Feliz día de la Madres
A Teresa, por siempre.
Teresa, tengo días que te pienso, que te busco, que te siento; en ello trato de encontrar las palabras para festejarte el 10 de mayo y no las encuentro. Repaso mi ser de escribana y no me hallo, no te hallo.
En la sinceridad de estas líneas, le he pedido a Dios, que dé luz a este espíritu para rendirte el homenaje merecido a la vida que me has dado.
No sabía cómo iniciar este texto; decir que el dolor ha pasado, es honesto de mi parte, ¿Sabes mamá? Esto de ser poeta de la vida, exige escribir con el corazón, escribir sobre lo que nos mueve el alma, solicita de mucha lealtad con uno mismo, es por ello que no sabía cómo confesarte que, he pasado el duelo, que me siento mejor, que a la distancia del sepulcro, hoy miro como quien observa desde el remanso del buen Jesús. Él, ha convertido el enojo, la impotencia de no tenerte, en una memoria respetuosa de tu persona.
Teresa, en este diez de mayo, ya no hay llanto, ya no hay recuerdos punzantes, ya no hay dolencias, ni sujeción al pasado y lo agradezco.
Hoy, celebro en mi propia vida, la dicha de ser madre, la fortuna de esta naturaleza privilegiada que Dios mismo me ha dado para amarte y amarme tanto; ser madre e hija, es un proceso celestialmente transitorio como la vida y la muerte; un sendero existencial que nos bendice a ti y a mí como mujeres que guían familias; en su naturaleza imperfecta y necesariamente humana.
Amada Madre, mi querida Teresa, gracias por haber sido mi mamá en esta vida, gracias por darme de tu aliento divino, gracias por darme el permiso de unirme al ombligo cósmico que nos conecta al universo de ser una, de ser única, de ser en este llamado terrenal pintado por la gracia materna.
Teresa, gracias por haber sido mi madre, por forjar en mí, lo que me distingue en esta vida, gracias por tanto amor, gracias por tanta imperfección humana, porque en este desperfecto, se encuentra la gloria del amor, un amor que nos salva del odio, del resentimiento innecesarios para ser divinamente lo que nos toca ser.
Teresa mía, soy tu Carmela, ¡Feliz diez de mayo mami! En dónde estés, te abrazo con toda mi alma, con todo mi corazón, con todo mi espíritu de madre y de hija, ¡Feliz día de las Madres, Teresa!