MARIA, MI MADRE

Views: 825

Soy una semilla del tiempo

germinando en la tierra,

me brotaron flores de las 

manos que regabas con 

agua de ternura.

Moldeabas mi cuerpo sobre

agrestes montañas y me 

diste alas a la luz de la luna.

El tiempo y tú caminaron

conmigo, me llenaste de 

sueños, de risas, de cantos.

Tus cuentos eran de caminos

y distancias y segura estoy 

ahora, que fueron grandes

enseñanzas.

El tiempo, mi aliado de vida, fue

mi compañero cuando un buen

día, soltaste mi mano y todas 

las mañanas caminé a la escuela,

donde tu dijiste que letras 

hermosas yo aprendería.

Y llegaba a casa con cuaderno y

lápiz y tu continuabas con mi 

aprendízaje.

Pero el tiempo pasa, vuela y se

esconde y un día te  despiertas y

la tibia casa se queda vacía, de 

los sueños, los cantos, la risa, de

las bellas manos que fueron 

moldeando a una niña fuerte, que

también lloraba y sin ti, sufría.

Ha pasado el tiempo, mi amigo, mi

aliado, pero hoy a él le tengo un

reclamo porque se hizo corto, ciego,

inhumano, porque ella se fue y no 

me enseñaron, que su tiempo 

conmigo había terminado.

Gracias mami, por darme tu tiempo,

por tus enseñanzas,

por tus cantos, tus cuentos y por 

tus abrazos que muchas veces 

sanaron mi alma.

Por mi rebeldía ante las injusticias y

toda la fuerza que diste a mi vida.

Gracias Mami.

A MÍ MADRE

Aún recuerdo vagamente 

como un revolotear de mariposas

por mis sienes

tus manos que calmaban

mis miedos infantiles y tu voz

que me arrullaba suavemente.

Aún recuerdo el aroma de tu pelo

que ondulante llegaba a tu cintura,

tú eras el Ángel de mis sueños

que cada noche me mecía en la cuna.

No he podido olvidar aquellos cuentos,

que entretejías con chispas de ternura,

ni las tardes soleadas en el huerto

salpicadas con góticas de frescura.

De repente, crecí, los años pasan,

dejé todo aquello que yo amaba,

conocí lo duro que es la vida 

sin tener un ángel guardián que me

cuidara.

Conocí el dolor, las decepciones,

también el amor, rara fortuna,

y buscando en los recuerdos las razones

Un día como tú, mecía una cuna.

Laura