Hazmerreír
Porque escribo el título antes de empezar,
y sospecho la burla presta a su iniciar.
Cuentan que mi padre inventó la selección natural,
miraba mis ojitos tristes y no soportó la crueldad,
me coronó con una nube negra especial para mi soledad
y me dejó vagar entre sus hijos para no fallar.
Me dijo después que me amaba tanto,
que esto también iba a pasar,–aguanta, hija nuestra,
pero antes, demuestra la femenina bondad de pensar.
Mi madre nunca lloraba, tenía otras hijas hermosas,
había que educarlas en el sublime arte de atacar.
El poeta, el maestro, el abogado, el juglar
coincidieron unánimes en su veredicto final,
A esta mujer daremos un don eterno y mortal:
sabrá con su llanto hacer reír y callar y otra vez
carcajear, así perpetuamente hasta su finar.
A cada intento de conversación habrá un estallar
de sandeces, desatinos, ternuras y vocativos,
ganas de llamar la atención y el cariño, –huíos.
Caminará sola, este designio ni un loco crío.
A quien encontrará a su paso dejará mudo, mudo.
No hay propósito de dejarle un antídoto, que sufra,
pues así alegrará al mundo. Cuando halle menguadas
las fuerzas del alma, se dará cuenta del fuerte cuerpo,
de las ansias gastadas, intentos de amar, amar, amar,
uno de los verbos no contemplados en su hado y versar.
Hazmerreír será su nombre y su destino. Hecho está.