Las Age-friendly Cities una oportunidad de desarrollo para los adultos mayores

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Cotidianamente los adultos mayores enfrentan problemáticas que vulneran sus derechos humanos, entre éstas tienen que ver con la salud, la pobreza, el desempleo, la baja cobertura en pensiones y en protección social; a las que se agrega la discriminación, el maltrato, la exclusión social y en muchos casos el abandono.

Ahora bien, la importancia de abordar el tema tiene que ver con la imperante necesidad de concienciar a la población sobre la problemática que se enfrenta hoy y que para 2050 se prevee que se agrave aún más, esto porque de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (Conapo) para esa fecha 32.4 millones de mexicanos serán personas mayores, es decir, 21.5% de la población total. De tal modo que si no se toman acciones en algunos años tendremos un país con población envejecida, enferma y con mayor pobreza.

En este sentido, es importante que a nivel nacional, estatal y municipal sumemos nuestros esfuerzos para integrarnos al proyecto que encabeza la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que cuenta con el apoyo de diversos organismos públicos y privados internacionales, se trata de un proyecto concebido en junio de 2005 en la sesión inaugural del XVIII Congreso Mundial sobre Gerontología en Río de Janeiro, Brasil: las Age-friendly Cities o Ciudades globales amigables.

La trascendencia de este proyecto se basa en promover el envejecimiento activo, lo cual favorece la salud, la participación y la seguridad en la vida de los adultos mayores, a partir de que las ciudades se comprometan a ser más amigables con la edad, con el fin de aprovechar el potencial que representan las personas de edad para la humanidad, esto es, el proyecto tiene como fin incentivar el envejecimiento activo por medio de la optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen.

Ahora bien, en términos prácticos una ciudad amigable con la edad adapta sus estructuras y servicios para que sean accesibles e incluyan a las personas mayores con diversas necesidades y capacidades.  De tal modo que organismos participantes con la OMS realizaron una guía en la que se orienta a las ciudades para mejorar los espacios al aire libre y los edificios, el transporte, la vivienda, la participación social, el respeto y la inclusión, la participación cívica y el empleo, la comunicación e información, así como los servicios de apoyo comunitario y de salud.

La OMS, advierte en este sentido que los edificios y las calles libres de barreras mejoran la movilidad e independencia de personas con discapacidad, sean mayores de edad o no. Un entorno de barrios seguros permitirá a las personas mayores salir al exterior con confianza para participar activamente en actividades de recreación física y social. Las familias soportan menos presión cuando sus integrantes de mayor edad cuentan con el apoyo comunitario y los servicios de salud que necesitan. La comunidad entera se beneficia por la participación de las personas mayores en el trabajo voluntario o remunerado. Por último, la economía local se favorece por el patrocinio de los adultos mayores como consumidores. La palabra determinante en entornos urbanos físicos y sociales amigables con los mayores es facilitación.