LA BIENQUERENCIA COMIENZA CON UNA SONRISA
La bienquerencia, ¿qué cosa es? Palabra poco conocida y escasamente usada en la vida cotidiana, por lo menos yo, hoy la inauguro con ustedes como argumento de mi columna.
Para Buda, la bienquerencia, es la sensación de cercanía con los demás, donde no existe dependencia hacia nadie.
La bienquerencia y la verdad son dos cosas de Dios. La verdad es el fin y la bienquerencia es el camino. La bienquerencia es la fuerza más potente que existe, es una de las mejores vías para el progreso de la humanidad, afirma Mahatma Gandhi.
Por otro lado, como diría Anthony Hopkins en Meet a Joe Black, la bienquerencia, Es flotar, es cantar con furia, bailar como posesos, que sean delirantemente felices o estén dispuestos a serlo, la bienquerencia es pasión, obsesión, es no poder vivir sin alguien, sin importar la relación que tengan, aplica sin duda y falla alguna, para todo tipo de relación humana y animal.
La bienquerencia, es la certeza absoluta de no querer cambiar nada de la otra persona, simplemente nada que quitar nada que agregar, que se quede como es, como la conocieron, como conectaron en su momento o hicieron ese famoso click, de cualquier índole, no necesariamente de dos vertebrados bípedos que se desean o cuadrúpedos que solo sacian su deseo animal.
Existen diferentes tipos de bienquerencias, tantas que no me alcanzarían las hojas para escribirlas. Por ejemplo:
La Bienquerencia física, el deseo de querer estar con la otra persona, a su lado, compartir cosas juntos, dialogar, conversar, jugar, es decir, la necesidad imponente de disfrutar de su grata y a veces ingrata compañía.
La bienquerencia pasional, que se da entre parejas, el buen sexo, la buena química de piel, donde ésta predomina y domina la situación, luego se calma, y más tarde o mañana vuelve de distinta manera, pero siempre bien, siempre de manera sana, sin ninguna intención de maldad consciente.
La bienquerencia emocional, nuestro niño, ingenuo, puro, que da sin pensar en el cambio, que cree todo lo que ve, y que ama ser víctima de la bienquerencia que tiene en el entorno directo que lo rodea, que será responsable de una adolescencia llevadera y un futuro cargado de autoestima sana, la suficiente para respetar, hacerse respetar y luchar por sus ideales de manera justa.
La bienquerencia mental, intelectual, la unión de las consciencias de las personas, la unión de las almas racionales que todos tenemos de una u otra manera, es decir la bienquerencia consciente, ver el desarrollo de la otra persona y sentir orgullo, sentirse bien, compartir sus fracasos, aplaudir sus éxitos y calmar sus más profundos y ocultos temores.
La bienquerencia divina que es la unión mágica, no buscada en este inefable mundo universal, es la fuerza interior que une a las personas, que las mantiene juntas y sobre todo felices, porque de nada sirve estar juntas si la felicidad estando juntas, no es parte de ellas.
La bienquerencia es una catarata de entusiasmo, la emoción en DO MAYOR, es arrebato, hacer las cosas a veces sin pensar, siguiendo lo que manda el famoso órgano crucial para estar vivo, llamado corazón.
La bienquerencia es un encuentro, entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, entre vecinos, entre compañeros de trabajo, entre parejas de enamorados, entre matrimonios, entre todos aquellos con quienes uno comparte momentos en la vida, todas aquellas almas existentes que nos tocan en algún momento, algunas perduran otras siguen sus caminos, no sin antes, habernos tocado con bienquerencias que nos marcan para siempre.
Como diría Édith Piaf en el estribillo de su canción La goualante du pauvre Jean que significa La canción del pobre Jean, En la vida no hay más que una moral, tanto si eres rico como si no tienes un duro, sin bienquerencia no se es nada de nada, y a la canción me sumo con lo siguiente: La famosa palabra BIENQUERENCIA, un sentimiento, sinónimo muy elegante de la conocida y muy usada palabra AMOR, es uno de los grandes alimentos de la felicidad, diría que el principal y por ese motivo les sugiero que siempre sean felices, como almas existentes que son, porque querer que nos quieran, eso no es amor, pero desear y decidir querer a alguien eso sí es amor y es abrirle la puerta a la felicidad a través de una sonrisa, porque como diría la Madre Teresa de Calcuta La revolución del amor, (la famosa bienquerencia), comienza con una sonrisa.