Martes con M de Mito: Las tarjetas de crédito son malas
¿Cuántas veces he oído decir esa y otras frases para referirse a las tarjetas de crédito? Pareciera que hablan de cosas de espanto o cosas peores. Sin embrago, sabiéndolas utilizarlas pueden ser las mejores aliadas en el tema de finanzas personales.
Ya saben que me gusta empezar con el origen de la palabra. La palabra crédito viene de creer, credibilidad. Cuando la gente dice: No doy crédito a lo que veo, es que no cree lo que ve, aunque lo esté viendo. ¿Y los créditos del cine? Bueno esa es otra historia.
El banco, otorga, en este caso la tarjeta de crédito a una persona porque cree que le va a pagar. Pero si esta persona es nueva para el banco, el banco va a decir: yo no te conozco, ¿quieres que te preste dinero? está bien, pero como no te conozco te prestaré poquito, si me lo pagas, entonces creeré que sabes manejar tus finanzas y te prestaré cantidades mayores.
Por eso es importante ir haciendo el historial crediticio, para que el banco nos vaya conociendo y entonces diga Claro, me acuerdo de ti, eres pagador y puedo confiar en que me vas a pagar esta cantidad mayor.
Si a usted le pidieran prestado dos personas y a una la conoce y a la otra no ¿a cuál le otorgaría su credibilidad? Pues lo mismo ocurre con el Banco.
Ahora bien, aquí viene lo bueno, el dinero que usted reciba del Banco, no debe tomarlo como dinero extra, ese dinero no le pertenece, le pertenece a la institución bancaria. Lo que usted debe hacer con ese dinero es usarlo en sustitución al que le ingresa. Es decir: Si mi crédito es de 10 pesos, debo tomarlo como si fueran 10 pesos de mi bolsa, no adicionales. Entonces yo pago con la tarjeta de crédito lo que tenga que pagar, compro lo que tenga que comprar y cuando llegue mi estado de cuenta a fin de mes, estaré preparado para pagar de mi bolsa los 10 pesos. Así todo se ira a crédito revolvente. Y no generará intereses que luego son los que le terminan haciendo mala fama a las pobres tarjetas.
Ahora también es importante el tema de la seguridad. Recuerde que siempre he dicho que con lo único que debe salir a la calle es con su tarjeta de crédito. ¿Por qué? Porque, Dios no lo quiera, si se la roban y hacen mal uso de ella, ese dinero no es de usted, no le pertenece, a quien le están robando es al banco y hoy en día, el Banco ha invertido suficiente en seguridad, sobre todo cibernética, para protegerse. Contando además de que, gracias a esos avances, usted puede fácilmente apagar esa tarjeta y convertirla en puro plástico.
Contrario a que, si le roban su tarjeta de débito o su dinero en físico, ahí sí no habrá mucho que se pueda hacer. Sobre todo, en lo referente al dinero en físico, ese desaparece y nadie se hará responsable de ello, créame, aunque agarren a los bandidos y los refundan en la cárcel, nadie, nadie le devolverá lo robado. Y cosa similar ocurrirá con su tarjeta de débito, quizá logre desactivarla, pero siempre estará el pendiente de que ese sí es su dinero, ¿y sabe qué? desafortunadamente el Banco no se preocupará mucho por ello. Claro que le brindará ayuda, pero ese sí es su dinero y si los maleantes pudieron alcanzar a tomar algo, ese dinero de lo por perdido.
Por eso mi recomendación: Cargue siempre y pague todo con la tarjeta de crédito. La tarjeta de débito guárdela en un lugar seguro en su casa. Y cuando llegue el estado de cuenta de su tarjeta de crédito, páguela directamente desde la aplicación de su teléfono celular (hoy todos los bancos tienen su aplicación móvil). En cuestión de segundos, y en la seguridad de su hogar, queda realizada la transferencia de su tarjeta de débito a su tarjeta de crédito. De esa manera, aumenta su credibilidad con el Banco, no genera intereses, nunca toca nadie el dinero, le generan puntos para que después los cambie por beneficios exclusivos y si se le olvida o se la roban, no importa, porque ese dinero no es de usted.