Humanidad digital

Views: 277

Tal es la importancia del cerebro en la existencia de los seres vivos, que, eventualmente puede considerarse que las extremidades, sistemas orgánicos y sentidos responden a su voluntad, y, que la interpretación de la realidad, individual o colectiva, no es más que un estándar sincrónico generado por la interacción de dichos órganos que puede variar con los descubrimientos tecnológicos y las diversas posibilidades que surgen a partir de la experiencia de vida en los canales y dimensiones que permiten el desenvolvimiento de la personalidad humana.

Es así que, aun cuando el ser humano todavía se encuentra en un proceso exploratorio y de autodescubrimiento de sus propias capacidades, la prospectiva de la conectividad del nodo central de su experiencia con la realidad, como lo es el cerebro, provoca que ante la emulación digital de todo el entorno y su síntesis en el ciberespacio, alcance a cada una de las expresiones de lo humano, entre las cuales, se destaca en principio aquellos atributos físicos y fisiológicos que le distinguen y que en principio, permiten su identificación y medición, denominándose como datos biométricos, y que, como puede suponerse, representan un mayor impacto que el del desarrollo tecnológico a partir de su uso, ya que más bien, hacen referencia a una parte de la personalidad y un segmento de los propios atributos de la humanidad individualizada en cada ser.

Si bien, el ámbito mental podría representar la mayor parte de los atributos de la humanidad al hacer referencia al control central de cada persona, con la materialización en potencia de cada uno de los deseos y aspiraciones de las personas, considerando que cada parte del cuerpo forma parte del todo, y que, eventualmente cada uno de los órganos y extremidades guarda conexión con una función del cerebro, la personalidad también podrá ser observada a través de las características únicas que son medibles a través de los diversos segmentos del cuerpo humano ¿la protección de los datos relativos a dichas identificaciones y mediciones deberían guardar la misma importancia que los relativos a la propia personalidad e intenciones? ¿cuáles serían los riesgos derivados del mal uso de dicha información? ¿cuál es la finalidad principal que se tendrían de dichos datos en función de su vinculación con la definición de lo que es la humanidad? ¿hasta qué punto el concepto de humanidad dependen de la actividad cerebral y hasta qué punto de los datos que dependen en función de la actividad de otras partes del cuerpo? ¿el corazón, los sentimientos y las emociones, son mentales o habitan en un sistema paralelo al nervioso como lo es el denominado sistema límbico? ¿hasta qué punto el sistema límbico (emociones basadas figurativamente en la función del corazón) debe guardar coherencia y congruencia con lo que dicta la razón a través del funcionamiento del sistema nervioso (asociado con la actividad cerebral y de la operación de las funciones vitales de un ser vivo)? ¿la conexión entre mente y corazón puede tener alguna referencia con las creencias metafísicas del alma y el espíritu a partir de la energía que se genera en un organismo y que hace que cada ser sea una entidad única? ¿hasta qué punto las mediciones a partir de los datos personales pueden dar lugar a la aproximación de la esencia de los seres y en particular, para definir con claridad qué es lo que se puede considerar humano? ¿la humanidad digital podrá ser la vía por la cual, el ser humano pueda encontrar su verdadero origen y destino?

En esa inteligencia, se advierte que de manera general, parte de la descripción de lo que puede considerarse como humano y su representación digital, en principio podría asociarse al uso de datos biométricos y por ende, entre las medidas para su protección, en principio debería fijarse una directriz general en torno a la proporcionalidad de su uso y su experimentación cautelosa, ya que, si lo que se busca es identificar de manera única a una persona, tanto para ámbitos de su identidad fundacional (que, cómo ha quedado señalado en las diversas colaboraciones previa, no es tan sencilla una aproximación en torno a la misma en función de lo que los datos pueden decir en torno a una persona y que no únicamente le identifican), como para la gestión comercial de la identidad para transacciones de tipo económico, comercial y social (que eventualmente también podrían hacer uso de dicho datos, pero con mecanismos distintos); sin embargo, dada la posibilidad de explotación de dichos datos, se considera pertinente que existan directrices únicas en torno a su uso proporcional, a fin de evitar que los descubrimientos biométricos, se vean como alternativas innovadoras que no necesariamente requieren ser implementadas, y que, ante la implementación de cualquier tipo de biométricos, sean dinámicos o estáticos, exista una directriz gubernamental que oriente una praxis adecuada, lo cual, eventualmente también llegaría hacia la protección neuronal y límbica, que definen la unicidad de la conducta humana.

En consecuencia, la protección neuronal como parte de la protección de la humanidad implica el cuidado de los ámbitos físico – químico, y, nervioso – límbico que dan lugar a la verdadera esencia de cualquier ser humano y posiblemente de cualquier ser vivo, frente a la posibilidad de control derivada de la humanidad digital, debe ser un tema central de los desarrollos actuales y futuros de la tecnología, puesto que el control de la actividad cerebral de una persona puede darse de manera directa e indirecta; en el primer caso, a partir del control de los elementos físicos y químicos con los que el cerebro interactúa con la realidad observable y perceptible conforme los parámetros actuales, y, en el segundo caso, mediante el control de la imágenes y reglas que conforman la percepción de un entorno, como sucede actualmente con las plataformas que, con el uso de tecnologías inmersivas lógicas o virtuales, permiten sesgar la percepción y, a partir de ahí orientar y manipular la voluntad de las personas a través de la reinterpretación de los datos relativos a experiencias anteriores que permiten revelar patrones de conducta, gustos y preferencias.

Y es que aun así, controlando los medios físicos y químicos, nerviosos y límbicos de una persona, al desconocer con precisión si ello es suficiente como reflejo de la esencia del ser de una persona, se tendría que, eventualmente como en el caso de la película “The Matrix”, esto resultaría insuficiente para dominar la voluntad de una persona, sino que, como parte de esa esencia energética que se produce como consecuencia o, quizá como parte del flujo natural que alimenta los conceptos metafísicos del alma y espíritu que quizá, constituyan de manera fundamental la verdadera identidad única y fundacional de cada persona.

Razones por las cuales, hasta este momento y con los elementos tecnológicos que parecerían que el ser humano podría decodificar al amor a través de procesos virtuales, eventualmente existirían todavía razones para considerar que esto resultaría imposible, como parte de la defensa de la esencia humana que, si bien puede ser descifrada a través de lo digital, trasciende la realidad y sus procesos físicos y químicos, al paso que, aunque lo digital pueda eventualmente emular y controlar la actividad neuro emocional del cerebro, ello no podrá efectivamente dominar la verdadera esencia del ser a través de la energía resultante y que dota de vida cada existencia, lo cual, provoca que aunque se busque generar mecanismos de amor sintético, lo digital eventualmente pueda ser la llave para demostrar que el amor, siempre es producto de la energía esencial del ser humano (no sólo es química o física), que le define y a la vez, que le da coherencia con el universo, y que, a partir de las posibilidades cuánticas, abre un espectro del alcance de los ámbitos de la evolución de la naturaleza humana.

Hasta aquí esta serie de redondillas en datos en torno al amor, buscando que con esta visión alternativa, encontremos el pretexto para seguir creyendo, a pesar de la mecanicidad de la existencia humana y de los seres vivos, a la que eventualmente nos orillaría la tecnología. Hasta la próxima.