La victoria
Una escalera de fría alfombra, mármol
es la venganza, plato tibio del rezago;
pagados los precios y los estragos
de aquella batalla inútil apenas librada.
Cansancio en mi antigua fe erguida
ni el exilio detiene los clamores felices
de espectadores inexistentes y calmos.
La mejor espuma cubre mis glorias;
la rabia en la boca de mis enemigos.
Nada dura lo que debería,
ya no tengo miedo de las acometidas.
El triste momento de la caída
se borra temporalmente y en su lugar
florece el olivo en las sienes,
la vista desde una mejor perspectiva
el sueño plácido y gratuito.
La esperanza vuelve al primer silbido,
la alegría germina en franca sonrisa
y mis pasos adquieren un nuevo rumbo.
Por momentos, dudo del triunfo,
pero un cálida certeza de lo concluído
me invade todas las mañanas
La victoria está conmigo.