Hacia un Estado Digital y… disculpen la insistencia, la importancia de la permanencia del INAI
El avance hacia un Estado Digital es un proceso transformador que redefine las dinámicas de gobernanza, interacción social y desarrollo económico en el mundo. México, inmerso en esta evolución global, enfrenta retos únicos y oportunidades cruciales para consolidarse como un referente en la protección de derechos digitales y en la implementación de políticas públicas que integren tecnología con sensibilidad social. Dentro de este marco, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) se presenta como un pilar fundamental para garantizar la confianza ciudadana y fomentar un desarrollo equilibrado y sustentable en la era digital.
La llegada de la Cuarta Transformación bajo el liderazgo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, a quién aprovecho para enviarle mi felicitación y mejores deseos con motivo de su reciente cumpleaños 71, marcó un parteaguas en la política nacional. Este periodo no solo buscó reconectar al gobierno con las necesidades ciudadanas, sino que también resaltó la importancia de adaptar las políticas públicas a un entorno en constante cambio tecnológico. López Obrador reconoció la capacidad transformadora de las redes sociales y del entorno digital para democratizar la información, aunque el alcance total de su entendimiento sobre las implicaciones del Estado Digital sigue siendo motivo de debate.
La conformación del Estado Digital no solo implica la adopción de tecnología en las funciones gubernamentales, sino también la construcción de un entorno en el que los derechos digitales sean garantizados de manera integral. En este sentido, México tiene el desafío de integrar las tecnologías emergentes con una visión humanista que priorice la dignidad, la privacidad y la libertad de expresión de sus ciudadanos.
México se encuentra en un momento histórico para definir su papel en el mundo digital, donde la tecnología, la información y la gobernanza convergen para modelar un nuevo tipo de Estado: el Estado Digital. En este contexto, la continuidad y fortalecimiento del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) se torna crucial, no solo para garantizar derechos fundamentales, sino también para asegurar que la transición digital sea inclusiva, ética y centrada en las personas.
La transformación impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, conocida como la Cuarta Transformación, trajo consigo una perspectiva renovada sobre el papel del gobierno en un entorno tecnológicamente dinámico. Ahora, bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, el reto de consolidar un modelo de Estado Digital exige una revisión de las instituciones que han sostenido la gobernanza en este ámbito, como el INAI, para enfrentar los retos de la era digital.
El paso del gobierno electrónico al gobierno digital representa una evolución natural en la gobernanza pública. Este modelo integra tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el Internet de todo, la appificación y el blockchain en la administración pública, redefiniendo la relación entre gobierno, ciudadanos y empresas. En este escenario, la gestión y gobernanza de los datos personales se convierten en elementos fundamentales para garantizar la seguridad, privacidad y derechos de las personas.
En México, la creación de una Agencia Digital Mexicana representa un esfuerzo para centralizar y potenciar estas capacidades, buscando eficiencia y una mayor conectividad entre las entidades gubernamentales. Sin embargo, la experiencia internacional demuestra que este tipo de iniciativas requieren una base sólida de confianza y regulación, elementos que el INAI ha construido a lo largo de su existencia, conviene señalar que, desde una perspectiva técnica de quien realiza el presente artículo, al día de hoy todavía no se identifica un modelo que pueda sustituir al INAI y la labor que realiza en materia de protección de datos personales, más allá de la tendencia que surgió con la Directiva 95/46/CE de la creación de este tipo de entidades, hoy en día se han posicionado como los principales habilitadores de infraestructura digital y sus derechos.
Sabedor de que Pepe Merino cuenta con la capacidad para dar grandes resultados, en estos momentos resulta importante evaluar lo sucedido en administraciones anteriores, en las cuales posiblemente la falta de inclusión en proyectos por parte del INAI, pudo haber sido un factor que limitó los resultados y que, hoy en día se cuenta con la oportunidad de transformar al INAI, a fin de consolidarlo como una Agencia de Inteligencia de Información Pública y Privada, manteniendo los dos ámbitos: acceso a la información y protección de datos, como parte de su mandato, a fin de mantener el equilibrio implícito entre lo público y lo privado, que evita confrontaciones entre agencias y secretarías y permite dotar de una manera eficiente y no burocrática, los criterios para el país.
