La meta de Meta
Aunque propiamente sería mejor referirme a Facebook en cuanto hace al modelo de marketing, creo que es importante empezar a vincular la transformación que pretende esta plataforma, con signos distintivos diversos a Google, que, en el marco de la prospectiva tecnológica le apuesta a la inteligencia artificial para continuar con su modelo de privacidad, la transformación de Facebook le apuesta al Metaverso, idea que, aunque ha sido criticada frecuentemente al punto de descartarla como un escenario factible, de concretarse estaría dando una nueva dimensión “literalmente” al concepto de internet y ciberespacio, al grado de transitar de la www al metaverso, con lo que no únicamente estaría tomando ventaja en las puertas de internet de las que hemos hablado dentro de los presupuestos para la existencia de un ciberentorno y su uso prospectivo para la generación de una economía digital, sino que estaría brindando un nuevo contexto y significado a la conexión a internet, a partir de la incorporación de las tecnologías inmersivas, con lo que estarían confluyendo gran parte, si no es que la totalidad de las tecnologías emergentes, en la configuración de una nueva realidad tecnodigital que combina la realidad aumentada con la realidad virtual y la interacción con el entorno físico, con el uso continuo del internet de todo y el transhumanismo con la vinculación hombre máquina; la gestión automatizada a partir de la inteligencia artificial y las predicciones generadas a partir de un big data dinámico; las estructuras de blockchain rigiendo y cohesionando las relaciones sociales; y, la conectividad ubicua, con velocidades incrementales de manera exponencial con un equilibrio generado a través de la potencia de la computación cuántica, que, eventualmente puede brindarle una mayor naturalidad y definición a la transición entre el metaverso y los entornos físicos.
Sin embargo, como los detractores de la idea señalan, que al tratarse de un proyecto tan ambicioso, Meta puede reducirse a la nada si no logra cohesionar dichos espacios y hacerlos rentable en un nuevo modelo económico.
No obstante la viabilidad o no del futuro de dicha empresa, lo que ha generado Facebook hasta este momento ha trascendido a la historia contemporánea no sólo por la fuerza que ha tomado el corporativo que hoy responde al nombre de Meta, sino que, hablar de marketing digital, es, principalmente hablar de la historia de las plataformas digitales de las cuales, principalmente cobran relevancia aquéllas cuyo modelo de negocio y sustentabilidad ha estado basado en publicidad, y, en ese escenario se encuentran dos actores preponderantes, como son Google y Facebook, seguidos de Twitter y cautelosos de lo que puede significar Tiktok; dejando de lado las plataformas de comercio electrónico que también se encuentran en un proceso de transformación en función del poder y relevancia que han adquirido dentro de este concepto de plataformas digitales, entre las cuales, cerraremos con los unicornios y empresas Fintech que vienen empujando hacia la digitalización, y con ello, para transformar la denominada economía digital en la economía del tecno-ciberespacio.
La idea surgió como parte de la interacción social dentro de la Universidad de Harvard por su entonces estudiante Mark Zuckerberg, que, a partir de la fugaz Facemash en 2003, lo que era una especie de rankeo de las personas mejor parecidas que en menos de 24 horas logró alrededor de medio millar de visitas, lo cual, empezó también a detonar las características del hoy ya conocido fenómeno de la viralidad puesto que a los dos días de lanzada fue cerrada con 22000 visualizaciones.
Sin embargo, no fue sino hasta el 4 de febrero de 2004 cuando vio la luz “The Facebook”, lanzada por Mark Zuckerberg conjuntamente con Eduard Saverin, Dustin Moskovitz y Chris Hughes, que originalmente surgió únicamente para alumnos de Harvard a fin de generar conexiones entre ellos y compartir información personal, contando con el 50% de la matrícula inscrita dentro de la red social al mes e incorporando alumnado de otras universidades como Yale, Columbia y Standford, con lo que al final de 2004 dicha red social estuvo abierta para casi todas las universidades de Estados Unidos y Canadá.
A partir de 2005 la red social, ya configurada como tal derivado de la dedicación a ello por parte de su fundador y gracias a la inversión y apoyo de otras plataformas digitales, empezó a generar una base de usuarios relevante, empieza a expandirse por diversos países para público escolar y un año más tarde se abre para todo el mundo, permitiendo usuarios a partir de los 13 años de edad, con la que empieza a adquirir fuerza como espacio digital y empieza a definir la tendencia de las plataformas como habilitadores de la libertad de expresión en el ciberespacio.
Decir que Facebook tenía como finalidad la monetización a partir de adsword sería no identificar el panorama y visión conformado a partir de su invención, y, si bien se convirtió en el principal potencializador de su valor, ello fue porque desde el inicio (una vez madurada la idea respecto de una simple agenda de contactos conectada), puesto que, a partir de dicha red social se empezaron a insertar atributos propios del ciberespacio a fin de que las y los usuarios pasaran mayor tiempo dentro de la red social al realizar actividades que comúnmente realizarían en otras plataformas digitales, es decir, buscó concentrar la mayor cantidad de funciones en el ciberespacio a fin de que los usuarios tuvieran todo en uno en su plataforma, con excepción de la búsqueda de información indexada, que no formó parte de los criterios de la plataforma, sino que se convirtió en una burbuja explícita de cibernautas (precisando que, no puede negarse que diversas plataformas no constituyan o no tiendan a constituir burbujas dentro del ciberespacio, no obstante que al formar parte de entornos diversificados brindan la percepción de libertad, por ello, podemos ver que la labor que realizan las plataformas digitales conforme a su actividad, generan burbujas dentro de burbujas de las cuales los usuarios no son plenamente conscientes).
Es así que, a partir del año 2009 Facebook realiza su más grande acción al día de hoy, como lo es la incorporación y aprovechamiento del botón “me gusta”, que, ha generado tantas reacciones desde su concepción y que, tan revelador para la privacidad de los usuarios se ha constituido, puesto que, en función de dicha actividad diversos estudios señalan que los rastros que las y los usuarios dejan en Facebook a través de dicho registro, permite conocer la personalidad de sus titulares de una manera bastante fidedigna, al punto que los resultados de la evaluación de la personalidad pueden ser mucho más certeros que pruebas psicológicas probadas, con lo que, al conocer los gustos e intereses de la población usuaria, dichas perspectivas adquirieron un valor notable sobre otras plataformas con lo que el precio de dicha compañía se elevó exponencialmente ante la prospectiva de uso comercial de dicha información basada en la efectividad de sus resultados (mismos que se presumen sesgados adrede por parte de la compañía ante la contratación de campañas específicas). Mención aparte tendrán las cookies en el marco del marketing digital, que hoy en día se volvieron el mecanismo para aprovechar de manera distribuida los resultados del rastreo de dichas plataformas.
Referencia que, en un principio nos ayudará a abordar el modelo de Facebook ads y su prospectiva a través de otras plataformas en la siguiente entrega. Hasta la próxima.