LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
En el crepúsculo de cada año, acostumbramos preparar un portafolio de buenos propósitos personales y buenos deseos para nuestros allegados. Frases de lugares comunes como: Feliz Año Nuevo; Te deseo buena salud y que la fortuna te acompañe; Larga vida y que se cumplan todos tus propósitos; El próximo año bajaré de peso; Cuidaré mi salud y haré ejercicio…;
Algunas más elaboradas como: Espero que este año que comienza cometas muchos primeros errores, porque eso querrá decir que estás viviendo, cambiándote a ti mismo y cambiando el mundo; En el nuevo año valora lo que tienes, supera lo que te duela y lucha por lo que quieras; Nunca eres demasiado viejo para proponerte otro objetivo y para soñar un nuevo sueño ¡Feliz Año Nuevo!
Y por supuesto, están aquellas frases de ingrediente político empezando por la que más he escuchado: Que se vaya YSQ; o la que deseamos la mayoría de los mexicanos preocupados por el deterioro de nuestra Patria: Que sigamos gozando de nuestras libertades en un México democrático, conviviendo en un Estado de Derecho, respetando nuestras instituciones democráticas y nuestro lema producto de la Revolución Mexicana: Sufragio Efectivo. No Reelección.
Quiero proponerles dos: Que sean más curiosos y que salgan a votar. La curiosidad es política: debemos alimentarla si esperamos cambiar el mundo.
Y es que hace ya más de tres siglos, fue que se acuñó en Inglaterra la frase original en inglés: Care Killed the cat. Cuya traducción literal al español sería: La preocupación mató al gato. Sin embargo, años después se cambió por: Care killed the cat por Curiosity kills a cat, seguramente al avance etimológico del idioma acompasado a la evolución social.
Estoy seguro de que tanto ustedes como yo, han usado frecuentemente dicha frase, pero ¿Cuál es su significado? Principalmente, el significado de esta expresión es que las preocupaciones, la ansiedad y el estrés pueden llevar consigo problemas físicos o mentales que se reflejarían a largo plazo. Sin embargo, ¿por qué se escogió a los gatos para representar esta metáfora? Pues, sin duda, porque los felinos destacan por su sigilo y cautela.
Y es que hemos aprendido mucho del reino animal, de ahí que buscaron hacer una analogía entre el gato y el peligro, en tanto que éstos suelen ser animales temerarios, atrevidos, aventureros, que se exponen al peligro en numerosas ocasiones. De hecho, hasta en los hogares destacan por esconderse en rincones, subirse a lugares elevados e incluso tirarse desde ellos. De ahí el otro refrán gatuno: tiene más vidas que un gato, o el otro, es como los gatos, siempre caen parados.
En consecuencia, resultó bastante acertado haber usado curiosidad en lugar de preocupación porque los gatos también destacan por la necesidad de querer saciar su curiosidad.
Los avances de la humanidad que nos llevaron a un Nuevo Orden Mundial a principios del siglo XX, coincidió con el surgimiento de una nueva versión de la famosa frase: La curiosidad mató al gato pero la satisfacción lo trajo de vuelta. ¿Qué significa este nuevo refrán? Significa que en ocasiones el riesgo está bien, incluso que hay que arriesgarse, aún si existen peligros porque la preocupación excesiva no es buena. En inglés sería: Curiosity killed a cat; but satisfaction brought it back.
Para nadie es ajeno que en estos tiempos vivimos el amanecer de un Nuevo Orden Mundial, derivado de la Pandemia, la Globalización y los avances de un bicho raro y letal llamado Populismo. Son tiempos de incertidumbre
Cada día que pasa recibimos un mayor volumen de información, pero cada vez nos cuesta más entender nuestro entorno. La nueva ignorancia no se basa en la ausencia de información, sino la dificultad de interpretarla y entender cómo nos afecta. Seamos más curiosos cada día.
Grandes personajes como Leonardo Da Vinci y Albert Einstein pasaron a la historia gracias a su creciente curiosidad y a su pasión por el aprendizaje. Einstein escribió: Es, en efecto, un milagro que los métodos modernos de enseñanza no hayan estrangulado por completo la santa curiosidad de la indagación.
Sin embargo, no deberíamos dar este milagro por sentado. No deberíamos confiar en su resistencia y seguir con nuestra vida como si nada. En lugar de eso, debemos hacer todo lo posible por reencender las chispas de la curiosidad, por reencender nuestra pasión por el aprendizaje. La pregunta, claro está, es cómo hacer eso. ¿Cómo volvemos a nuestro estado natural de curiosidad si lo hemos dejado atrás?
A pesar de que la curiosidad mató al gato, ¿cómo podemos nosotros no matar la curiosidad?
Somos curiosos por naturaleza, del mundo a nuestro alrededor y en nuestro interior. Pero conforme envejecemos, este instinto a veces se ve reprimido; a veces, por educadores con buenas intenciones, como padres o maestros.
Tal Ben-Shahar, es un profesor y escritor estadounidense e israelí especializado en las áreas de la psicología positiva y liderazgo. Es el creador del Modelo SPIRE para el bienestar integral experimentando la felicidad; en próximas entregas les platicaré de ese modelo, por lo pronto, quiero aprovechar lo que el experto en felicidad nos ilustra sobre la importancia de la curiosidad.
Nos ilustra sobre la espiral de la reflacción, que consiste en unir los dos elementos del bienestar intelectual: una mente curiosa y una apertura a la experiencia. El primer paso para reencender el amor por el aprendizaje tiene que ver con la fe. Fe en la existencia de una curiosidad innata e invencible.
El segundo, surge de la experiencia ya que siendo la curiosidad una actitud hacia la vida, podemos cambiarla a través de nuestro comportamiento: al observarnos actuando con curiosidad, podemos volvernos más curiosos.
Para concluir, regresaré a las enseñanzas del reino animal. El gato comparte el 90% de su ADN con el humano, es nuestra consciencia más individual, libre, coherente con nuestras necesidades, despiertos y silenciosos, siempre listos para arriesgar, atacan antes de ser atacados, poseen un sistema sofisticado de defensa que le permite asumir riesgos sin perder vidas. Ése que hemos olvidado.
Nuestro comportamiento de perro anula nuestra mente de gato. ¿Saben esa sensación de saber algo, pero esperas a que alguien te lo diga para confirmar tu certeza? Buscamos en nuestra actitud sumisa perruna la reafirmación externa de lo que nuestro inteligente instinto gatuno nos dice. Los perros son los ansiosos elegidos, mientras que los gatos son los libres electores. ¿Eliges o eres elegido? ¿Actitud de gato o de perro?
Acorde a los tiempos, el famoso refrán debiera actualizarse y decir: La curiosidad salvó al gato.