A partir de dicho modelo, facilitar la conformación de proyectos macro en las diversas materias que requieren una atención especializada como en los casos de inteligencia artificial, neuroderechos, ciberseguridad, identidad digital fundacional, simplificación administrativa, voto electrónico, personas desaparecidas y derechos humanitarios, finanzas abiertas, banca abierta, fintech, mercados y servicios digitales, y demás proyectos que son consecuencia de lo que, tienden a la integración de un Estado Digital como parte de las políticas públicas nacionales e internacionales, así como las agencias creadas para tales efectos, para ello, podrían sumarse de manera estratégica para optimizar y magnificar resultados a la Agencia Digital Mexicana, así como a las diversas entidades que resultan de la reforma de simplificación administrativa, así como del cambio de estructura y reingeniería que resulte necesaria del INAI, como nueva dependencia, lo cual, evidentemente y de manera planificada, ayudará a generar más ingresos, reducir gastos a partir de la digitalización de procesos y, a establecer una mayor participación y gobernanza a partir de acciones de gobierno guiadas por datos, información e inteligencia, que en nada tendría que envidiar a la nueva agencia estadounidense DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental), sino que, inclusive podría servir de un puente ágil para las interacciones económicas digitales para Norteamérica.
El INAI desempeña un papel clave en dos frentes complementarios: el acceso a la información pública y la protección de datos personales. Estas funciones no solo fortalecen la transparencia y la rendición de cuentas, sino que también sientan las bases de los derechos digitales en un entorno donde los datos se han convertido en el recurso más valioso.
La relevancia del INAI en el ámbito internacional radica en su capacidad para garantizar que los datos personales sean tratados conforme a los principios de licitud, transparencia y seguridad. Esta labor no solo beneficia a los ciudadanos, sino que también crea un entorno de confianza para el desarrollo de plataformas digitales y servicios innovadores, como fintech, identidad digital fundacional y voto electrónico.
En este sentido, la eliminación o debilitamiento del INAI no solo pondría en riesgo la protección de los datos personales de los mexicanos, sino que también podría afectar la credibilidad de México en foros internacionales donde la gobernanza digital y los derechos de privacidad son temas prioritarios.
La experiencia de organismos internacionales como la Alianza Global de Inteligencia Artificial (GPAI) y los esfuerzos de la OCDE en la gobernanza digital ofrecen lecciones importantes para México. Estas iniciativas subrayan la importancia de una arquitectura organizacional robusta, financiamiento estable y una visión clara para maximizar el impacto en un entorno globalizado. Así mismo, brindan ejemplo y resultan testimonio de los esfuerzos internacionales de unificación que se cristalizaron a partir de la reunión plenaria que se llevó a cabo la semana pasada, que surgió como respuesta de parte de la OCDE y la GPAI de integrarlos esfuerzos mundiales en uno sólo, frente a los retos y amenazas que nos presenta la tecnología, particularmente la inteligencia artificial. Estos esfuerzos reflejan la necesidad de colaboración internacional para abordar los retos tecnológicos del siglo XXI.
La GPAI, creada en 2020 por Canadá y Francia, buscaba ser un referente en el diseño de políticas éticas para la IA. Sin embargo, enfrentó dificultades organizacionales y presupuestarias que limitaron su impacto inicial. En 2024, su fusión con los trabajos de la OCDE fortaleció su posición, proporcionando un marco más estable y eficiente. Este movimiento subraya la importancia de estructurar iniciativas globales con objetivos claros, financiamiento sostenible y roles definidos.
El reciente Pacto Digital Global, adoptado en la Cumbre del Futuro, destaca la necesidad de integrar esfuerzos nacionales en un marco global. México, con su experiencia en la operación del INAI, tiene la oportunidad de posicionarse como un líder en la protección de datos y la promoción de derechos digitales, colaborando con organismos internacionales para establecer estándares que beneficien tanto a su población como a la comunidad global.
Por otro lado, el GDC, adoptado como parte del Pacto del Futuro, marca un hito en la gobernanza digital global. Aunque enfrentó desacuerdos sobre derechos humanos y soberanía digital, logró consenso para establecer estándares en áreas críticas como el flujo transfronterizo de datos y la regulación tecnológica. Los próximos años serán clave para medir su impacto.
