+Juan Ro no paga la quincena ni a sindicalizados; Krauze y la crítica a AMLO; FIL, antes y después de la pandemia
La frase:
La mayor llaga de México es la entrega de todo el poder a la persona del presidente.
DANIEL COSÍO VILLEGAS
NO PAGA JUAN SÁNCHEZ: En esta quincena, segunda de noviembre, el nefasto presidente municipal de Toluca, Juan Rodolfo Sánchez Gómez, no pagó los sueldos ni siquiera a los empleados sindicalizados.
Dirán algo los del Suteym o guadarán silencio por las canonjías que gozan? ¿Podrán controlar el descontento que sube como la inflación?
Una sugerencia: Si no tiene dinero para el pago de deudas, ¿Por qué no vende Juan Sánchez el Rancho San Miguel Cacalomacán? el tiempo se le acaba y el descontento crece.
Y Sí, LA PANDEMIA FIJÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS
La pandemia lo cambió todo. De mis amigos del restaurante Los Vitrales, uno de los dos que tiene en la planta baja el Hotel Hilton, ya no están. Si bien no murieron por la pandemia, tuvieron que buscar otros trabajos y aprovechar la indemnización que les dio la empresa.
El salón principal del restaurante fue redistribuido para los buffets, se cambió el lugar del pan y se modificó la cocina express, se dio mayor separación a las mesas.
A no dudarlo, tendrá que hablarse de un antes y un después de la pandemia para todo.
Por ejemplo, cambió la distribución en la sede de la FIL, sobre todo la de entrada, ahora hay que pasar entre lo que era la entrada principal y Desfilia, pasar varias aduanas, la primera del ahora, imprescindible gel en las manos, desde luego con la mascarilla de por medio, lo que dificulta la identificación de las personas y luego un baño de una especie de rocío matinal, aunque en realidad es ozono.
La Feria tiene una nueva distribución, más espacio para los visitantes, mejor colocación de los stands y flechas direccionales en el piso, para evitar aglomeraciones y atropellamientos, como sucedía antaño. Hay orden, lo que representa ganancia después de la pandemia. El panorama es espacioso y moderno.
Inclusive para la entrega de acreditaciones hubo orden, un lugar para entrada y otro para salida. La sala de prensa fue ampliada en cuanto al lugar de presentación de los invitados y hay menos espacio para quienes precisan de computadoras. En el restaurante solamente hay café y agua.
A la hora de comer Paco y yo fuimos a Karnes en su jugo Garibaldi, donde se conserva el sabor, la atención (30 segundos para servir), lo que incluye las famosas carnes en su jugo, plato grande y una buena ración de cecina seca, una verdadera delicia gourmet, así como frijoles refritos con elote, creación tapatía y la imprescindible jericaya con su sello bien quemadito de postre.
Fuimos de los primeros en llegar al Hilton el viernes por la tarde. Un poco después, por ahí de las 17:30 horas arribaron lo mismo la premiada Margo Glantz, quien fue esposa de Luis Mario Schneider y que bautizó a la Literatura de la onda, entre cuyos principales representantes figuran José Agustín y Gustavo Sainz. También mi buen amigo Sergio Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragua y quien tuvo a su cargo el discurso inaugural de la FIL.
HUGO CHÁVEZ Y AMLO EL MESIAS TROPICAL
En su más reciente libro, Crítica al poder presidencial, Enrique Krauze recuerda que en el año 2006, en un ensayó publicado en Letra Libres, caracterizó al presidente López Obrador como El mesías tropical, porque como defensor de los pobres perseguido por los ricos, se equiparaba entonces con Jesucristo, aunque lo sigue haciendo. Aclara el autor que si le puso Mesías, pero el tropical es añadido del propio AMLO.
Por cierto, eso lo escribió –bueno, si es que él escribe los libros que firma– en uno de ellos sobre Tabasco, al señalar el carácter apasionado de los políticos tabasqueños con la naturaleza del trópico en aquella zona del sureste.
Destaca muchas cosas, entre ellas que en el vocabulario de AMLO no existe la palabra ciudadano, sólo un ente colectivo llamado pueblo, por cierto el 47% de los ciudadanos que acudieron a las urnas, pero no votaron por él, no son pueblo.
Al igual que Hugo Chávez, AMLO provoca la polarización y el encono. Mientras aquel azuzaba al pueblo bolivariano contra los escuálidos y los pitiyanquis, López Obrador divide a los mexicanos entre el pueblo bueno que lo vitorea en cuanta plaza pública se para y los conservadores que se resisten, según él, al cambio verdadero.
AMLO se muestra creativo para acuñar epítetos para denigrar a sus adversarios, básicamente periodistas –ya le tocó inclusive a Carmen Aristegui, con designaciones como alcahuete, aprendiz de carterista, camaján, fifí, mafiosillo, quizá por eso Gabriel Zaid, dice Krauze lo llamó poeta del insulto.
En otra parte de su libro, Krause afirma: AMLO ha gobernado con una energía revolucionaria cuya fuente es aquel impulso mesiánico de salvar al país. Antes del estallido del Covid-19 me preguntaba si México había perdido un año. Ahora temo que pierda los cinco restantes.
Krauze afirma que el desprecio de López Obrador por la ecología es tan acentuado y cínico como el der Trump y Bolsonaro.
Algo que es significativo, lo enfatiza Krauze al decir que a comienzos del 2020, 53% de las personas consideraban que la corrupción había aumentado, a pesar de lo que presume el presidente. La percepción es engañosa. Por su propia naturaleza, la corrupción no puede combatirse desde dentro del gobierno sino desde fuera, mediante instituciones de transparencia y un aparato de justicia que persiga y sancione los delitos.
Durante 8 sexenios, Enrique Krauze ha hecho crítica a los presidentes y al poder que ostentan y reconoce que quien despertó esa vocación fue su maestro Daniel Cosio Villegas.
Asegura que no sabe cuánto durará la nueva presidencia imperial, no sabe cuándo lograremos consolidar una presidencia institucional, pero en todos los casos habrá que seguir diciendo, como lo hizo Daniel Cosío Villegas NO al poder, en particular al poder absoluto en manos del presidente en turno.