ENTRE MÁSCARAS
ÉL, queriendo atravesar aquella puerta sin pensar
en la posibilidad de conocerla, se la encontró
Ella, al ser vista
levantando la cabeza y, lo miró
Él, en ese momento
sin control de sí mismo, se sonrojó
Ella, al ver eso
en su nerviosismo, se congeló
Él entre tímido y
torpe, se desubicó
Ella primera vez
en su vida, se deslumbró
Él tomando consciencia de lo sucedido
intentando dar la talla, se ubicó
Ella tratando de acudir a su caja
de pandora mental para aterrizar, fracasó
Él, finalmente después
de largo aliento, se presentó
Ella, sin importar lo que él le decía, pensaba,
¿se parece a Sean Connery?, y su imaginación voló.
Él, con voz pausada haciendo el esfuerzo de decir
cualquier cosa y coqueto como él solo, se sonrió
Ella, pensando en silencio,
¿se parece a un Monje del Tíbet?, se confundió
Él, como recién operado de 15 cuchillazos
sobre algo de eso, le comentó
Ella, acudiendo a Marvel,
dijo: ¡Es Iron Man! y lo afirmó
Él, hablaba de Dostoievski y
de Kusturica y, lo resaltó
Ella al escuchar eso, vislumbraba a
un Genio de genios y, se sobresaltó
Él, comentaba sobre su juventud y
sus andanzas y se avergonzó
Ella, un poco fastidiada sin dejar
de estar ilusionada, ¡Play Boy!, pensó
Él, al contar algunas experiencias mostrando
tanta sensibilidad y compasión por el resto, se desnudó
Ella, ya loca y mareada, pasada de vueltas
por tantos personajes, por fin aterrizó
Él, aquel día, entre máscaras, aquella puerta, abrió
(Basado en una historia real, sobre una médica y su paciente, en tiempos de pandemia)