LA MEMORIA DE LOS DÍAS PASADOS
La memoria de los días pasados nos permite construir los días venideros.
“Lo que ya paso, ¡ya paso!” dicen algunos, aunque yo difiero un poco en el sentido amplio de esta expresión ya que, lo que ya paso cómo sea que se haya presentado genero una experiencia de vida, para bien en el mejor de los casos, aunque debo decir que, sino fue para bien tampoco para mal, ya que todo aquello que causa experiencia, genera aprendizaje.
No refugiándonos en el pensamiento positivista sino más bien en la fe, de donde se desprende la esperanza, sabernos con la posibilidad de seguir intentando cuando no se alcanza lo buscado, de la posibilidad de cambiar el rumbo inicial o inclusive el propósito del viaje.
Probablemente este día lloré, pero mañana reiré y las cosas serán mejores, caminamos ciertos de nuestras limitaciones de facto, pero el camino recorrido ya es camino conocido y es probable que físicamente no sea tan fuerte o agraciado como otros, pero eso no es una condición de vida, simplemente es una situación por manejar.
Ciertamente lo nuevo, no tiene porque tener referencia de lo viejo, es por esto, que cada día debe llevar consigo sus propios dilemas y afanes, pero la experiencia global de mi vida es exactamente lo que aporta certeza a mi camino.
Hablamos claro de nuestra propia historia, ya que son las experiencias que en el camino hemos acumulado, las que nos dan la autoridad necesaria para continuar construyendo camino y en pos de una meta deseada.
“La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede.” Aldous Leonard Luxley.
“Una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo.” Thomas Alva Edison.
Permítanme contarles una pequeña historia:
Se cuenta que el nuevo presidente de un banco le preguntó al antiguo el secreto del éxito, éste replicó: ─Tomar buenas decisiones. ─ ─Sí, ¿pero cómo se toman? ─ pregunto el primero, el otro respondió: ─Con la experiencia. ─ Perplejo, el nuevo presidente insistió: ─ ¿Y Cómo se consigue la experiencia? ─ A lo que el otro respondió: ─Por medio de las malas decisiones. ─
La experiencia, es la memoria de tu vida, todo aquello que has vivido forja tu camino y te permite caminar con esperanza de encontrar días de bien en lo sucesivo.
Demos a cada día su propio afán eso enseña Jesucristo. No hay que agobiarse con lo que suceda mañana o en un futuro próximo, pues ya es bastante con afrontar las dificultades de cada día.
Levantémonos cada mañana con el deseo de ver con nuevos ojos los sucesos de nuestra vida, con el deseo de ver días mejores y nuevas oportunidades.