GIRASOLES Y GIRALUNAS
(entre peros y paras, y para ti,
estos versos malversados, en modo avión)
…Otra vez tú
Con tus girasoles humanos
y con tus poros que se encienden
como chispas azules
cual purpurina estrecha
y que solo son apagados por tu propia voz
que como eco del boomerang danzante
vuelve a ti y a mí,
y otra vez tú
con tus héroes reales y de mentira profesional
Y otra vez yo
eclipsado y en la búsqueda
de giralunas
para servirte de algo,
al menos para alumbrarte algún camino,
porque las iluminadas como tú
no buscan, encuentran, un tropiezo de amante
nervioso
que pierde el paso
a pesar del bastón
nuevo y eterno
Y de nuevo tu voz
que congela y calienta
para que no pronuncies
nunca hasta ahora
lo que se dicen
todas las parejas de la historia
o del cine
o del teatro
o los escolares del barrio de menú y chupetes
Y luego y antes tú
frente a mí, y yo ya, resignado
y tiritas de emoción
soportándome,
con la paciencia de un coro de monjes,
Porque
No importa
la religión
pero para la paciencia
cualquier cosa podría ayudarte
en tiempos de sombrillas con frío
mientras me multiplico en varios
por ser la única forma de mantener;
Tu mirada sin parpadear,
cruzando los dedos y rezando
para que la distracción no te asalte
ni te tome
(Que te tome, pero cuando yo me vaya)
Y otra vez nosotros
enroscados y hechos una sola boca nocturna
que duerme poco
con el tiempo escaso
(Ya habrá tiempo para dormir)
Mientras tanto otra vez
Nosotros,
haciendo temblar al oxigeno
cuando entro en ti,
por casualidad y a propósito
con educación y oscuro
para ocultar la mirada
cerca a devorar
todo lo que yace bajo tu piel de piel sin tela
por supuesto
Con tus subtítulos en la frente
Y tu sonrisa de medio lado
Y tú sombrero de medio lado
Y tu cuerpo completo
Al que abraza todo mi ser,
para no quedarme atrás o al costado
Y entonces, la palabra entonces resucita,
con cierto sentido
y los relojes empiezan a perder el tiempo
y las almohadas botan a las cabezas intrusas
y de pronto por un segundo
nada nos importa…
por un segundo
Que lo venimos estirando años de años,
porque antes de mirarnos
por primera vez,
y no como Corín Tellado,
ya habíamos vivido todas las vidas,
todas
todas nuestras vidas
y todas las vidas gemelas
Contando la próxima.