Ambos casos destacan la relevancia del multilateralismo, la inclusión progresiva y la coordinación para evitar esfuerzos duplicados. Estas experiencias ofrecen lecciones valiosas para diseñar políticas nacionales e internacionales que prioricen la ética, la inclusión y la efectividad en el uso de tecnologías emergentes.
En lugar de contemplar su desaparición, el INAI podría evolucionar hacia un modelo más integrado y estratégico. Proponer una transformación que lo convierta en una Agencia de Inteligencia de Información Pública y Privada permitiría consolidar su mandato dual, generando sinergias entre el acceso a la información pública y la protección de datos personales. Esto también podría optimizar recursos, reducir burocracia y garantizar que las políticas públicas estén respaldadas por datos e inteligencia.
Un INAI renovado tendría la capacidad de liderar proyectos clave en áreas como la inteligencia artificial, neuroderechos, ciberseguridad y simplificación administrativa, contribuyendo al desarrollo de un Estado Digital robusto y conectado. Además, podría trabajar en estrecha colaboración con la Agencia Digital Mexicana para evitar duplicidades y maximizar resultados, así como las demás instituciones involucradas con los proyectos referidos, a través de las dependencias que se definan, pero que tengan como elemento central una agencia de inteligencia de información pública y privada.
La consolidación del INAI como una entidad estratégica no solo tiene implicaciones en términos de derechos humanos y transparencia, sino también en el ámbito económico. Un entorno digital seguro y regulado fomenta la inversión, la innovación y el desarrollo de mercados digitales. Por ejemplo, la implementación de normativas claras en temas como banca abierta y fintech puede atraer capital extranjero y posicionar a México como un hub tecnológico en la región.
Además, un enfoque basado en datos e inteligencia puede optimizar procesos gubernamentales, reduciendo costos operativos y aumentando la eficiencia administrativa. Esto resulta particularmente relevante en un contexto donde los recursos públicos son limitados y las demandas ciudadanas continúan creciendo.
Frente a los debates actuales sobre la continuidad del INAI, es esencial recordar que su desaparición implicaría un retroceso significativo en los avances logrados en materia de transparencia y derechos digitales. Aunque pueden considerarse ajustes y modernizaciones en su estructura, cualquier cambio debe preservar sus funciones esenciales y garantizar su independencia.
El INAI no solo representa una herramienta para la ciudadanía, sino también un símbolo del compromiso de México con los principios democráticos y los derechos humanos. Su fortalecimiento, más que su eliminación, debe ser visto como una oportunidad para alinear al país con las mejores prácticas internacionales y preparar el camino hacia un futuro digital inclusivo y sostenible.
El avance hacia un Estado Digital requiere instituciones sólidas, flexibles y orientadas al futuro. En este camino, el INAI es un pilar indispensable para garantizar que los derechos de los mexicanos estén protegidos en un entorno digital cada vez más complejo. Su transformación y fortalecimiento deben ser una prioridad para asegurar que México no solo adopte la tecnología, sino que también lidere con un enfoque ético, inclusivo y centrado en las personas.
La permanencia del INAI es un llamado a la responsabilidad colectiva, un recordatorio de que el progreso tecnológico no debe ser a costa de los derechos fundamentales, sino en armonía con ellos. Al insistir en su importancia, no solo defendemos una institución, sino también un ideal: el de un México donde la transparencia, la privacidad y la dignidad sean la base de un futuro digital próspero y justo.
En ese sentido, ante las discusiones que se llevarán a cabo esta semana en torno al INAI, y, a pesar de que han surgido versiones que se mantendrá esta institución como un organismo sectorizado a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, se hace nuevamente un llamado a la Presidenta de la República, así como a los diversos actores políticos de que, con independencia de los ajustes que se estimen pertinentes en el marco de una nueva institución, se mantengan las atribuciones conferidas a esta institución bajo el régimen administrativo con el que se cuenta, puesto que se insiste, su eliminación podría resultar sumamente costoso para mexicanas y mexicanos, así como la pérdida de una herramienta que puede coadyuvar con el cambio del modelo de gestión, propuesta por el ex Presidente López Obrador y que, con nuevos bríos retoma la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum. Hasta la próxima.