FERIA DEL LIBRO

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Saludos, querido y aguzado lector, deseo que esté disfrutando de este inicio de mes patrio, cuando los lugares de comida ponen en sus menús cantidades de platillos y antojitos de la gastronomía mexicana, las calles se colorean e iluminan con los colores patrios y también desfila nuestro lábaro nacional al sonar de cornetas y trompetines.

Hay una frase adjudicada al escritor Eduardo Galeano que dice: Libres son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan, no quienes obedecen. Galeano fue un periodista y escritor uruguayo que nació un 3 de septiembre pero de 1940.

Él siempre defendió el derecho a pensar y sentir al mismo tiempo, sin las pretensiones del objetivismo, defendía la dignidad humana y el cambio en la sociedad a la que veía viable en los ideales del socialismo y la izquierda. Trabajó de cerca con hombres como Mario Vargas Llosa y Mario Benedetti.

En una feria de libro hemos de encontrar creadores, los autores van a presentar sus publicaciones, sus talleres y hasta presentaciones artísticas, y van al encuentro de estas expresiones, los lectores y público en general que necesitan y disfrutan de la lectura, de aprender cosas nuevas y a partir de ello, formar un criterio y una nueva forma de ver la vida.

Aunque mucha gente podría decir que no pasa mucho en una feria del libro, el que exista, ya es un gran logro para varios sectores de la sociedad, aunque también hay que reconocer que probablemente los más necesitados de los beneficios de una feria de libro, poco alcance tengan a ella.

En especial cuando los gobiernos imponen impuestos a los costos de los libros, cuando las ferias no abarcan más allá de sus públicos meta, o no generan dinámicas para impactar en otros extractos de la población.

Cuando los creadores deben someterse a las líneas editoriales para poder ser publicado e incluso poner de su propia bolsa para poder ver plasmada su obra y que el lector la encuentre, y ya no digamos de las instituciones que son celosas de los contenidos de sus editoriales.

En fin, la feria del libro nos recuerda que hay expresiones bellas de la palabra que nos estimulan, ya sea los sentidos o la mente, también son un mundo de posibilidades de temas, uno acaba por conocer o enterarse de cuanto existe en el mundo editorial.

También una feria de libro permite el escuchar de voz de los autores acerca del génesis de su obra, e incluso de su trayectoria. Uno puede conocer un poco más de quien está detrás de aquellas líneas que nos hacen pensar, imaginar, ampliar nuestro conocimiento, y además divertirnos.

Es cierto que en estas ferias hemos de encontrar todo tipo de libro y contenidos, que su utilidad e impacto dependerá de cada lector porque lo que para alguien pueda ser un tema interesantísimo para otro puede ser de lo más aburrido o irrelevante. Y lo mismo pasa con las conferencias, presentaciones de libro y talleres que ahí tienen lugar.

También decía Galeano que la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que camine nunca la alcanzaré. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

Así se han vuelto las ferias del libro una utopía donde la palabra y el pensamiento se encuentran para impactar benéficamente en la sociedad, sin conflictos. Donde la lectura, el arte y el intercambio de ideas, es una constante para el diálogo, la tolerancia, donde todos pueden coexistir en armonía. Pero mientras eso ocurre, nos quedamos con la probadita que nos proveen este tipo de eventos donde el invitado especial es la lectura.

Aquí queda la reflexión querido lector, la feria de libro como utopía para avanzar en términos de incentivar a que existan nuevos creadores, a que los lectores puedan desarrollar mayor conocimiento y ampliar su sentido crítico. Un ideal que va avanzando como dice Galeano y que esperemos un día la podamos alcanzar.

Me despido con una frase de Eduardo Galeano que dice:

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.