo de bajo a intermedio, de nivel aceptable para la industria que realiza este tipo de operaciones. Supuestamente contaba con diversas estructuras para la detección y prevención de incidentes.

Una situación de riesgo que derivó en la alta mortandad del accidente, fue la proximidad de las casas con las plantas involucradas. Alrededor de la planta se encuentran, además de San Juan Ixhuatepec, las colonias San José Ixhuatepec, San Isidro Ixhuatepec y Residencial El Copal.

Algunas, si no es que en su mayoría, varias de estas casas eran asentamientos irregulares de familias pobres, construidas con materiales como madera y cartón. Diversos testimonios indican que desde las 03:00 a. m. del 19 de noviembre, vecinos aledaños a la planta reportaron a las autoridades un fuerte olor a gas.

El día del San Juanicazo, el presidente de la República era Miguel de la Madrid Hurtado, mientras que el gobernador de nuestra entidad era Alfredo del Mazo González y el director de Pemex era Mario Ramón Beteta, quien posteriormente fue gobernador de la entidad, pero que se distinguió por una cruel declaración, al decir: que Pemex estaba libre de toda culpa y le aventó la responsabilidad a la empresa Unigas y que en todo caso sería Pemex que reclamara a la gasera la indemnización correspondiente por daños y perjuicios. Evidentemente Beteta emitió juicios de valor antes de un dictamen pericial, en donde por lo menos Pemex era corresponsable.

Las declaraciones del entonces director de Pemex Mario Ramón Beteta.

Documentos oficiales indican peticiones reiteradas de parte de trabajadores de la planta a PEMEX por falta de mantenimiento en estructuras y de piezas fundamentales, como válvulas que se encontraban dañadas. Según la paraestatal, 55 personas se encontraban laborando en la planta al momento del accidente.

Según investigaciones posteriores de la Fiscalía mexicana, las explosiones fueron responsabilidad de Petróleos Mexicanos, eso en realidad nunca se sabrá al cien por ciento, las víctimas fueron sepultadas hace más de cuarenta años, y los gobiernos de la revolución involucrados en esta trágica historia ya también desaparecieron sin rendir cuentas claras a las familias a las que se dejaron en su momento son padres, sin hijos y sin nada.

San Juan Ixhuatepec es una lección muy dolorosa en la historia de México, donde pueden contarse fallas de tipo técnico y operativo, pero también una actuación muy deficiente de los órganos oficiales involucrados y que tuvieron la responsabilidad de investigar y aclarar esos hechos. No hay vuelta atrás, solo queda recordar con cariño y respeto a quienes ahí perdieron la vida y hacer votos porque algo así no se repita.